Dichoso es el que olvida
el porqué del viaje
y, en la estrella, en la flor, en el celaje,
deja su alma prendida.
el porqué del viaje
y, en la estrella, en la flor, en el celaje,
deja su alma prendida.
Antonio Machado
En muchos de nuestros artículos os animamos a probar el encanto del cicloturismo, esa deliciosa manera de viajar que incluye nuestra bicicleta como medio de transporte. Muchos de esos viajes los hemos hecho con el grupo, siguiendo a menudo Caminos de Santiago, o nuestro Camino de Uclés. Esta vez, os cuento la crónica de un viaje a la vez cercano e inédito, a un paraiso desconocido por muchos y que en cambio está muy, muy cerca: La Trans-Gredos.
La ruta la realizamos Fernando, nuestro conocidísimo
genio de la mecánica y yo, el pasado puente de Mayo entre los días 27 de Abril
(viernes) y 2 de Mayo (martes).
Como creo que es interesante contar cómo organizar la
logística de un viaje como este, he abundado en detalles sobre la preparación,
la elección de equipamiento y los alojamientos. Si no te interesa, puedes ir
directo a la crónica, para ver el recorrido y las etapas.
¿Porqué Trans-Gredos?
La idea me vino hace ya más de un año, cuando
realizábamos la TransCAM. En la tercera de nuestras etapas, que unía Móstoles
con El Escorial, llegando al extremo más occidental de la Comunidad de Madrid,
vislumbramos la cordillera de Gredos al fondo. Y me recordó los viajes que en
compañía de mis padres hice de pequeño por toda la zona. Fueron viajes de esos
entrañables, quizá de los que más recuerdo por el íntimo contacto con la
Naturaleza y la vista al fondo de esas montañas, se me quedó grabada. Cuando
como cada año pensamos en una ruta para el puente de Mayo, para hacer nuestra
última puesta a punto para el Soplao, empecé a buscar tracks, hasta encontrar
dos versiones: una más corta de unos 250 km por la parte oriental de la Sierra
y otra de 450 que recorría ambas. Finalmente nuestra famosa y épica
TransCAM 5 fue la mejor opción posible para un puente corto. Pero el deseo
quedó ahí, y por fin este año, en una noche pensando en qué hacer el puente
para ocupar mis días, en poco más de 2 horas, troceé el Track y reservé los
alojamientos, aun sin saber quién sería mi acompañante. Evidentemente, no podía
haber uno mejor que Fernando. Además de los motivos "sentimentales"
otros más simples ayudaron a elegir esta ruta. El primero, y fundamental,
la cercanía. Cuando buscas un recorrido para apenas 5 días, es deseable emplear
el menor porcentaje de tiempo en el desplazamiento. Y Gredos es un destino muy
cercano. En poco menos de un par de horas puedes ponerte en la
"puerta" de la Sierra: San Martin de Valdeiglesias, aún en la
Comunidad de Madrid. El encaje de los alojamientos hizo que empezaramos desde
otro punto, pero sin duda, lo ideal para alguien de Madrid, sería empezar en
esa localidad, que permite, incluso, acceder en autobuses (línea 551).
Otra ventaja de la ruta era su carácter circular. Así,
se simplificaba la logística. Viajar hasta un punto de la ruta en coche,
dejarlo allí, y encontrarlo al final de la ruta cinco días después.
Ambas características: Circular y cercanía la hacían
el destino perfecto para un puente, como así fue. Los kilómetros y el desnivel
nos obligaban a llevar un ritmo rápido y a hacer muchos kilómetros al día, así
que buscamos una configuración tan ligera y ágil como fuera posible.
La Preparación
1. BikePacking:
una alternativa a las alforjas.
Cada Camino es una preparación del siguiente, porque
siempre aprendes cosas. En este caso desde que empecé a pensar en esta ruta,
que desde el conocimiento se me antojaba que iba a ser bastante más
"técnica" que otros viajes cicloturistas que hemos hecho, pensé en el
BikePacking. Para los que no lo conozcáis, el BikePacking es una alternativa a
las alforjas que está ganando adeptos últimamente, y que consiste en "adherir"
el equipaje a la bicicleta en bolsas acopladas en distintos puntos,
prescindiendo del transportín y otras estructuras. Así ganas en ligereza, y las
sensaciones sobre bicicleta, aun sintiéndose más pesada, son más
parecidas a las originales. Te permite entrar en senderos más estrechos y
disfrutar de los lugares más "cañeros" casi con el mismo nivel de
diversión que sin llevar peso extra, y sin cargar con la mochila a la espalda.
La opción elegida en mi caso, fueron dos bolsas una de
sillín marca Ortlieb de 16 litros de capacidad y una de Manillar Topeak de 8
litros. Con ambas y los bolsillos del maillot para acarrear la comida del
momento, tuve equipaje más que suficiente.
Fernando hizo el viaje con alforjas (también Ortlieb)
y un transportín Thule, apto para su bicicleta de doble suspensión.
El Bikepacking tiene toda una serie de ventajas,
cierto, pero también un inconveniente (si lo quieres ver así): Menos capacidad.
Los 20-24 litros de mis dos bolsas dan para mucho menos que un juego de
alforjas "convencional" (40 litros tienen las Ortlieb de Fernando).
Hay que economizar, renunciar a todo lo prescindible y ser minimalista. Tras
unas cuantas pruebas en diferentes rutas con el equipamiento, para asegurar que
las bolsas aguantan de todo (zonas técnicas, lluvias torrenciales, etc), el
viaje a Uclés fue el test definitivo: Ver si entre las dos había capacidad para
el equipaje necesario en un viaje ligero. En este caso, eran más días, y
con un pronóstico del tiempo bastante diverso (lluvia, sol…) que obligaba a llevar
más ropa. En cambio, ir de hoteles permite ahorrar espacio de saco y aislante,
algo muy importante (aunque para Uclés sí que tuve que llevarlos). A mi entender, el Bikepacking es ideal para
viajes cortos, o que no requieran
infraestructura de acampada: Tienda de campaña, hornillo, etc. Viajes como
cualquier Camino de Santiago si puedes usar la infraestructura de Albergues, o,
si, como en este caso, usas hoteles, hostales, etc.
2. Viajar
en bici de hoteles/hostales = Cicloturismo ligero con "condiciones de
contorno"
Parece que asociamos siempre la idea del cicloturismo
a ir cargados, con alforjas, y el ritmo lento (y disfrutón) de un caracol
con la casa a cuestas. Pero no tiene porqué ser así. Lo mismo que en coche
podemos desplazarnos y dormir en diferentes hoteles en bici también. Ello nos
aporta la innegable ventaja ya comentada de poder viajar más ligeros de
equipaje. Y también la comodidad de que al acabar la ruta, sabes que dispones
de un alojamiento con todas las comodidades, sin necesidad de montar una tienda
para tener un techo, que la ducha estará caliente esperándote al final de la
jornada y que no hay que cargar con demasiada comida porque en general, los
hoteles/hostales elegidos contaban con un bar, o lo tenían cerca. Evidentemente,
ello hace el viaje más caro, aunque no prohibitivo si lo gestionas con
antelación. Como referencia, los cinco días de alojamiento, comidas/cenas
(la mayoría incluían deliciosos desayunos), cervezas y la gasolina del
desplazamiento para dos personas, salieron por algo menos de 600€ (300€ por
persona). Nada mal para 6 días/5 noches en las que no nos privamos de nada.
Este extra de comodidad tiene por contrapartida su
lado malo: Tener los alojamientos reservados (lo contrario sería más caro y no
tendrías garantía de encontrar sitio en un puente) significa que tienes que
llegar a cierto lugar cada día. Traté de organizar un programa de etapas razonable
y, dentro del nivel de exigencia (una media de casi 80 km diarios y
2000 m d+) racional. Pero luego las condiciones técnicas del terreno te dan
sorpresas y hacen que unos días llegues tardísimo al alojamiento y otros muy
temprano. Es ahí donde ésta manera de viajar supone un inconveniente,
porque en unos casos, acortarías la etapa y en otros la alargarías. Esa
relación de alojamientos supone una "condición de contorno" a la que
tienes que acomodarte. Creo que en este caso, fue la mejor elección, porque
siendo puente, las probabilidades de encontrar alojamiento en lugares de
atractivo turístico tan cerca de Madrid, en un Puente tan atractivo,
habría sido muy complicado, pero para zonas menos transitadas, a lo mejor sería
planteable ir buscando sobre la marcha, como se hace en los albergues de los
Caminos de Santiago, según se va dando el día.
3. Alojamientos
Estos fueron los alojamientos elegidos, todos ellos
reservados por www.booking.com. Pongo el precio por si sirve de
referencia a futuros viajeros, aunque lógicamente, éste dependerá de la fecha
elegida (temporada alta/baja) y de la habitación. En nuestro caso, todas las
reservas fueron de una habitación doble. En todos ellos consultamos la
posibilidad de guardar las bicis y en todos menos en uno nos pusieron
facilidades.
- 27/04/2018: Casa Rural "Las Cuatro Calles" San Martin del Pimpollar (55€ con desayuno): Nos encantó el trato que nos dio el dueño, que ya desde antes de llegar, más aún cuando le dijimos que íbamos en bicicleta. Definitivamente un establecimiento "bike-friendly" en el que además cenamos muy bien. Como él mismo nos comentó, casi un 25% de sus clientes vienen derivados de la Trans-Gredos (en su versión “corta” Oriental ). Nos quedamos con ganas de más, porque se notaba que es un experto en la naturaleza de la zona y organiza toda clase de actividades. Las bicis durmieron en una especie de "pajar" bajo llave
- 28/04/2018: Hotel Rural "El Arca de Noe" El Tiemblo (a las afueras, casi 7 km fuera del pueblo) (60€ con desayuno). Este nos gustó menos. Fue difícil de localizar (está junto al embalse, pasadas unas cuantas urbanizaciones) y el trato cuando llegamos fue bastante más frío. Las bicis durmieron en la calle, dentro del recinto del hotel.
- 29/04/2018: Hostal "Barbacedo" , Mijares. (60€ con desayuno). Trato hogareño por la dueña, y buena la cena a base de raciones y excelente pizzas caseras (muy recomendables). La ubicación del pueblo es espectacular, y sin duda, un acierto alojarnos allí, pues veníamos agotados y nos esperaba un enorme desnivel justo al día siguiente (está en un valle). Las bicis durmieron dentro del hostal, en un pasillo del recibidor, y no nos pusieron ninguna pega en meterlas allí.
- 30/04/2018: Hostal- Restaurante el Fogón de Gredos ,Guisando (45€ sin desayuno). Trato frío al llegar, lo descartamos tanto para la cena como para el desayuno, porque cerraban la cocina muy pronto (a las 22:00) y no abrían hasta relativamente tarde (acabamos en el bar del camping, donde con negociar un poco, adelantaron la hora de apertura hasta las 8, para que pudiéramos liquidar un desayuno excelente, además de cenar de maravilla). Las bicis durmieron en una especie de zona de herramientas, al aire, pero cerradas y fuera de la vista.
- 31/04/2018: Hostal Yuste, Garganta la Olla (35 € sin desayuno). Poco caso nos hizo la dueña al llegar, más preocupada por unos familiares que acababan de llegar que por atendernos a nosotros. No nos ofreció ninguna alternativa (y las había) a dejar las bicis en la calle, de manera que en un descuido las metimos a la habitación.
La Crónica
Os relato a continuación la crónica y características
de cada etapa. Los datos de desniveles son del GPS, porque ya sabemos que
wikiloc le mete un filtro que quita bastante altura. Las medias totales y en
movimiento os ayudarán a haceros una idea del nivel técnico de la ruta. Vaya
por delante que no soy ningún portento técnicamente, con lo que en algunas bajadas
quizá se podría haber ganado tiempo, pero, como digo, puede ayudar a hacerse
una idea. En todo caso, los tiempos no incluyen grandes paradas, ni las demoras
“habituales” en nuestras rutas de los sábados. Fuimos bastante frugales en las
comidas/descansos y rodar solo dos permite ser bastante ágil. El track
Original que seguimos es el realizado por NievesBladerunner con algunas variaciones para adaptarlo a
los alojamientos que elegimos.
Etapa 0: Bohoyo - San Martin del Pimpollar
- Track en wikiloc. Distancia: 42.23 km, desnivel 816 m d+, Tiempo total: 3:05:15 Tiempo en Movimiento: 2:49:30. Velocidad media: 13.7 km/h. Velocidad media en movimiento: 15.0 km/h
- Tipo de terreno: Carreteras secundarias y pistas anchas. A partir del Camping Gredos, zonas de agua y después terreno con piedra suelta en la subida al Puerto del Pico
- Crónica del día.
Aquí empieza el viaje! A la salida de nuestros
trabajos nos encontramos aún en Madrid. Cargamos las bicis en el portabicis y
emprendemos el camino en dirección a Gredos. Originalmente he diseñado este
primer "Prólogo" desde Navacepeda de Tormes. Sin embargo, vamos con
la idea de hacer algo más, si es posible. Aprovechando la ventaja de que la
ruta es circular, llegamos hasta allí, y seguimos más o menos deshaciendo lo
que habría de ser el recorrido del último día, hasta llegar a Bohoyo. Con
ello, le rebajamos 20 km al último día que de otro modo nos habría quedado muy
duro (y hay que contar con la vuelta a Madrid).
Después de 2 horas de viaje, aparcamos el coche en el
centro del pueblo. Allí va a quedar los 5 días mientras seguimos la ruta.
La salida del pueblo es por carretera al principio
secundaria y luego por la AV-941. Ambas con poquísimo tráfico y en el
caso de la segunda un arcén generoso. Vamos en todo momento bordeando el
Tormes, en ligero ascenso, muy llevadero por carretera y frescos como vamos. El
ruido del río abajo en el valle es una fiesta, una declaración de intenciones
de lo que está por venir. Sobre nosotros asoman numerosas pistas y senderos,
así como las cumbres de la cordillera, la mayoría nevadas. Bromeamos con la
locura de subir a pisar nieve, quizá porque aún estamos muy frescos. En
Navacepeda dejamos la carretera y ya por pistas, a menudo entre muros, otras
veces abiertas a bosques de robles. Prados con vacas pastando tranquilamente,
nos cruzamos con una familia de Jabalíes y un par de venados. El paisaje es una
auténtica maravilla, ahora sí, junto a la vera del río. Pinares, vegetación de
ribera, puentes medievales y molinos se suceden junto a un río rumoroso y
sonoro, El Tormes. Desde el área de Tambosríos empieza una subida corta y por un terreno
cada vez más roto. Es la subida al puerto del Pico. Fernando empieza a dar
muestras de lo que será una constante toda la ruta: Le falta desarrollo
(Tampoco es que yo vaya sobrado).
Llevar monoplato con la bici cargada es complicado. En todo caso, acabamos llegando a cima sin necesidad de poner pie a tierra. Allí disfrutamos de las vistas de todo el valle antes de empezar el descenso a San Martín del Pimpollar, todo él por carretera. Está anocheciendo cuando llegamos a la casa Rural "Las Cuatro Calles" (ya hemos hablado con el dueño previamente. Han sido 42 km de aperitivo ( en apenas 3 horas). Y la certeza de que lo mejor está aún por venir. Allí, además de unas cervezas y una cena exquisita, nos espera una tranquila conversación con el dueño. Nos confiesa que está agradecidísimo a la Trans-Gredos, porque le llegan muchos clientes, bien como nosotros, bien con coche de apoyo. Descubrimos que la mayor parte de la gente realiza la versión más Oriental, mucho más corta y manejable. Gente que viene para unos días. En fin, que se nota el cariño y el amor a la Naturaleza, y se agradece, mucho.
Llevar monoplato con la bici cargada es complicado. En todo caso, acabamos llegando a cima sin necesidad de poner pie a tierra. Allí disfrutamos de las vistas de todo el valle antes de empezar el descenso a San Martín del Pimpollar, todo él por carretera. Está anocheciendo cuando llegamos a la casa Rural "Las Cuatro Calles" (ya hemos hablado con el dueño previamente. Han sido 42 km de aperitivo ( en apenas 3 horas). Y la certeza de que lo mejor está aún por venir. Allí, además de unas cervezas y una cena exquisita, nos espera una tranquila conversación con el dueño. Nos confiesa que está agradecidísimo a la Trans-Gredos, porque le llegan muchos clientes, bien como nosotros, bien con coche de apoyo. Descubrimos que la mayor parte de la gente realiza la versión más Oriental, mucho más corta y manejable. Gente que viene para unos días. En fin, que se nota el cariño y el amor a la Naturaleza, y se agradece, mucho.
Etapa 1: San Martin del Pimpollar- Burgohondo- El
Tiemblo
- Track en wikiloc. Distancia:83.1 km, desnivel 1356 m d+, Tiempo total: 10:22:12 Tiempo en Movimiento:7:17:18. Velocidad media: 8.8 km/h. Velocidad media en movimiento: 11.4 km/h
- Tipo de terreno: Mayoritariamente sendas y trochas. Terreno muy técnico, sobre todo entre km 15 y 20. Desde km 20 hasta Navaluenga, terreno rompepiernas con numerosas subidas y bajadas complicadas. Zona más cómoda a partir de allí hasta llegar al embalse de El Burguillo. El bordeo del embalse senderos en algún punto técnicos. Desde el Tiemblo carretera secundaria hasta llegar al alojamiento (casi 10 km a las afueras).
3.
Crónica del día.
Este día pretendía ser fácil, con la idea de ir
ganando fondo poco a poco. 72 km (no contábamos con lo lejos que iba a
estar la casa rural de El Tiemblo) y un perfil descendente. Casi un paseo para
cualquier enbiciado de pro. Pero el perfil era tremendamente engañoso. Cierto
que había más bajadas que subidas, pero eran bajadas tan técnicas que habrían
hecho las delicias de Fernando si no llega a ser porque por la mañana, aún en
San Martín del Pimpollar, descubrió que se le había averiado el freno trasero.
Empezamos con una subida, técnica y sobre un terreno a ratos con hierba que
agarra mucho, para desembocar a un sendero apenas distinguible, ya de bajada,
pero que en muchos tramos obliga a ir a pie.
Paisajes infinitos nos saludan siempre a lo lejos. Así llegamos a Hoyocasero. Vamos tranquilos, y buscando algún lugar donde encontrar los materiales que Fernando necesita para reparar su freno. Desde Hoyocasero, tenemos un buen tramo de bajada, primero por un precioso bosque en el que nos cruzamos con un par de Gamos asustados, y luego, tras cruzar un puente medieval (la ruta está llena de ellos, por un sendero simplemente espectacular que "sobrevuela" un cañón sobre el río Alberche. Abajo el río corre ensordecedor. Y aunque el sendero es estrecho y tremendamente técnico es de las partes más memorables de la ruta.
Acabo haciendo a pie buena cantidad de tramos, no tanto porque no pueda ir montado, sino para disfrutar de la vista, algo que me estoy perdiendo si me esfuerzo en esquivar piedras y buscar la trazada. Tampoco Fernando (que sí lo hace todo montado, con alforjas, y sin freno trasero) va mucho más deprisa. De vez en cuando, la tendencia levemente descendente del sendero, se corta con una subida de las que te cortan el hipo (y la respiración), y por más que las intentamos subir todas, tirando de riñones, casi siempre nos toca acabar empujando.
El cañón acaba en un hayedo espectacular, que sigue bordeando el río (ahora ya por su vereda). Así llegamos a las tremendas cuestas de Navarrevisca. Otro bonito pueblo en un entorno espectacular, a la vera del río. Seguimos buscando los repuestos para Fernando (una jeringa y liquido de frenos de coche), aunque sin éxito, y seguimos con la idea de comer en Burgohondo. Llevamos apenas 20 km… de "bajada" y llevamos casi 3 horas y media de ruta. Lo bueno (pensamos) es que parece que a partir de aquí tendremos más pistas y menos senderos. Que no es que no nos gusten, pero nos quedan 50 kilómetros. La cuesta nos lleva por pistas, anchas sí, pero de pendientes muy importantes hasta el cerro del Carrascalejo, bajamos a Navahondilla, poco más que cuatro casas de un pueblo hoy abandonado. Continua la bajada, en una sucesión alterna de trialeras y pistas que sin ser muy técnicas, sí requieren de pericia y bastante precaución. Por fin, llegamos a Burgohondo.
Paisajes infinitos nos saludan siempre a lo lejos. Así llegamos a Hoyocasero. Vamos tranquilos, y buscando algún lugar donde encontrar los materiales que Fernando necesita para reparar su freno. Desde Hoyocasero, tenemos un buen tramo de bajada, primero por un precioso bosque en el que nos cruzamos con un par de Gamos asustados, y luego, tras cruzar un puente medieval (la ruta está llena de ellos, por un sendero simplemente espectacular que "sobrevuela" un cañón sobre el río Alberche. Abajo el río corre ensordecedor. Y aunque el sendero es estrecho y tremendamente técnico es de las partes más memorables de la ruta.
Acabo haciendo a pie buena cantidad de tramos, no tanto porque no pueda ir montado, sino para disfrutar de la vista, algo que me estoy perdiendo si me esfuerzo en esquivar piedras y buscar la trazada. Tampoco Fernando (que sí lo hace todo montado, con alforjas, y sin freno trasero) va mucho más deprisa. De vez en cuando, la tendencia levemente descendente del sendero, se corta con una subida de las que te cortan el hipo (y la respiración), y por más que las intentamos subir todas, tirando de riñones, casi siempre nos toca acabar empujando.
Las fotos no hace justicia, ni a la belleza dl cañón, ni al ruido del agua corriendo a nuestro pies. |
Ver a Fernando empujar la bici, no es muy habitual. Este día a ambos nos tocó patear bastante |
El cañón acaba en un hayedo espectacular, que sigue bordeando el río (ahora ya por su vereda). Así llegamos a las tremendas cuestas de Navarrevisca. Otro bonito pueblo en un entorno espectacular, a la vera del río. Seguimos buscando los repuestos para Fernando (una jeringa y liquido de frenos de coche), aunque sin éxito, y seguimos con la idea de comer en Burgohondo. Llevamos apenas 20 km… de "bajada" y llevamos casi 3 horas y media de ruta. Lo bueno (pensamos) es que parece que a partir de aquí tendremos más pistas y menos senderos. Que no es que no nos gusten, pero nos quedan 50 kilómetros. La cuesta nos lleva por pistas, anchas sí, pero de pendientes muy importantes hasta el cerro del Carrascalejo, bajamos a Navahondilla, poco más que cuatro casas de un pueblo hoy abandonado. Continua la bajada, en una sucesión alterna de trialeras y pistas que sin ser muy técnicas, sí requieren de pericia y bastante precaución. Por fin, llegamos a Burgohondo.
Ni un metro de respiro nos dió el día. Y hasta en las partes llanas, tocaba rodar sobre el cauce de un río |
Nos ha costado casi 6 horas recorrer los 40 km de
"teórica" cuesta abajo. Parecía que no llegábamos nunca.
Desde aquí, menos mal, pistas rodadoras atravesando
urbanizaciones unas veces, veredas junto al río Alberche, hasta llegar a
Navaluenga, con su precioso puente románico. Apenas dejamos el pueblo,
empezamos a bordear el embalse del Burguillo, testigo de nuestras rutas
al Tiemblo. Junto a él, más senderos
estrechos y con el agua a la izquierda. Pinares, castaños encinas, todo junto
en estos bosques mágicos, más aún cuando nos acompaña el reflejo del agua en un
día con sol.
El sendero junto al embalse del Burguillo, otro de los TOP de la ruta |
No hay animalito que no le guste a Fernando |
El Parque de las Iruelas, plagado de ríos y llegar al
Tiemblo, por fin. Las piernas duelen como después de reto de los duros Allí
intentamos sin éxito arreglar frenos. Parece que Fernando se va a
"divertir el resto del viaje" con un solo freno. El verdadero
bajón del día llega cuando nos enteramos de que dos de nuestros enbiciados,
Agustín Malavé y Niko, se han caído y
con avería gorda. Así que bastante tristes seguimos el camino, que esperábamos
,más corto hasta nuestro alojamiento y que resulta ser de casi 10 km ( eso sí,
llevaderos). Importante, si vas a realizar la ruta, eliminar esta parte del
track, pues salvo que elijas el mismo alojamiento, no merece la pena el desvío.
Etapa 2: El Tiemblo - Casillas - MIjares
- Track en wikiloc. Distancia:71,9, desnivel 2134 m d+, Tiempo total: 9:45:03. Tiempo en Movimiento: 7:42:39. Velocidad media: 7.4 km/h. Velocidad media en movimiento: 9.3 km/h
- Tipo de terreno: Pistas de tierra hasta San Martín de Valdeiglesias. A partir de ahí, tramo de carretera y luego sendas que discurren por prados, hasta retomar carretera en el puerto de Casillas. A partir del Pueblo de Casillas, pistas de tierra con zonas de mucha piedra.
- Crónica del día.
Creo que el día ha sido uno de los más duros que
recuerdo sobre la bici. Pero también uno de los más hermosos. Una aventura
épica, para recordar. Algo que difícilmente acometerías sin la tranquilidad de
tener a un fuera de serie como Fernando a tu lado.
Salimos de nuestro hotel, a 7 km del Tiemblo. Ya
lloviendo a ratos. Y en cuanto salimos de la carretera nos topamos con la que
será la realidad de TODO el día. La lluvia de la noche ha calado el suelo. No
es terreno de barro, sino arenoso en el que la rueda se hunde un par de
centímetros en su rodar. Un desgaste físico tremendo que te obliga a pedalear
cuesta abajo, en el que te toca exprimirte en el llano y más aún cuando se
empina lo más mínimo y te encuentras con todo el desarrollo metido. Por terreno
rompepiernas entre viñedos llegamos a San Martín de Valdeiglesias. Resulta
curioso estar de nuevo en la Comunidad de Madrid, y en terreno que conocemos,
tanto de TransCAM, como de nuestra ruta Tortilla de hace unos años. Estamos de
viaje, pero en casa.
De la hierba... al lodazal |
Hasta allí, nos ha respetado la lluvia e incluso un
tímido Sol nos anima a hacernos ilusiones. Pero es solo salir y coger la carretera
para descubrir que primero el viento y luego la lluvia no nos van a dar
descanso. Salimos a pistas que poco a poco van difuminándose bajo la hierba.
Hierba que a tramos es un cenagal. Y más lluvia. Así casi 15 km hasta coger la
carretera que sube el puerto de Casillas. Casi un descanso que nos ha dejado
disfrutar entre la niebla de un bosque encantado. Un castañar qu entre la bruma
se llena de voces y silencios.
Y así llegamos a Casillas. Pidiendo descanso algo caliente y un poco de sol (esto último, imposible, claro). Tomamos un bocata en el bar que junto a unas pastas locales convertirían en toda nuestra comida. Esperamos... No escampa. El del bar, muy amable, nos avisa: "¿No vais por la carretera? ¿Vais por camino? Vais a coger mucha nieve. Lo dice con cara de circunstancias, de persona curtida. Esta noche nevó en el pueblo de Casillas, aún se ven restos en las orillas de las calles, apenas 1000m de altura y tenemos que llegar a 1300 m. Decidimos seguir el track. A por él. Compramos unos guantes de fregar para cubrir los que ya llevan horas calados, y seguimos camino. Y sigue la subida. Primero asfalto, hasta llegar a la pradera que reconoceremos de nuestras rutas al Castañar del Tiemblo. Totalmente nevada. A partir de ahí, todo pista, cada vez con más nieve, y siempre bajo la lluvia, eso sí, más fría. La lluvia pasa a nieve. Ventisca, y mucho frío que no eclipsan un paisaje emocionante. Sierra de Gredos cubierta de nieve. Pocas fotos podemos hacer, las manos están congeladas dentro de unos guantes calados y bajo los de goma. La verdad es que al principio sufro. Es mucho frío acumulado, y se queda grabada en la cabeza la idea de que nadie nos obligó a meternos aquí, que podríamos haber ido por la carretera. Y en una parada saco el móvil para hacerme uno de esos selfies con los que decir a la familia enbiciada: Mirad que p... Locura.
Pero descubro en la pantalla del móvil mi sonrisa y detrás de ella uno de esos parajes tan parecidos a los que descubrí con el Capi. Esa clase de belleza, de diversión que nubla cualquier sufrimiento. Y todo cambia. Los arroyos vuelven a sonar, y no importa si de repente nos pasamos en un cruce y hacemos casi un kilómetro de bajada (que luego habrá que subir). Alguien me enseñó que rodar con nieve es divertido y si no se puede rodar, al menos siempre está ahí el paisaje para disfrutarlo mientras caminas.
El puerto de Casillas. Una de las carreteras más bonitas que hayamos recorrido. Lástima de lluvia |
Y así llegamos a Casillas. Pidiendo descanso algo caliente y un poco de sol (esto último, imposible, claro). Tomamos un bocata en el bar que junto a unas pastas locales convertirían en toda nuestra comida. Esperamos... No escampa. El del bar, muy amable, nos avisa: "¿No vais por la carretera? ¿Vais por camino? Vais a coger mucha nieve. Lo dice con cara de circunstancias, de persona curtida. Esta noche nevó en el pueblo de Casillas, aún se ven restos en las orillas de las calles, apenas 1000m de altura y tenemos que llegar a 1300 m. Decidimos seguir el track. A por él. Compramos unos guantes de fregar para cubrir los que ya llevan horas calados, y seguimos camino. Y sigue la subida. Primero asfalto, hasta llegar a la pradera que reconoceremos de nuestras rutas al Castañar del Tiemblo. Totalmente nevada. A partir de ahí, todo pista, cada vez con más nieve, y siempre bajo la lluvia, eso sí, más fría. La lluvia pasa a nieve. Ventisca, y mucho frío que no eclipsan un paisaje emocionante. Sierra de Gredos cubierta de nieve. Pocas fotos podemos hacer, las manos están congeladas dentro de unos guantes calados y bajo los de goma. La verdad es que al principio sufro. Es mucho frío acumulado, y se queda grabada en la cabeza la idea de que nadie nos obligó a meternos aquí, que podríamos haber ido por la carretera. Y en una parada saco el móvil para hacerme uno de esos selfies con los que decir a la familia enbiciada: Mirad que p... Locura.
Tanta belleza... y a la vez tanta dureza |
Pero descubro en la pantalla del móvil mi sonrisa y detrás de ella uno de esos parajes tan parecidos a los que descubrí con el Capi. Esa clase de belleza, de diversión que nubla cualquier sufrimiento. Y todo cambia. Los arroyos vuelven a sonar, y no importa si de repente nos pasamos en un cruce y hacemos casi un kilómetro de bajada (que luego habrá que subir). Alguien me enseñó que rodar con nieve es divertido y si no se puede rodar, al menos siempre está ahí el paisaje para disfrutarlo mientras caminas.
Un último kilómetro de empuja bike porque no se puede
con tanta nieve y menos con ese desnivel. Una bajada, más subidas (en todas te
falta desarrollo) y así durante 30 km. Robles, pinos, helechos, el musgo en las
rocas. Cascadas, torrentes, y gargantas colmadas por el deshielo provocado por
la incesante lluvia. Lluvia que pasa a nieve y luego a granizo. Cuando por fin
se abre el paisaje nos muestra todo el valle a nuestros pies. Vistas de 180°. Y
sale el sol un rato. Y te emociona aún más y siguen los bosques mágicos. Las
últimas rampas de cada portachuelo duelen. Llevamos, como quien dice, todo el
día bregando. Casi 30 km de una suerte de "Horizontal" que hemos recorrido,
mayoritariamente bajo la lluvia y la nieve. Es día de pocas fotos. Pero también
día para recordar siempre. Día de esos que convierten el sol en un milagro y el
paisaje en un regalo. Días que te recuerdan porqué estás aquí, aunque a veces
haga falta algo tan banal como un selfie para recordártelo.
Espectacular el arbol. Mágico |
Apenas para de llover, y la vida se despereza |
Cuando por fin se abre el cielo...las vistas son increíbles. |
Por fin, una larga bajada nos trae a Mijares. Allí
llegamos, aún mojados, pero algo más templados por el tímido sol. La ducha caliente y
una buena cena nos reviven. Un día duro. Durísimo. Pero también, hermoso como pocos. Y en
el que cada kilómetro, cada esfuerzo, tuvo su recompensa.
Etapa 3: Mijares- Pedro Bernardo - Mombeltrán- Cuevas
del Valle- Guisando
- Track en wikiloc. Distancia:83.2 KM , desnivel 2.517 m d+, Tiempo total: 10:26:27. Tiempo en Movimiento: 7:31:09. Velocidad media: 8.0 km/h. Velocidad media en movimiento: 11.1 km/h
- Tipo de terreno: Pistas de tierra hasta Pedro Bernardo. Zona de senderos técnicos en algún punto, complicados. De nuevo pistas forestales hasta Mombeltrán. A partir de ahí, tramo de carretera, primero con buen arcen y bastante tráfico (no tuvimos sensación de peligro en ningún momento) y luego por una carretera secundaria, hasta Cuevas del Valle. Entre Cuevas del Valle y Guisando, más carretera secundaria, con poco o ningún tráfico.
- Crónica del día.
Los días anteriores, llenos de dificultades nos hacían
temer a esta etapa. 85 km y un desnivel próximo a los 2500 mal que añadir que el pronóstico es que siga la lluvia del día anterior.
Es mucho lo que tenemos por delante y casi la única
tranquilidad es que los últimos 35 son por carretera, cierto que incluyen un
puerto de casi 15 km, pero a estas alturas, más que las dificultad, valoramos
la certeza.
La salida de Mijares: Cuestas tremenas y un bosque de hadas. |
La salida de Mijares ya nos compromete. Rampas
tremendas fácilmente del 20% durante los primeros 4 km hacen daño a las piernas
aún frías. Recorremos un bosque de robles, entre la niebla, conjurando a los
duendes para que no llueva. La bajada llega por fin, en la forma de un sendero,
igual de maravilloso. Muy técnico, así que Fernando tiene que esperarme a
menudo pero es realmente divertido y embriagador. Aquí es donde agradezco más
el bikepecking. La naturaleza nos rodea. Y empieza la segunda subida. El
Roblazo, tramos alternos de mucho desnivel y otros más llevaderos. En más de
uno hay que empujar la bici y nos hacen sudar de lo lindo. Cuando por fin
llega, la bajada es suave, por una pista ancha que nos deja ver todo el valle
del Tietar. Poco más adelante "Sobrevolamos" Pedro Bernardo.
Asomados
a nuestra cornisa vamos bajando hasta el pueblo. Allí cae un café y un
bocadillo (de ternera de Ávila, delicioso) y mientras lo tomamos se pone a
granizar primero y a llover después. Cubrimos los pies con plástico de
envolver, a ver si nos mojamos menos que ayer. Y salimos del bar bajo la
lluvia, porque con todo lo que nos queda no podemos esperar a ver si escampa.
De nuevo, nos esperan senderos, esta vez atravesando un pinar . Se suceden
caminos empinados de bajada y de subida, hormigón rallado muy del Soplao, entre
pequeñas aldeas. Nueva dificultad. Un mini puerto de apenas 4 km, el
Amoclón, que sin embargo nos muestra que
el problema no está en nosotros. Con pistas anchas y una pendiente llevadera,
lo subimos casi sin darnos cuenta, charlando y disfrutando del sol y del
bosque. Vamos animados, recuperando algo del tiempo perdido antes y disfrutando
en compañía de praderas, y vistas inagotables.
Senderos TOP en los que agradeces ir más ligero de equipaje |
Pedro Bernardo, a nuestros pies |
Castillo de Mombeltrán |
Hasta que después de una bajada aparece Mombeltrán y
su precioso castillo, muy bien conservado. Justo cuando estamos entrando en el
pueblo, empieza a llover y aprovechamos para comer, un buen menú del día, para
recargar energías, pues llegamos con los depósitos en la reserva. La comida nos
demora bastante y son casi las 5 cuando salimos, aunque, afortunadamente, ya no
llueve. Atravesamos la espectacular plaza de Mombeltrán, antes de salir del
pueblo... Una sucesión de paredes. A cual peor, y solo la honra nos hace
aguantar sin bajarnos. Porque en asfalto no hace falta, no? Pero casi. Por
pistas de hormigón rallado, subimos en solo 2 km 200 metros de desnivel. Entre
medias un corto pero increíble sendero junto al río del Herradero nos deja
pasmados ante tanta belleza. Y vuelta a las paredes de hormigón. Así llegamos a
Cuevas del Valle, una localidad encantadora, con sus soportales, y la Iglesia
de la Natividad.
Y entre pared y pared, un sendero junto al río. Memorable. |
Apenas 2 km, y Mombeltrán parece muy pequeño allá abajo |
Las calles de Cuevas del Valle, llenas de historia |
Es el comienzo además de lo que sobre el papel sería
la parte complicada del día. Nos están esperando kilómetros y kilómetros de
subida. Por carretera no obstante se hacen asequibles. Vamos distraídos charlando.
Cuando por fin dejamos la carretera principal y ya sin el agobio del tráfico
sigue la subida. Pero el ritmo es bueno y ya sabemos que no se nos hará de
noche, como temíamos, además de que podemos disfrutar un poco más tranquilamente de las vistas, y aprovechamos para parar unas cuantas veces a hacer fotos.
La bajada es eterna hacia Arenillas y Hornillos. Dos pueblos encajados en el valle muy bonitos y en apariencia, turísticos. Pero me quedo con las vistas antes de llegar a ellos: el agua en mil cascadas y Cerezos en flor. El Jerte se acerca. La piernas se quedan heladas en la bajada, son muchos kilómetros de bajada, ya cayendo la tarde y son días dándoles castigo. Así que cuesta mucho la última subida, a Guisando. Y nos queda la peor, hasta el Camping junto al que tenemos el hostal. Vaya cuestecita para acabar el día. Pero con todo, la satisfacción nos puede. Un día súper completo. Mucho desnivel, muchos paisajes, senderos, zonas cómodas y técnicas.
La subida nos regala vistas inenarrables |
La bajada es eterna hacia Arenillas y Hornillos. Dos pueblos encajados en el valle muy bonitos y en apariencia, turísticos. Pero me quedo con las vistas antes de llegar a ellos: el agua en mil cascadas y Cerezos en flor. El Jerte se acerca. La piernas se quedan heladas en la bajada, son muchos kilómetros de bajada, ya cayendo la tarde y son días dándoles castigo. Así que cuesta mucho la última subida, a Guisando. Y nos queda la peor, hasta el Camping junto al que tenemos el hostal. Vaya cuestecita para acabar el día. Pero con todo, la satisfacción nos puede. Un día súper completo. Mucho desnivel, muchos paisajes, senderos, zonas cómodas y técnicas.
Aunque no lo parezca, estamos subiendo un puertaco, pero en buena compañía y con un par de chistes, ni nos enteramos |
Por fin, cerezos aun en flor. Nos acercamos al Jerte |
Invento DIY para mantener los pies secos. Eso sí, de usar y tirar (pero funciona) |
Etapa 4: Guisando - Candeleda - Jarandilla de la
Vera - Cuacos de Yuste - Garganta la Olla
- Track en wikiloc. Distancia: 88,4 KM , desnivel 1.704 m d+, Tiempo total: 9:37:14 Tiempo en Movimiento: 7:16:38. Velocidad media: 9,2 km/h. Velocidad media en movimiento: 12,1 km/h
- Tipo de terreno: Entre Guisando y Candeleda, pistas forestales. A partir de ahí, sendas y pistas por zonas de dehesa, algunas anegadas por el agua hasta Jarandilla. Hay un sendero (km 45) que está impracticable por la vegetación poco antes de Villanueva de la Vera, a pesar de lo cual, resulta precioso. Si se desea evitarlo seguir por carretera hasta Villanueva en el km 43,7. A partir de Jarandilla, se toma el "Camino del Emperador", hasta Cuacos de Yuste y casi prácticamente hasta Garganta la Olla. Pistas empedradas, tipo "calzada romana" bastante técnicas en algún tramo. La llegada a Garganta de la Olla es por carretera a la que tuvimos que llegar cruzando una propiedad con carteles que la señalaban como privada (km 43). No saltamos la valla porque encontramos una puerta abierta, pero en fin, puede solventarse siguiendo la pista, y luego por la carretera Ex203 y CCV- 173 aunque con más rodeo, y desnivel, y claro, no tan bonito. Consultado el Catastro a posteriori, efectivamente es privado, así que cada uno decida bajo su responsabilidad.
- Crónica del día.
Es difícil resumir todo lo vivido en el día, porque ha
fue un auténtico carrusel de parajes distintos. 90 km muy variados: Empezamos,
por la alta montaña, subidas largas y suaves que permiten disfrutar, bosques de
pinos que poco a poco van dando paso, según bajamos a hayas, castaños y
robles. Hoja caduca por el suelo, casi se diría que aquí aún es invierno,
aunque los arroyos no dicen lo mismo, hablan a gritos de deshielo y de
primavera.
La pista forestal a la salida de Guisando nos permite disfrutar el paisaje tranquilamente. Y ya con sol... lo más |
Esto son vistas... Y así "toelrato" |
En esa bajada llegamos a Candeleda, café y a seguir,
recuerdos de la infancia por estos pueblos con mis padres y la tienda de
campaña. Candeleda es la puerta de la Comarca de la Vera, un paraiso de
microclima andaluz en mitad de Ávila, en el que las calles de los pueblos se
adornan con naranjos. Aquí no hiela, ni en lo más frío del invierno, protegido
de los vientos del norte por el macizo de Gredos. El tiempo nos hace guiños
para que no nos demos mucha tregua: El sol brilla, pero cada vez que paramos,
se cubre el cielo, se escapa alguna gota y vuelve a parar.
Mágicos los bosques camino de Candeleda |
Desde Candeleda cambiamos el paisaje por el de la
Dehesa primaveral. Encinas, olivos, y toda clase de flores silvestres que dan a
la hierba un colorido que nos alegra. Rodamos muy bien, pica para abajo y vamos
a gusto aunque toca cruzar numerosas charcas llenas de barro y cieno, que
salvamos por poco el algún caso. En las praderas, caballos, ponis y algún burro
campan a sus anchas. Es muy divertido de recorrer entre un continuo sube y
baja.
La nube nos persigue todo el día, y la esquivamos como podemos. Algún tramo por carretera, algún sendero picante, y luego uno, más bien pinchante: empezó bien, como un hermoso túnel entre jaras, lavanda... Hasta cerrarse en un zarzal. Con las gafas empañadas y cuesta arriba empujar la bici mientras notas que te estás enganchando por todos lados pero no sabes cómo es frustrante. Pero aun así coincidimos en que habría sido uno de los mejores senderos de toda la ruta... Si alguien pasara con las tijeras.
La primavera ilumina la Dehesa llenándola de color |
La nube nos persigue todo el día, y la esquivamos como podemos. Algún tramo por carretera, algún sendero picante, y luego uno, más bien pinchante: empezó bien, como un hermoso túnel entre jaras, lavanda... Hasta cerrarse en un zarzal. Con las gafas empañadas y cuesta arriba empujar la bici mientras notas que te estás enganchando por todos lados pero no sabes cómo es frustrante. Pero aun así coincidimos en que habría sido uno de los mejores senderos de toda la ruta... Si alguien pasara con las tijeras.
Por ahí esta el sendero. En algún lugar... |
Continúa el sube y baja. Dehesas, y gargantas se
suceden. Puentes medievales y rumor de agua corriendo como banda sonora del
día. Pueblos de la Vera, como Madrigal que atravesamos rápidamente, mientras
alternamos carreteras, pistas y senderos. Vamos ya vacíos con casi 50 km en las
piernas y paramos a comer en el bar de la piscina natural de Villanueva de la
Vera. Mientras lo hacemos vuelve a llover, está vez más fuerte. Pero en lo que
tomamos café y pagamos, para un rato y salimos de nuevo. Como siempre, después
de comer, vienen un par de rampas de regalo al no sé cuántos por ciento...
Empieza a convertirse en costumbre.
Nos queda mucho. El puente de los Cuartos, junto a Tornal de la Vera. Un paisaje espectacular con tres ríos uniéndose en el mismo lugar. Y empieza la subida, lenta y tediosa a Jarandilla. Casi toda por carretera, y bajo el sol, unido al tráfico de la carretera (respetuoso, pero que nos impide ir más relajados), se hace eterna. Llegamos de nuevo vacíos y aprovechamos para tomar una Coca cola y galletas. Miramos el GPS. Nos quedan 20, y vamos camino de llegar temprano el día de la etapa más larga, pero es verdad que muchos de los últimos kilómetros han sido por carretera. Y ya no nos fiamos de lo que nos queda.
Nos queda mucho. El puente de los Cuartos, junto a Tornal de la Vera. Un paisaje espectacular con tres ríos uniéndose en el mismo lugar. Y empieza la subida, lenta y tediosa a Jarandilla. Casi toda por carretera, y bajo el sol, unido al tráfico de la carretera (respetuoso, pero que nos impide ir más relajados), se hace eterna. Llegamos de nuevo vacíos y aprovechamos para tomar una Coca cola y galletas. Miramos el GPS. Nos quedan 20, y vamos camino de llegar temprano el día de la etapa más larga, pero es verdad que muchos de los últimos kilómetros han sido por carretera. Y ya no nos fiamos de lo que nos queda.
IMPRESCINDIBLE: La ruta del Emperador. Carlos V sí que sabía |
Molinos en los que te quedarías a vivir |
Al poco y tras otra subida carretera en Aldeanueva de la
Vera, salimos al tesoro para mí del día, el camino del Emperador, que nos
llevará a Cuacos de Yuste. Es un Camino empedrado, con cantos muy gordos,
tramos casi de calzada romana. Incómodo, pero delicioso. Una sucesión de
rincones, junto al río, un molino, cascadas, el puente del Tejar, parajes
idílicos en los que sólo se oye el agua. Paramos cientos de veces a tomar fotos
y a descansar.
Pueblos con encanto, con callejones escondidos y plazas bulliciosas que se convierten en uno de los recorridos más hermosos de toda la ruta. Cuacos es la guinda a ese paseo siguiendo el recorrido del Emperador Carlos V rumbo a su retiro.
Pueblos con encanto, con callejones escondidos y plazas bulliciosas que se convierten en uno de los recorridos más hermosos de toda la ruta. Cuacos es la guinda a ese paseo siguiendo el recorrido del Emperador Carlos V rumbo a su retiro.
Desde Cuacos a Garganta la Olla, es un continuo
tobogán. Nos encontramos una valla que prohíbe el paso al track que tenemos, e
improvisamos. Sospecho que sea unas finca con derecho de paso (luego resulta
que no lo es), pero decidimos ir por otro lado y acabamos en el mismo sitio.
Hasta los últimos 5 km que son de nuevo por carretera, al principio, terciaria,
entre fincas y praderas, muy agradable, y luego ya llegando a Garganta, más
principal. Y cuesta arriba, que se hace muy pesada. No obstante, el premio es
llegar temprano y disfrutar de este pueblo, otra joya escondida. En el hostal
no nos ofrecen donde meter las bicis, así que dado que no nos hacen mucho caso
ni nos dan soluciones, disimuladamente las metemos a la habitación (planta
baja). Que las niñas no van a pasar frío después de traernos hasta aquí.
Aprovechamos que hemos llegado pronto para ver tranquilamente el pueblo y
darnos un buen homenaje en un restaurante local: "La Cueva". Todo muy
rico. Especialidad de la zona, el Cochifrito, que evidentemente, no podemos
dejar de probar.
Etapa 5: Garganta la Olla - Cabezuela del Valle - Bohoyo
- Track en wikiloc. Distancia: 78,4 km , desnivel 2.102 m d+, Tiempo total: 9:56:37 Tiempo en Movimiento: 7:13:38. Velocidad media: 7,9 km/h. Velocidad media en movimiento: 10,8 km/h
- Tipo de terreno: Subida del puerto del Piornal por carretera secundaria, sin tráfico, y bajada por pista con piedra suelta y bastante bacheada. Alguna trialera técnica. Pistas/carril bici por el Parque Natural de la Garganta de los Infiernos y subida al Tornavacas por Carretera. Desde la cima hasta Bohoyo, fundamentalmente caminos de servicio entre muros, muchas de ellas anegadas por el agua.
- Crónica del día.
El día empieza frío, a pesar del Sol que contra el
pronóstico del tiempo tenemos. Apenas con un café de máquina y unas migas de
galletas empezamos la primera de las ascensiones del día. Es el puerto del
Piornal, el puerto de montaña más alto de Extremadura. En 14 km subimos de 600
a 1300 m. Es una subida suave y por una carretera desierta. Vemos despertar el
valle, mientras ganamos altura. Un precioso bosque y arroyos del deshielo por doquier.
Y de charla, recordando todo lo que hemos disfrutado estos días, y a los
compañeros que en otros destinos están montando en bici, o recuperándose de sus
caídas, llegamos arriba. Ahí nos surge la duda de si seguir nuestro track
original que incluye zonas que no aparecen como camino en ningún mapa, o
desviarnos al Piornal y seguir por carretera. Decidimos continuar por camino y
la elección es perfecta. Se abre el monte y podemos ver los dos valles a la vez
a los dos lados de nuestra pista, entre
brezos en flor. El valle que dejamos y al que nos dirijimos. Dejamos la vera y
vamos al Jerte.
Subiendo el puerto del Piornal. Fernando empieza a ir sobrado. ¿Me preocupo? |
Empieza ahí una bajada muy divertida, por pista de
tierra con mucho desnivel y muy bacheada, que recorre el mismo bosque de
robles. No es fácil mantener la bici a una velocidad prudente y los recientes
accidentes en el grupo (que no hacemos más que comentar) me hacen poner aún más
precaución (Fernando sigue sin freno trasero, pero para él eso da igual y me
tiene que esperar a cada rato). Bajada en fin de las de acabar con dolor en las
manos y mucha adrenalina y tensión en el cuerpo. Antes de llegar al pueblo ya
vemos claro que estamos en el otro valle, el del Jerte.
Cuando la bajada es complicada, mejor parar de vez en cuando a disfruar de las vistas. |
En Cabezuela por fin tomamos un desayuno decente para
acometer la segunda dificultad del día. Antes tendremos la suerte de rodar por
el Parque Natural de la Garganta de los Infiernos. Se supone que estamos ya ascendiendo
pero no nos damos ni cuenta. Es una gozada poder recorrerlo en bicicleta por
una especie de Carril bici/Vía verde con puntos de interpretación de la
Naturaleza, miradores, puentes.
El recorrido es muy suave, y fácil de disfrutar. Pequeños sube y bajas junto a la vega del Río Jerte. Nos lo tomamos con calma, paramos a tomar algo de vez en cuando y cargamos las pilas para lo que nos espera. Tras casi 10 km salimos a carretera, para continuar el ascenso del Tornavacas. Aunque hacemos una breve parada en un bar, no deja de hacerse pesado. Son muchos kilómetros en los que tenemos que ganar, prácticamente 800 m de altura. Aunque no hay mucho tráfico la comparación con lo anterior desmerece.
El recorrido es muy suave, y fácil de disfrutar. Pequeños sube y bajas junto a la vega del Río Jerte. Nos lo tomamos con calma, paramos a tomar algo de vez en cuando y cargamos las pilas para lo que nos espera. Tras casi 10 km salimos a carretera, para continuar el ascenso del Tornavacas. Aunque hacemos una breve parada en un bar, no deja de hacerse pesado. Son muchos kilómetros en los que tenemos que ganar, prácticamente 800 m de altura. Aunque no hay mucho tráfico la comparación con lo anterior desmerece.
A nuestra espalda, todo el Valle del Jerte. Cerezos y
más Cerezos. Por fin llegamos a la cima. Aprovechamos para picar algo. La
bajada es por camino, en los que encontramos lo que nos acompañará el resto del
día: la abundante agua del deshielo ha inundado los caminos y mezclado con las
vacas que hay en todas partes da lugar a charcas de cieno. Las primeras las
esquivas...luego intentas cruzarlas de la mejor manera. Hasta que llegas a la
primera imposible, en la que hundes la bici y el pie hasta el corbejón. Y
decides rendirte, y chapotear, sabiendo que oleremos a ciénaga el resto del
día. Aún así los paisajes son dignos de las mejores corredoiras gallegas.
Paramos en Umbrías a comer un bocadillo en el único bar abierto en los tres pueblos en que lo hemos intentado. Lo necesitamos, porque tanto barro es por momentos agotador. Cierto que tenemos opción de salir a carretera, pero preferimos seguir porque con barro y todo, merece la pena, solo por el paisaje, los bosques y los arroyos. El tramo final alterna dehesas, vistas a la Sierra, Arroyos, cascadas y bosques cerrados (con sus tramos de ciénaga).
Es una
especie de maravilloso resumen de lo que ha sido nuestro viaje, y en un día de
primavera radiante no hace sino recordarnos los buenos ratos pasados. Un
espectacular puente medieval, prados son vacas disfrutando de la tarde y los
montes nevados al fondo. Hasta llegar finalmente a Bohoyo. Gracias a lo
recortado el primer día y al madrugón a pesar de los kilómetros y el desnivel,
cumplimos el objetivo de llegar a una hora razonable (antes de las seis).
Cuando no hay que cruzar cienagas, nos acompaña el crujido de hojas bajo las ruedas. |
Paramos en Umbrías a comer un bocadillo en el único bar abierto en los tres pueblos en que lo hemos intentado. Lo necesitamos, porque tanto barro es por momentos agotador. Cierto que tenemos opción de salir a carretera, pero preferimos seguir porque con barro y todo, merece la pena, solo por el paisaje, los bosques y los arroyos. El tramo final alterna dehesas, vistas a la Sierra, Arroyos, cascadas y bosques cerrados (con sus tramos de ciénaga).
Ciclar o remar... esa es la cuestión |
Conclusión
Como viaje cicloturista "express" el destino
no podía ser mejor. Quizá para un plan más tranquilo, hacer la versión corta,
de la TransGredos, la Oriental sería una mejor opción que permitiría hacer
etapas más cortas. No obstante, poder disfrutar de parajes como el Valle del
Jerte, o el Camino del Emperador, en el mismo viaje que Casillas y el Tiemblo,
haber tenido nieve y primavera apenas con un par de días de diferencia, es algo
único. Un destino espectacular para esta época del año. En verano sin duda el
calor habría hecho duras algunas zonas, aunque también habríamos podido
disfrutar de mejor clima y de algún que otro baño en los innumerables
riachuelos y pozas de la zona. Como mencioné en la introducción, quizá
recomendaría empezar en San Martín de Valdeiglesias o en el Tiemblo, para ganar
cercanía a Madrid, y añadir una etapa más para disfrutar más de las etapas,
sobre todo si es en un grupo más grande. Yendo dos, no hemos tenido problema y
todos los días (salvo en el prólogo, y fue a conciencia) acabamos la ruta aún
con luz.
En cuanto a la elección del Bikepacking también creo
que fue un acierto. Sobre todo en la primera y tercera etapas, las zonas de
senderos y trialeras complicadas y técnicas no habrían sido tan divertidas.
Cierto que Fernando iba con alforjas, pero la pericia de ambos no es la misma.
De haber ido con alforjas, seguro que le hubiera ralentizado aún más en
esas bajadas. Las bolsas de equipaje no dieron problemas ni con las zonas más
salvajes, ni con las inclemencias del tiempo, lo que fue un alivio, teniendo en
cuenta que lo último que quieres un día con lluvia y nieve es encontrarte tu
ropa mojada al llegar al hostal. Definitivamente satisfecho.
El recorrido, tal como lo planteamos es exigente, sin
duda. Acumular en 440 km más de 10.000 m de desnivel positivo, dice mucho del
tipo de terreno. Montaña en muchas versiones. Unas veces grandes puertos por
pistas y/o carreteras llevaderas, y otras senderos y trialeras de difícil
gestión. No hay en cualquier caso, puntos a eliminar en el track, salvo si
acaso, el sendero lleno de zarzas del día 4. En el resto, si hubo que empujar
la bicicleta fue por falta de desarrollo, no porque no se pudiera ciclar.
En definitiva, la Sierra de Gredos en general y la
Trans-Gredos en particular es un destino espectacular para practicar
cicloturismo, un auténtico paraíso al lado de Madrid, lleno de senderos y
pistas forestales abiertos a la Naturaleza y para el disfrute de cualquier de
nosotros. No puedo dejar de recomendároslo para cualquier fin de semana,
puente, o porqué no, vacaciones (que el verano está a la vuelta de la esquina).
Está aquí al lado.
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