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lunes, 14 de julio de 2014

Brooks Cambium C17

O de cómo cuidar tu culo como se merece

Cuando vamos a adquirir una bicicleta solemos dar muchas vueltas a la marca y al modelo que vamos a elegir, a la ligereza del cuadro, al sistema de cambios que lleva o al tipo de cubiertas que queremos montar pero, por alguna extraña razón, no le damos la importancia que deberíamos al lugar donde se van a asentar nuestras posaderas durante miles y miles de kilómetros y nos olvidamos de una parte fundamental de nuestra ciclante anatomía: el culo.


Como de Santa Bárbara cuando truena, solo nos acordamos de nuestro culo cuando sufrimos, y no siempre en silencio, los estragos de los baches tras una larga marcha. Por otra parte, también es frecuente que los no iniciados suelan admirar con ojos golosos esos sillines mulliditos al grito de “qué bien, qué blandito”, aunque a la larga se arrepientan de haber comprado algo que más bien se asemeja a un sillón relax. En torno a los sillines siempre hay divertidas conversaciones y controversias, pero si alguien sabe de culos y de cómo cuidarlos es la casa británica Brooks, que lleva casi 150 años fabricando de manera artesanal sus famosos sillines de cuero.

En esta ocasión, Brooks nos sorprende con esta versión de su clásico B17 manufacturado con un material diferente: caucho natural vulcanizado en su base y algodón orgánico en el exterior, reforzado con un tratamiento conocido como Brooks Numac que, aseguran, imita la resistencia al tiempo y a los elementos que poseen sus productos de cuero. El esqueleto del Cambium está compuesto por unos rieles de acero inoxidable y una estructura de aluminio que le brindan una extraordinaria ligereza (415 gr); una gran diferencia de peso si estamos acostumbrados, como es el caso del que suscribe, a pedalear sobre un sillín Brooks tradicional.

Existen dos diferencias más respecto a los sillines de cuero: la primera es que el Cambium no necesita un tiempo de "doma" para que se adapte a nosotros (ante la pregunta de si los Brooks son cómodos solemos contestar que sí, que lo son después de los primeros 1.500 km); la segunda, que este modelo no requiere ningún tipo de mantenimiento y su impermeabilidad está garantizada sin necesidad de aplicarle grasa cada pocos meses. Lo que no tengo tan claro, y solamente el tiempo lo dirá, es su resistencia al rozamiento prolongado con el pantalón, a los fenómenos atmosféricos y al maltrato en general,  y quizá hayan de pasar otros 150 años para demostrarla.

Además del C17, Brooks presenta el Cambium en sus versiones C17s (algo más corto y pensado para la anatomía femenina) y C15 (una versión más deportiva), en colores marrón y gris.

Después de unos 150 km de prueba sobre el Cambium C17, puedo asegurar que el resultado es más que satisfactorio. El sillín es realmente cómodo y amortigua de manera sobresaliente las irregularidades del terreno, y se adapta a la primera a nuestra anatomía gracias a la flexibilidad de sus materiales. Al igual que con los otros Brooks, en ningún momento se siente el molesto adormecimiento perineal que tantos ciclistas sufren incluso con sillines antiprostáticos.

En cuanto al precio (125,00 €) quiero aquí compartir una pequeña reflexión con nuestros lectores. Cada vez que sometemos a revisión sillines tan píjers como éste, luces potentes para potentes rutas, bicis eléctricas de alta gama, o chuminadas varias, suele producir escozor ver la cifra que alcanzan en el mercado pero, como bien dice Pedro Bravo en su libro Biciosos, la percepción cambia si tratamos a nuestra bici como un vehículo en lugar de verla como un juguete. Si no funciona este truco a lo mejor sí que lo hace el revisar la última factura del taller de nuestro coche y comprobar, por ejemplo, cuánto nos han clavado por sustituir el espejo retrovisor, ¿verdad?.

Gracias una vez más a Slowroom por ceder este material para el banco de pruebas.