Es muy fácil distinguir las bicicletas eléctricas por sus llamativos motores acoplados a la rueda o al eje del pedalier, y por las grandes baterías que tienen que llevar para alimentarlos. Pero la tecnología avanza muy rápido, y ya es posible ponerle un motor a tu bici y que pase totalmente desapercibido, un motor invisible.

La base del sistema de asistencia Gruber es un motor ultraligero (900 gramos) que se puede instalar en cualquier tipo de bicicleta integrándolo en el interior del tubo del cuadro (diámetro interior mayor de 31,6 mm).
Cuando la unidad está apagada utilizas tu bici como una bicicleta normal, pero al aparecer las cuestas, un toque al botón "turbo" del manillar hará que la unidad auxiliar, con sus 200 vatios de potencia adicional, aumente tu rendimiento hasta el 100%.
La pequeña batería de Li-ion va alojada en la bolsa porta herramientas que solemos llevar bajo el asiento, por lo que tampoco llama la atención. Exteriormente nadie podrá saber si llevas o no motor en tu bici.
La ventaja respcto a una bicicleta eléctrica "normal", además de no ser visibles el motor y la batería, es el peso, que supone unos 10 kg menos en el conjunto de la bici.
Parece que los ciclistas profesionales también podrían apuntarse a utilizar estos "motores invisibles" y por ello la Unión de Ciclismo Internacional (UCI) ha anunciado que procederá a investigar la posibilidad de que la bicicleta usada por el suizo Fabian Cancellara en citas como el Tour de Flandes o la París-Roubaix, en las que se impuso con claridad, contara con un pequeño motor.