Con el auge de la bicicleta como medio de transporte urbano, están surgiendo en diferentes ciudades talleres e Iniciativas para reducir el sesgo y fomentar la igualdad de género al montar en bicicleta. Porque, aunque no lo parezca, la sororidad sobre ruedas es la última frontera del feminismo hoy en día
"Es como montar en bicicleta" quizá sea la frase que más escuchas cuando retomas algo que dejaste hace tiempo. Pero… ¿de verdad no se olvida? ¿No entran miedos cuando te mudas de tu tranquila ciudad pequeña a una gran población? Cuando te encuentras con el traficazo, ¿no te entran ganas de decir "Óyeme, Carlos, llévame en tu bicicleta" y que otro se encargue de pedalear por las calles llenas de vehículos?
Si eres de las que ha estado rehuyendo el tipo de transporte más limpio que existe, lo siento: que Carlos lleve su propia bici que tú, junto con otras mujeres, tienes capacidad de sobra para pedalear por tu cuenta. Solo necesitas, como cuando empezaste, el primer empujón. Y te lo pueden dar en los espacios seguros de mujeres que van en bici. Y, si nunca aprendiste a montar, ni los 20 ni los 30 son mal momento para hacerlo (hay mujeres que te enseñan).
En las grandes ciudades se han ido instalando servicios de bicicletas públicas en los últimos años: Bicing en Barcelona, Valenbisi en Valencia, Sevici o Bicimad en Madrid. Hay quien las usa para ir a clase, al trabajo o para volver después de salir por la noche, aprovechando las calles libres de tráfico. Y es que eso es lo que impone: la circulación de coches, buses, taxis, motos… "Tráfico ladrador, poco mordedor", asegura Amalia Salvador, miembro del colectivo Madrid Ciclista. "Si los coches te pitan es que te han visto".
Amalia es también facilitadora en el taller "Mujeres en bici, mujeres sin límite", y el por qué más allá de las infraestructuras. «El punto clave del taller y el motivo principal de que sea solo para mujeres es poder compartir nuestras vivencias», explica Amalia. «Todas nos damos cuenta de que hemos tenido experiencias similares entorno a la bici: la usábamos hasta cierta edad y luego lo dejamos, o no tuvimos una bici de pequeñas, etc. Por lo general nos han inculcado una prudencia que se convierte en miedo ante situaciones concretas que disminuye nuestra autoconfianza. "Si yo puedo, tú puedes" es uno de nuestros mantras».
Y es que sí: también en el uso de la bici hay un sesgo de género. En Madrid, por ejemplo, el 85% de personas usuarias del sistema público de bicicletas tiene estudios universitarios. De las 66.000 abonadas, según datos del Ayuntamiento de Madrid, solo el 35 % son mujeres.
Henar Salas es también facilitadora en el taller, que ya va por su quinta edición, en el que empezó siendo alumna: "Pensé: ¿por qué solo para mujeres? Y decidí probar. Me di cuenta de lo relajado del ambiente en comparación con otros talleres/charlas mixtas en las que había estado: no tenía que pensar si lo que iba a decir era relevante o demasiado básico. Este taller es algo que llevaba mucho tiempo buscando y no encontraba: un espacio amable donde compartir ideas y aprender sobre algo que me gusta". No falta el chico que quiere apuntarse al taller y, claro, la respuesta no es positiva: les recomiendan hablar con asociaciones de ciclistas para que pida formación para hombres, o bien mixta. «Nosotras hemos decidido cubrir una demanda concreta, no toda la demanda», puntualiza.
«El taller no mixto, además de crear un espacio de confianza y experiencias comunes, trata de rebatir los mitos que pesan sobre la bici en la ciudad y las mujeres que la usan: que somos lentas, que somos "muy prudentes", miedosas, que si la forma física... mitos que se nos colocan como barreras para movernos con normalidad en bici entre el tráfico», argumenta la tercera facilitadora de la formación, Sara Pernas. «El taller trata además de formar y ofrecer herramientas a la circulación urbana en bici con las particularidades a las que nos enfrentamos diariamente las mujeres: actitudes de mansplaining, acoso sexual o paternalismo que, unidas a los mitos anteriores, tienden a socavar la confianza en nuestra capacidad para usar la bici en una gran ciudad como un medio de transporte más».
La bicicleta fue un símbolo de liberación de las mujeres. En el siglo XIX se consideraba indecoroso que usáramos la bicicleta, se llegaron a diseñar sillines especiales dada la creencia de que montar producía excitación femenina por el roce de los genitales. Sin embargo, las sufragistas hicieron suyo este medio de transporte que llevó a la mujer por el camino del derecho al voto: "Está montando hacia una mayor libertad, hacia una igualdad con el hombre más cercana, hacia el hábito de cuidarse a sí misma", publicaba en 1895 el diario estadounidense The Columbian.
Pero montar en bicicleta sigue siendo hoy en día un tema controvertido para las mujeres en algunos países. Sin ir más lejos, en mayo de este 2019, un fiscal iraní prohibió el uso de la bicicleta a las mujeres de aquel país por considerarlo "un acto pecaminoso"...
Todavía nos queda mucho pedaleo. ¿Te subes a la bici?
Encuentra tu grupo o taller para mujeres, ¡o crea el tuyo!
"Es como montar en bicicleta" quizá sea la frase que más escuchas cuando retomas algo que dejaste hace tiempo. Pero… ¿de verdad no se olvida? ¿No entran miedos cuando te mudas de tu tranquila ciudad pequeña a una gran población? Cuando te encuentras con el traficazo, ¿no te entran ganas de decir "Óyeme, Carlos, llévame en tu bicicleta" y que otro se encargue de pedalear por las calles llenas de vehículos?
Si eres de las que ha estado rehuyendo el tipo de transporte más limpio que existe, lo siento: que Carlos lleve su propia bici que tú, junto con otras mujeres, tienes capacidad de sobra para pedalear por tu cuenta. Solo necesitas, como cuando empezaste, el primer empujón. Y te lo pueden dar en los espacios seguros de mujeres que van en bici. Y, si nunca aprendiste a montar, ni los 20 ni los 30 son mal momento para hacerlo (hay mujeres que te enseñan).
En las grandes ciudades se han ido instalando servicios de bicicletas públicas en los últimos años: Bicing en Barcelona, Valenbisi en Valencia, Sevici o Bicimad en Madrid. Hay quien las usa para ir a clase, al trabajo o para volver después de salir por la noche, aprovechando las calles libres de tráfico. Y es que eso es lo que impone: la circulación de coches, buses, taxis, motos… "Tráfico ladrador, poco mordedor", asegura Amalia Salvador, miembro del colectivo Madrid Ciclista. "Si los coches te pitan es que te han visto".
Amalia es también facilitadora en el taller "Mujeres en bici, mujeres sin límite", y el por qué más allá de las infraestructuras. «El punto clave del taller y el motivo principal de que sea solo para mujeres es poder compartir nuestras vivencias», explica Amalia. «Todas nos damos cuenta de que hemos tenido experiencias similares entorno a la bici: la usábamos hasta cierta edad y luego lo dejamos, o no tuvimos una bici de pequeñas, etc. Por lo general nos han inculcado una prudencia que se convierte en miedo ante situaciones concretas que disminuye nuestra autoconfianza. "Si yo puedo, tú puedes" es uno de nuestros mantras».
Y es que sí: también en el uso de la bici hay un sesgo de género. En Madrid, por ejemplo, el 85% de personas usuarias del sistema público de bicicletas tiene estudios universitarios. De las 66.000 abonadas, según datos del Ayuntamiento de Madrid, solo el 35 % son mujeres.
Henar Salas es también facilitadora en el taller, que ya va por su quinta edición, en el que empezó siendo alumna: "Pensé: ¿por qué solo para mujeres? Y decidí probar. Me di cuenta de lo relajado del ambiente en comparación con otros talleres/charlas mixtas en las que había estado: no tenía que pensar si lo que iba a decir era relevante o demasiado básico. Este taller es algo que llevaba mucho tiempo buscando y no encontraba: un espacio amable donde compartir ideas y aprender sobre algo que me gusta". No falta el chico que quiere apuntarse al taller y, claro, la respuesta no es positiva: les recomiendan hablar con asociaciones de ciclistas para que pida formación para hombres, o bien mixta. «Nosotras hemos decidido cubrir una demanda concreta, no toda la demanda», puntualiza.
«El taller no mixto, además de crear un espacio de confianza y experiencias comunes, trata de rebatir los mitos que pesan sobre la bici en la ciudad y las mujeres que la usan: que somos lentas, que somos "muy prudentes", miedosas, que si la forma física... mitos que se nos colocan como barreras para movernos con normalidad en bici entre el tráfico», argumenta la tercera facilitadora de la formación, Sara Pernas. «El taller trata además de formar y ofrecer herramientas a la circulación urbana en bici con las particularidades a las que nos enfrentamos diariamente las mujeres: actitudes de mansplaining, acoso sexual o paternalismo que, unidas a los mitos anteriores, tienden a socavar la confianza en nuestra capacidad para usar la bici en una gran ciudad como un medio de transporte más».
La bicicleta fue un símbolo de liberación de las mujeres. En el siglo XIX se consideraba indecoroso que usáramos la bicicleta, se llegaron a diseñar sillines especiales dada la creencia de que montar producía excitación femenina por el roce de los genitales. Sin embargo, las sufragistas hicieron suyo este medio de transporte que llevó a la mujer por el camino del derecho al voto: "Está montando hacia una mayor libertad, hacia una igualdad con el hombre más cercana, hacia el hábito de cuidarse a sí misma", publicaba en 1895 el diario estadounidense The Columbian.
Pero montar en bicicleta sigue siendo hoy en día un tema controvertido para las mujeres en algunos países. Sin ir más lejos, en mayo de este 2019, un fiscal iraní prohibió el uso de la bicicleta a las mujeres de aquel país por considerarlo "un acto pecaminoso"...
Todavía nos queda mucho pedaleo. ¿Te subes a la bici?
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