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jueves, 2 de julio de 2020

10 Rutas que tienes que hacer una vez en la vida: Caminos del Canal y Cañón del Guadalix. Sábado 4 de Julio de 2020

El comodín para la lluvia. Y mucho más

La ruta de esta semana es mucho más que una clásica. Durante años relegada a ser el comodín para esos días de lluvia en que hay que asegurar que no cogeremos barro. Y quizá por culpa de eso, la hemos hecho con frecuencia en días malos, de invierno. Así que la hagas o no este sábado, guárdala como oro en paño, porque es un seguro de bici. Y de disfrute.


La ruta que os proponemos esta semana es, digo, un comodín. La puedes hacer en invierno después de meses de lluvia, o en verano. Y no te defrauda. Puedes combinarla de múltiples maneras alargándola hacia el norte por la Dehesa de Moncalvillo, o hacia el sur y pasar por San Agustín de Guadalix. Pero si he de elegir, me quedo con la versión más clásica, la que hice por primera vez en 2014 con el Capi. La ruta recorre una colección de caminos de mantenimiento del Canal de Isabel II, que atraviesan entornos adehesados en los que no es raro divisar rapaces en el cielo. Praderas bucólicas, a buen seguro aún verdes, que se disfrutan tranquilamente gracias a la sencillez técnica de la ruta. Estos caminos están en buena parte asfaltados lo que facilita un rodar alegre, y distraído. El único complicado es la bajada al Azud del Mesto, apenas 300 m, que bien pueden hacerse andando, o puedes saltártelo (aunque no te lo recomiendo). Pero no adelantemos acontecimientos.



Saliendo desde Tres Cantos, o, mucho mejor, desde Madrid, se coge un tramo del Carril bici para salir, pasada la estación de Tratamiento de aguas, para coger el Canal Alto. Es una pista sinuosa, en la que cada curva te descubre un paisaje nuevo, con cortas subidas y bajadas, en las que es fácil picarse con algún compañero. Pero ten cuidado, la ruta es larga, y el final se te puede atragantar, así que mi consejo es que lo tomes con calma, y disfrutes del paisaje. De vez en cuando divisamos a lo lejos pequeños acueductos, obras de ingeniería civil en este caso mimetizadas con el paisaje. La más importante de ellas es el Acueducto de Zegri, un maravilloso y desconocido monumento, de 126 metros de alto, al que puedes asomarte, si no padeces de vértigo claro. Situado en el km 28 de la ruta, es un buen lugar para tomarse un descanso, comer algo y disfrutar del paisaje mientras coges fuerzas para el resto de la ruta.

 Nuestra siguiente parada, no menos impresionante, es el embalse de Pedrezuela (km 34). Su majestuosa bóveda sobre el curso del río Guadalix enmarca un paisaje en el que también, seguro querrás pararte un rato a disfrutar de las vistas de la sierra reflejada en las aguas. Nuestro consejo: hazlo, para un rato y disfruta, de las maravillosas vistas mientras rodeas el embalse, antes de seguir al pueblo de Pedrezuela. En circunstancias normales sería un buen sitio para tomar algo de avituallamiento en los bares de la plaza, comer un bocadillo y disfrutar de la primera cervecita del día. Pero si prefieres respetar al máximo el distanciamiento social (te lo recomiendo), te aconsejamos coger agua en la fuente, que encontrarás en la placita trasera del Ayuntamiento, junto a la iglesia. Y con los bidones bien completos, seguir ruta. Nos queda mucho, y tan bueno como lo que llevas…o más.

A la salida de Pedrezuela y tras una larga recta, giraremos hacia el oeste, donde encontraremos una bajada que hará las delicias de los más técnicos. Es el punto más complicado en ese sentido de nuestra ruta (lo que no quiere decir que revista mayor dificultad si se baja con precación). Abajo nos espera el espectacular Azud del Mesto una pequeña presa de bella factura, construida a finales del siglo XIX, alejada de la modernidad del embalse de Pedrezuela. Su objetivo, no era tanto el de embalsar el agua, sino el de desviarla hacia el Canal Bajo, con el fin de abastecer a la incipiente capital. Su construcción en piedra merece desviarse unos metros para visitarla, antes de seguir por el Canal del Mesto. 

En este caso, seguiremos la construcción del canal. Es un paraje de una belleza imponente, con las paredes del Cañón del Guadalix a nuestra izquierda y el río a la derecha, entre una explosión de vegetación ribereña. Pájaros, rapaces, y quién sabe cuántos animales más se habrán tomado el Cañón en propiedad durante el confinamiento. Es un camino estrecho con alguna zona de rocas en el que para deleitarse lo mejor es parar un momento, y oír el canto del agua. Pero también tiene tramos de divertida senda que equilibran algo esta ruta tan rodadora. Es, en fin una de esas joyas escondidas a poco más de 15 km de Madrid. No os lo podéis perder. Pasado el Chorro de la Negra, dejaremos el encajonamiento del Cañón y el camino se abre a una pista ancha. Tras la primera de lo que será una sucesión de bajadas, llegaremos a la Cascada del Hervidero (km 49). Allí, merece la pena bajar las escaleras que conducen a la Cascada, sin duda, de las más hermosas que podemos disfrutar en nuestra Comunidad, sobre todo si tienes la suerte de que bajen en plenitud de agua. Un sitio fantástico para volver a parar, descansar un rato, remojar los pies y disfrutar del día. Te recomiendo que comas algo para coger fuerzas, porque la parte final se le suele atragantar a muchos compañeros. Nos quedan unos 15 km hasta llegar a Tres Cantos que recorreremos por el sinuoso Canal Bajo. De nuevo, será por pistas en muy buen estado, casi todas asfaltadas (aunque con baches) por las que se rueda muy bien. Esta parte es, como nos gusta decir a los ciclistas, un rompepiernas. Una sucesión de cortas subidas y bajadas que nos cogerán con las piernas ya algo cansadas. No es que sean especialmente duras, pero si no te guardaste algo de fuerza al principio, aquí las echarás de menos. Si por el contrario, las piernas te acompañan, disfrutarás seguro de las espectaculares vistas sobre Pedrezuela, San Agustín de Guadalix y las Dehesas junto al Arroyo de la Fresneda. Si estás cansado, mi consejo siempre es el mismo: Baja el ritmo, levanta la cabeza y disfruta del paisaje. No hay prisa y lo importante es disfrutar, para llegar, casi sin darnos cuenta a Tres Cantos.

Serán, si sales desde Tres Cantos unos 75 km, muy muy rodadores (Track de la ruta en wikiloc), en una ruta muy especial. Es más un ruta para hacer con una bici de cicloturismo que con una de montaña “pura”. Para bicis de gravel de esas que están tan de moda. Recuerdo mi primera vez, que pensé que por fin el Capi ponía una ruta para mi espíritu carretero en la que podía dejarme disfrutar de apretar los pedales sin estar todo el rato mirando al suelo. Creo que es de mis primeros tiempos con el grupo, una de las que más disfruté, y recuerdo llamar a mi hermano para decirle que tenía que enseñarle esas pistas del Canal, porque son, sin duda un tesoro. Una delicia para paladear despacio y sin preocupaciones. Recuerdo los calentones en cada cuesta, y luego, la emoción del agua. El agua en el embalse de Pedrezuela y luego en el Azud (si tienes la suerte de verlo desaguando es espectacular) y, sobre todo en la Cascada del Hervidero. Una ruta para apartarte del ruído de la civilización, incluso para ir solo sin miedo a accidentes. Y plagada de recuerdos. De charlar con Tasio y Shinyeva. De ver a Alonso adelantarse para esconderse en cualquier curva dispuesto a capturar la mejor foto. Y de Pablo y el Capi Antonio tirando como si no costara sin dejar de hablar allí donde todos estábamos ya agotados, cerca de Tres Cantos. Una ruta imborrable en mi memoria como la más divertida de la historia, aquel 2016 en que un Sábado de Noviembre la recorrimos sin que dejara de llover más que, exactamente, los 10 minutos que paramos en Pedrezuela. Un día en que el Cañón estuvo aún más espectacular que nunca. Y en el que la risa por lo ridículo de nuestra situación, calados hasta los huesos durante horas, por el inquebrantable buen humor de Novoa y David Seisdedos consiguieron que me pasara un par de días con agujetas en la barriga… de reirme tanto. Y del día del “hombre anfibio” La demostración de que como decimos siempre, hay que salir siempre, llueva o nieve porque lo vamos a pasar bien.


Todos esos recuerdos, y los que nos quedan por vivir, en una ruta que repetimos año tras año y no cansa la hacen imprescindible. Una ruta de esas que al menos una vez en la vida, tienes que hacer. ¿Te apuntas?

Hasta que acabe la crisis de la COVID-19, hemos cambiado nuestras convocatorias por propuestas de ruta. Puedes recorrerla este sábado o cuando mejor te venga. Por supuesto, bajo tu responsabilidad. Te recomendamos que lo hagas en compañía por si surge cualquier avería o accidente, pero siempre en grupos pequeños y respetando las distancias ordenadas por las autoridades sanitarias. De esta salimos juntos, y estamos deseando rodar a tu lado. Puedes aprovechar los comentarios para buscar con quien hacerla. Si te gustó la ruta, dínoslo y si no, también. Nos encanta mejorar las rutas, hacerlas más bonitas, más seguras. Para cuando podamos disfrutarlas juntos.  


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