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viernes, 13 de mayo de 2016

Se acabaron las lluvias en Madrid: BiciMAD va a volver a fallar

En las próximas semanas volveremos a ver noticias sobre el mal funcionamiento de biciMAD tras unos meses de tregua. Por supuesto, los usuarios de izquierdas echarán la culpa al contrato que firmó Ana Botella y los de derechas a la gestión de Manuela Carmena.  Pero ninguno de ellos tendrá razón.
Explicamos paso a paso lo que va a pasar y por qué.


¿es culpa de Carmena? ¿es culpa de Botella?










Adentrémonos en el futuro





Paso 1. Buen tiempo = Más ganas de bici

Las observaciones informales indican que sigue creciendo el nº de ciclistas un año más, a un ritmo incierto entre el 20 y 40% anual. Por supuesto, en invierno son menos y es cuando llega la primavera y paran las lluvias cuando se nota el subidón.


Paso 2. Más ganas de bici = Más ganas de biciMAD

El clima también influye en el uso de biciMAD: Entre Mayo y Septiembre es cuando se registraron más usos en 2015. Todo indica que va a pasar lo mismo.


El número de abonados sigue creciendo mes tras mes, rozando ya los 65.000 (frente a los 40.000 del Mayo anterior). Muchos de esos 65.000 empezarán ahora a demandar el servicio muchas más veces a la semana que estos días pasados.

Paso 3. Más ganas de biciMAD = Menos bicis disponibles

Durante Marzo esos 65.000 abonados han hecho 225.000 viajes, unos 7200 usos al día. Eso significa que cada abonado ha usado la bici casi una vez a la semana. Y el sistema funcionaba razonablemente bien, con alguna escasez en hora punta debido a los flujos sur-norte de Madrid que dejan unas bases llenas y otras vacías, lo normal en cualquier sistema de estos.

El verano pasado, 12000 usos diarios de media tuvo septiembre con unos 50.000 abonados de aquél entonces, lo que suponía que cada abonado se subía a una biciMAD casi 2 veces por semana. El doble. Ahora hay un 30% más de abonados, pero el mismo número de bicis que entonces. ¿Hace falta decir que la escasez va a ser aún peor que el verano pasado? Miren cuántos abonados se pelean por cada bici:

 

Paso 4. Menos bicis disponibles = Más bicis bloqueadas

El año pasado el caos comenzó cuando las bicis empezaron a usarse más de 4 veces al día de media.
No parece mucho ¿verdad? Obsérvese que todavía estamos mejor que el año pasado gracias a las bicis nuevas que se introdujeron en septiembre.




Esto es un gráfico teórico. Bajemos al fango: la mitad de las bicis no estaban disponibles, sea por estar bloqueadas, o estar en reparto, robadas, en taller, etc. Por otro lado, la media de usos del mes no refleja los días de picos. Si contamos estos dos factores descubrimos que hay días en los que las bicis activas superan los 12 usos de media. Eso implica que algunas bicis pueden llegar fácilmente a ser usadas por 20 personas en un día.



Aunque los anclajes se han ido revisando y mejorando, alguna vez siguen dando el fallo de bloquearse. En su día medimos que la probabilidad de bloqueo era 1 por cada 20 usos. Eso en Marzo supone que cada bici se bloquea cada 5 días si todas funcionaran. O que al final de la jornada, de las 3000 bicis que hay, 150 se han quedado en rojo. Es una cifra que el servicio de mantenimiento puede reparar.


Si el uso se duplica, el doble de bicis se bloquean sin que haya más mantenimiento, y habiendo menos momentos sin uso para poderlas reparar. 300 bicis pendientes de revisar cada noche.


Paso 4. Más bicis bloqueadas = Bicis más castigadas

Perverso efecto espiral: cuanto más uso, más bicis bloqueadas. Las bicis que van quedando "sanas" concentran a cada vez más usuarios que no han podido usar las bicis bloqueadas. Eso supondrá pasar de 10 usos al día hasta 20 en algunos casos. El proceso de bloqueo se acelera y el sistema llega al límite. Esto sucedía el verano pasado a medida que se iban metiendo bicis nuevas en el sistema:

texto alternativo

Paso 5. Bicis más castigadas = Usuarios que huyen

El número de quejas crece exponencialmente y los usuarios se frustran. Esto provoca que al cabo de unos días muchos dejen de intentar usar biciMAD y se buscan alternativas: el metro, caminar... o la propia bici (un 25% de ex-abonados se pasó a su propia bici, según esta encuesta).

Esto ayuda a rebajar la presión y que el sistema se mantenga en un precario equilibrio funcionando con sus capacidades mermadas, pero sin hundirse.


Bonus extra. Chavales de vacaciones que se aburren

Y en mitad de este panorama, llegan las vacaciones de secundaria y con ellas, no pocos chavales que prueban a coger bicis mal enganchadas para darse una vuelta de horas con ellas hasta agotar la batería y abandonarla a varios kilómetros de la base más cercana. Eso, cuando no son directamente ladrones que las arrancan de cuajo.

Esto implica: menos bicis disponibles (sí, menos aún), saldos cobrados a personas equivocadas (con sus respectivos cabreos y reclamaciones) que al final asume Bonopark.


Consecuencia. Usuarios que huyen+chavales aburridos = menos ingresos

Los ingresos de Bonopark se resienten: la parte que aporta el Ayuntamiento baja al no cumplirse los niveles de servicio exigidos. La parte de los usuarios desciende también, al huir buena parte de ellos por el peor servicio. Y el vandalismo en distinto grado remata la faena reduciendo aún más el número de bicis.

Así, la capacidad de Bonopark para mantener la calidad no se recupera hasta octubre, cuando las lluvias vuelven a rebajar la demanda a unos niveles manejables.

¿Y cuál es la solución?

A partir de aquí lo de echarse la culpa según el color del partido es previsible, pero pocos aportarán la solución, más allá de proponer que se reformen (una vez más) los anclajes.

Este año hay más bicis, más resistentes al vandalismo y mejores anclajes. Pero eso implicará más usuarios hasta llegar al límite de saturación un año más. Entender que la proporción de 65.000 abonados para 3000 bicis no es gestionable cuando hay mucha demanda implica descubrir que  ninguna de las soluciones al "problema veraniego" es políticamente correcta:
  • Solución a lo maño: Bloquear el número de abonados, como hicieron en Zaragoza. Así se garantiza la calidad del servicio. Ahora ¿a quién echamos? ¿A los últimos en llegar? ¿A los primeros? ¿Subimos el precio del abono para filtrar por capacidad económica?
  • Solución a la francesa: Seguir metiendo más bicis como en París. Allí tienen 14.000 bicis, pero claro, el servicio no le cuesta al Ayuntamiento 4 millones de € al año como aquí, sino 20 veces. ¿Estamos dispuestos a gastarnos esa pasta?
  • Solución inglesa: Metemos publicidad en las bicis como en Londres, y así tenemos un dinerillo extra que mejora el mantenimiento. Pero ese ingreso es muy variable y ha generado problemas cuando el negocio está en horas bajas. ¿Se imaginan no poder saber cuánto dinero tenemos disponible para mantenimiento al ser los ingresos variables en función de algo tan ajeno a las necesidades del servicio como el mercado publicitario?
  • Solución AENA: Hacemos como con los vuelos: que las bases sean de gestión pública y que allí puedan anclarse los vehículos de varias empresas, compitiendo por ofrecer el mejor servicio. Ahora ¿estamos dispuestos a empezar un nuevo concurso de bici pública con estas condiciones con un contrato blindado a 12 años en vigor?



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