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martes, 12 de enero de 2016

Oso vs. Bär: Madrid y Berlín como ciudades ciclistas

Escrito por La Pájara

Hace ya un año estuve visitando a una amiga en Berlín. Al volver escribí unas notas que creo que pueden resultar interesantes. Ahí van:

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Era la primera vez que viajaba a Alemania y tenía muchas ganas de conocer esa ciudad. Me gustó mucho y los cuatro días que estuve se me hicieron muy cortos... Pero esto no es el relato de un viaje. Es una reflexión sobre temas relacionados con la movilidad ciclista, a los que los asiduos a este blog les damos muchas vueltas, a veces sin ponernos de acuerdo.

En Berlín vi por primera vez una ciudad en la que los ciclistas no son bichos raros. Hay ciclistas en casi todas las calles, a todas horas. Bicis aparcadas por todas partes. Y una infraestructura viaria pensada para la bici que se extiende por toda la ciudad. Además es plana de verdad, las únicas cuestas que te puedes encontrar son las artificiales de los puentes y así. Me hizo un tiempo espléndido, en pleno marzo, pero está claro que allí la gente no se arredra si tiene que pedalear bajo la lluvia o con frío intenso. Nunca había visto nada parecido. Pero bueno, viajo bastante poco, así que tampoco quiero que parezca que me considero un experto por pasar un fin de semana largo en Alemania.

En Madrid no se ven tantos ciclistas, ni se ven en todos los barrios. La infraestructura específicamente ciclista es en general escasa, fragmentaria y no está pensada para desplazarse (en Berlín los carriles bici llegan hasta el aeropuerto). Madrid, a pesar de estar en pleno centro de la Meseta, no es precisamente plana. En cuanto al clima sí que lo tenemos más fácil, eso seguro, aunque no parece que la gente se anime más por ello. Y sin embargo...


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Tiergarten. Desde la Columna de la Victoria se puede apreciar un carril segregado entre la línea de aparcamiento y la acera.


La principal diferencia que he notado es la actitud ante la bicicleta. En Berlín la bicicleta no es algo ajeno a la vida cotidiana de mucha gente, aunque estoy seguro de que hay muchísimas personas que no la usan jamás. Eso hace que su uso esté normalizado tanto entre el tráfico... como entre los peatones. Luego hablaré de esto. En Madrid, aunque nos hemos ido sumando gente los últimos años, seguimos siendo pocos.

Circulando por dos ciudades


Bueno, vamos a meternos en harina. En Madrid las bicicletas en principio deben circular por la calzada, por el centro del carril. A veces hay tramos de carril-bici o acera-bici, muchas veces conservados deficientemente y cuyo diseño casi nunca está pensado para incorporarse de o hacia el tráfico. El desarrollo de esta red fragmentaria parece que se ha detenido en favor de la señalización de ciclocarriles limitados a 30 km/h, mucho más baratos de implementar, ya que en principio cualquier calle puede convertirse en ciclocarril de un día para otro. Circular por las aceras no está permitido. Por el carril-bus tampoco.

No puedo hablar de cómo sea la normativa en Berlín, pero sí de cómo se circula allí. Es muy habitual que haya un carril bici en calzada pegado a la derecha de la vía. Son carriles unidireccionales, no demasiado anchos, y generalmente de sentido único. En muchos cruces los giros de estos carriles están marcados con pintura roja y señalizados para guiar al ciclista, en los pasos de cebra y con fases semafóricas específicas. En algunas vías, estos carriles continúan por la acera. En general es muy sencillo seguirlos ya que están pintados o marcados claramente, lo que le da al ciclista la sensación de ir por una vía única. Cuando existe carril-bus, este es muy ancho y parece que su uso se permite a los ciclistas, al menos en ciertas horas y días (no sé alemán, así que puede que mi interpretación de las señales sea un tanto aventurada). En las calles del centro, con bastante tráfico, los ciclistas iban sorteando los autobuses por la izquierda, compartiendo carril con estos.

Comparando ambas formas de circular en mis propias carnes, creo que allí es más incómodo que aquí. Como en toda gran ciudad, hay bastante tráfico, aunque en general no es tan rápido como en Madrid. En las calles con más de un carril, los coches no cambian al de al lado para adelantar a las bicis porque el lugar de estas es la derecha, haya o no carril-bici. Así que los coches pasan rozando al ciclista constantemente sin aminorar. No he visto ni una sola bici cambiando a un carril más a la izquierda para nada; para mí la sensación es la de estar encerrado en un margen de la vía




Este tramo tenía bastante tráfico. Se puede ver a la bici pegada a la derecha del carril. 

 No se qué pasaría si trato de circular allí como lo hago habitualmente aquí, aunque tengo que decir que no he visto ni un sólo conflicto entre vehículos. Ni entre bicis y peatones. Y esto es importante. Porque no se cómo estará allí la normativa sobre circular o no por la acera, pero desde luego por la acera circulan muchísimas bicis. No en las aceras-bici, me refiero a la acera pura y dura. En ocasiones atestadas de gente. Las bicis despacito. Los viandantes cediendo su espacio sin aparente problema. Por decirlo a lo bestia, la sensación es que las bicis allí circulan por donde les sale de los piñones. Y nadie se molesta.

En Madrid estamos haciendo otra cosa: la bicicleta comparte espacio con el resto de los vehículos, dejando las áreas peatonales solo para los caminantes. El objetivo ideal sería que cada vez haya menos desplazamientos en coche, o al menos que haya una cantidad suficiente de ciclistas que haga que el tráfico sea más lento y cuidadoso (como pasa en Berlín).

Esta pretensión es desde luego... pretenciosa. Pero no porque no sea posible que la bici comparta el espacio con los automóviles; muchos lo hacemos todos los días y tenemos bien comprobado que no es más peligroso que ir en coche. El problema es que la bici es diferente al coche. Bajarse de la bici y convertirse en peatón es sencillísimo. Pero ir un poco más allá y circular pasando de la calle a la acera, saltarse señales, hacer cedas en los stops, "pasar" de algunos semáforos, hacer slalom en una zona peatonal... Y así todas las infracciones que se nos ocurran, no son cosas que se hagan simplemente porque Madrid se ha llenado de cicleatones insensatos que pasan de todo y no están dispuestos a respetar las normas como hacemos los ciclistas urbanos responsables. Son cosas que se hacen porque se pueden hacer con relativa seguridad. Y cuando eso es asumido por gran parte de la sociedad, como en Berlín, coloca a la bici en una posición mucho más libre. A mi desde luego me molestaban mucho las bicis por la acera; mi amiga acabó descubriendo que, casi todo el tiempo, era más cómodo ir por la calzada. Pero cuando la cosa se ponía fea, no pasaba nada si se pasaba a la acera.

La paranoia del robo

En Berlín puedes dejar la bici en cualquier parte: aparcabicis (hay en muchos alcorques en los barrios), aparcamientos en las estaciones de tren, señales, árboles, cualquier valla, en los sitios que proporcionan los locales, en los patios de las casas, o sin candar a ningún sitio, simplemente con la cadena pasada a través del cuadro y una rueda... Casi todas las que he visto sólo tenían un candado. Más cadenas que candados en U. Y a veces puestas de cualquier manera. Desde luego, algunas era muy fácil llevárselas. Y supongo que se roban bastante. La mayor parte de las bicis son urbanas bastante usadas. Se ven pocas bicis de montaña, pocas bicis nuevas. He visto bicis aparcadas tres días en el mismo sitio.

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La única bici atada que vi en estas condiciones. Claramente llevaba allí mucho tiempo. 

Yo en Madrid pongo una U, un antirrobo plegable y un cable de hierro trenzado para el sillín y el transportín. Y aún así a veces me rayo si voy a perder de vista la bici mucho rato. A veces prefiero ir caminando un rato hasta la estación de Bicimad más cercana a mi casa (y no está cerca) para simplemente poder desentenderme luego de ella. Me imagino que mi problema es que estoy loco, porque si no, no lo entiendo.

Poder moverse con la bici significa también poder aparcarla. Como un coche. Con la diferencia de que un coche tiene unos requerimientos de espacio mucho mayores. En Barcelona también he visto gran cantidad de aparcabicis, muy ocupados además, lo que denota un uso bastante intensivo. En Madrid acabas encontrando siempre un lugar donde atar, aunque en algunas zonas como en el centro, con calles y aceras estrechas, puede ser bastante complicado. Muchos de los aparcabicis oficiales además tienen un anclaje al suelo bastante deficiente. En muchos sitios falta más de una U, lo que da poca confianza. Y desde luego aquí no hay establecimientos que pongan anclajes junto a la puerta de sus negocios. Ni siquiera las tiendas de bicis.

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Rejilla para atar bicis adosada al muro de un edificio

Resumiendo...

  • Que en una ciudad haya muchos ciclistas es probablemente el elemento más importante para que la bici sea respetada.
  • Para que su uso se extienda no podemos esperar a que nos lo solucionen todo las instituciones (infraestructura vial, aparcabicis... ); hay que "hacer" bici. Gracias a un comentario de Frames llegué a este video, en el que podemos ver algunos conflictos sin resolver en Berlín.
  • Los conflictos existen y persistirán, sobre todo si las reglas no son claras y asumidas por todos. El espacio que compartamos marcará con quién tenemos esos conflictos, peatones o vehículos motorizados.
  • La idea es que Madrid sea más amable con todos y la mejor forma para hacer eso es disminuir los coches, que es lo que genera más problemas. Dejemos a los peatones tranquilos y tratemos de convertirlos en nuestros aliados.
  • Compartir la calzada (nos) exige cierta responsabilidad con la normativa, ya que eso nos legitima ante los coches. Pero pretender que la bici es un coche (para lo que está diseñado el reglamento de circulación) es absurdo. Adaptar ciclos semafóricos o marcar excepciones para la bici (recorridos en contrasentido, bien meditados; prioridades de paso; zonas de circulación exclusiva para bicis... Y todo lo que se nos ocurra) es más barato que construir carriles bici. Restringir el número de coches también pasa por restringir accesos, regular el aparcamiento... y otras medidas. Si la lógica del tráfico cambia, las calles tal como están, serán más atractivas para nuevos ciclistas.
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Porque no queremos tener que andar así por las calles ¿no? 

Aclaración: No soy redactor de este blog*, así que lo que digo en esta entrada es una opinión personal. Apenas me moví un día en bici por Berlín y pude observar cómo funcionaba el tráfico cuatro, pero creo que la reflexión y la comparación de las dos experiencias es válida. Cualquier lector que conozca Berlín de primera mano seguro que puede aportar una visión más certera de aquella ciudad; bienvenida sea.

la_pajara

*N de R. Como se puede leer en la pestaña de Contacto, cada lector que nos envía algo para publicar se convierte en redactor y responsable único de sus opiniones.  No ponemos filtro al respecto.

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