Cada mañana al salir de casa miro con envidia a la mayoría de mis vecinos que se van al trabajo andando, en bici o en metro. Yo tengo la mala suerte de vivir en el centro de Madrid pero trabajar en la periferia y no puedo aprovecharme al 100% de ser un urbanita.
A la hora que inicio mi ruta, el tráfico todavía fluye con relativa normalidad en el eje de la Castellana. Ocupo el centro del carril y para delante. Me animo cada vez que alcanzo a otra bici y sufro con el humo que echan los camiones de reparto viejos y con algunos taxis con el filtro de partículas trucado.
Después del largo trayecto urbano, cojo el llamado carril-bici de Colmenar y me planto en Tres Cantos.
Error…
En Tres Cantos hay mucha industria y mucha gente que vive aquí también trabaja aquí. De hecho, en mi empresa, la mayoría viven en Tres Cantos o Colmenar Viejo. Entonces, ¿qué ocurre?
Cuando entro en mi empresa tras 25 km de bici me encuentro de frente a todos mis compañeros que vienen en coche desde sus casas situadas a 2-3 km. Me miran como un extraterrestre. Si es invierno, me dicen que qué loco ¡con este frío! Si es verano, que qué horror ¡te vas a deshidratar!
También me preguntan que cómo me atrevo a atravesar Madrid en bici.
Yo les cuento que cada vez hay más bicis y que por el centro del carril se va cómodo, pero no se convencen. De 150 empleados en este centro de trabajo, sólo hay otro compañero que de vez en cuando viene en bici y resulta que también vive en Madrid. Todos los demás, en coche.
Para mí está claro que la gente no usa la bici en Tres Cantos porque es demasiado fácil ir en coche: aparcas donde quieres, las infraestructuras para el coche están sobredimensionadas por lo que nunca hay atascos y todas las familias tienen uno o dos coches.
Los carriles-bici no han obrado el milagro de que haya bicis. Bueno, venga, alguna hay, pero desde luego muchas menos que en Madrid. Y no digo menos que en el centro de Madrid, no. En Tres Cantos hay menos bicis urbanas que en casi cualquier barrio de Madrid.
La lección que he aprendido en Tres Cantos es que sólo una parte de la población realmente quiere ir en bici y que si queremos que haya menos coches, la única alternativa es quitar coches y eso no se consigue construyendo carriles bici. Al revés, segregar las bicis puede conseguir lo contrario de lo que queremos y acabar por consolidar la supremacía del coche para siempre.
Luis Ovalle (@fixovalle)
Fotos: @Ganemos3C, @larazon_es, @MadCycleCuqui y @fixovalle
¿Cuáles son mis alternativas para llegar al trabajo?
En tren el trayecto de Acacias a Tres Cantos supone 1h15 de puerta a puerta; en coche, 45-60 minutos gracias a las faraónicas infraestructuras que hemos construido; y en bici, siguiendo la ruta Atocha-Castellana-Fuencarral, 1h20. Normalmente, voy dos días a la semana en bici y el resto en coche.Pues nada, toca día de ir en bici al trabajo
Subidón. Aunque tenga que madrugar más, me espera un buen rato de bici y una ducha caliente al llegar a Tres Cantos (cortesía de la empresa en la que trabajo, Teldat SA).A la hora que inicio mi ruta, el tráfico todavía fluye con relativa normalidad en el eje de la Castellana. Ocupo el centro del carril y para delante. Me animo cada vez que alcanzo a otra bici y sufro con el humo que echan los camiones de reparto viejos y con algunos taxis con el filtro de partículas trucado.
Después del largo trayecto urbano, cojo el llamado carril-bici de Colmenar y me planto en Tres Cantos.
Tres Cantos
Casi en la Sierra. Nada de contaminación. Distancias asequibles para la bici y bastante más plano que Madrid. Aceras-bici por todas partes. ¿El paraíso para la bici? Pero, entonces, ¿dónde están las bicis? Ah, que es una ciudad dormitorio y la gente tiene que coger coche o tren…Error…
En Tres Cantos hay mucha industria y mucha gente que vive aquí también trabaja aquí. De hecho, en mi empresa, la mayoría viven en Tres Cantos o Colmenar Viejo. Entonces, ¿qué ocurre?
También me preguntan que cómo me atrevo a atravesar Madrid en bici.
Yo les cuento que cada vez hay más bicis y que por el centro del carril se va cómodo, pero no se convencen. De 150 empleados en este centro de trabajo, sólo hay otro compañero que de vez en cuando viene en bici y resulta que también vive en Madrid. Todos los demás, en coche.
¿Y cómo son esas aceras-bici que tenemos en la mayoría de avenidas de Tres Cantos?
Pues como todas: conflictivas con el peatón, peligrosas en las intersecciones y, en ocasiones, con diseños rayanos en el absurdo. Yo no las uso. Voy por la calzada como en Madrid. Por todo el centro. Los conductores no están acostumbrados a esta forma de ciclismo urbano, pero en general respetan y el tráfico está bastante calmado (hay badenes en casi todos los pasos de peatones). De vez en cuanto te llevas algún pitido de alguno que piensa: ¿qué hace esa bici ocupando mi espacio?, pero es algo excepcional.Para mí está claro que la gente no usa la bici en Tres Cantos porque es demasiado fácil ir en coche: aparcas donde quieres, las infraestructuras para el coche están sobredimensionadas por lo que nunca hay atascos y todas las familias tienen uno o dos coches.
Los carriles-bici no han obrado el milagro de que haya bicis. Bueno, venga, alguna hay, pero desde luego muchas menos que en Madrid. Y no digo menos que en el centro de Madrid, no. En Tres Cantos hay menos bicis urbanas que en casi cualquier barrio de Madrid.
La lección que he aprendido en Tres Cantos es que sólo una parte de la población realmente quiere ir en bici y que si queremos que haya menos coches, la única alternativa es quitar coches y eso no se consigue construyendo carriles bici. Al revés, segregar las bicis puede conseguir lo contrario de lo que queremos y acabar por consolidar la supremacía del coche para siempre.
Luis Ovalle (@fixovalle)
Fotos: @Ganemos3C, @larazon_es, @MadCycleCuqui y @fixovalle
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