Carta-denuncia de usuarios de la bicicleta y el tren
Las personas usuarias de la bicicleta y del tren queremos manifestar nuestro malestar por el trato discriminatorio que recibimos de parte de RENFE y queremos, al tiempo, reivindicar la consideración de viajeros y clientes potenciales que RENFE, en muchos casos, nos niega.
Queremos, en estas líneas, referirnos a la Unidad de Negocio de Media Distancia, de la que hacemos uso habitualmente o, por lo menos, intentamos hacerlo. Los trenes de media distancia ofrecen acceso a zonas rurales muy atractivas desde el punto de vista turístico para quienes disfrutamos de una cierta forma de viajar, así como a algunas de las cada vez más numerosas Vías Verdes, auspiciadas por la Fundación de Ferrocarriles Españoles de la que la propia RENFE forma parte.
Hacemos uso del tren y nuestra única particularidad es que una parte de nuestro equipaje es una bicicleta. La bicicleta es un objeto relativamente voluminoso, en absoluto pesado y es considerada como un equipaje aceptado y hasta bienvenido por la mayoría de las empresas ferroviarias del mundo. Desde RENFE, se nos reitera que una bicicleta no es bienvenida en sus trenes por unas supuestas imposibilidades técnicas que parecen afectar sólo a esta compañía y que sólo esconden una falta de voluntad de ofrecer el servicio para el que RENFE fue creada.
Un tren europeo con ciclistas
Quienes queremos utilizar el tren para nuestros desplazamientos de media distancia no podemos encontrarnos más frustrados ante esta actitud; probablemente, nada más fácil que seguir los caminos marcados y utilizar coches, para los que todo son facilidades. Y, sin embargo, nos gusta el tren: nos gusta viajar en compañía, hacer del viaje un motivo de encuentro y no de separación, utilizar un modelo de transporte energéticamente eficiente y medioambientalmente amable. Quizá, precisamente, nuestra condición de usuarios/as de la bicicleta nos ayuda a tener esta visión. Sea como sea, nos encontramos reiteradamente con una puerta cerrada: la puerta de un tren semivacío que, a pesar de ello, parece no tener sitio para transportar bicicletas.
Pretendemos con estas líneas ofrecer una visión pragmática: no vamos a aludir a ningún supuesto derecho divino, ni siquiera a la sangrante comparación con otros países de nuestro entorno socio-económico, sino a la paradójica situación de una serie de líneas de Media Distancia consistentemente infrautilizadas y donde las personas usuarias de la bicicleta somos una oportunidad de negocio. No entendemos cómo RENFE, lejos de esto, insiste en vernos como un problema, negándonos el acceso a sus trenes o concediéndolo con cuentagotas, muy por debajo de la demanda existente. Podríamos entender (no necesariamente aceptar) razones comerciales en líneas de alta ocupación pero no es el caso. Llevamos años identificando aquellas líneas que, por su escasa demanda, ofrecen condiciones de facto ideales para transportar bicicletas sin que ello suponga ningún problema, ni para RENFE ni para ninguno de sus clientes. Aún viajamos con nuestras bicicletas pero sólo una parte podemos hacerlo. El resto, tendrán que buscar otros medios que, por desgracia, se reducen a esa triste realidad que es el viaje por carretera. Todo eso mientras las personas agraciadas con un viaje en tren comprueban cómo la unidad en cuestión circula desconsoladoramente vacía.
Prototipo de espacio para bicis en Cercanías Valencia
No podemos dejar de preguntarnos el porqué oculto de esta situación. No estamos solicitando grandes inversiones, ni pequeñas tampoco; no hacen falta. Sólo nos preguntamos cómo puede ser que haya trenes vacíos y viajeros que quisieron montarse en ellos y no pudieron. ¿Cómo es posible esto? ¿Qué tipo de lógica comercial puede llevar a tal situación?
Emplazamos a RENFE a ofrecernos una respuesta. Intentamos no perder el tren y sólo podemos esperar que el tren no nos pierda.
Asociación Cicloturista Pedalibre de Usuarios de la Bicicleta
P.D. Adjuntamos copia de esta carta a algunas de las Comunidades Autónomas que contribuyen activamente a la financiación de ciertas líneas de ferrocarril para que sean conscientes de la, a nuestro juicio, escasa rentabilidad que se extrae a su inversión.
Hemos escrito:
¡Bicis al tren!
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