O de cómo cuidar tu culo como se merece
Cuando vamos a adquirir una bicicleta solemos dar muchas
vueltas a la marca y al modelo que vamos a elegir, a la ligereza del cuadro, al
sistema de cambios que lleva o al tipo de cubiertas que queremos montar pero,
por alguna extraña razón, no le damos la importancia que deberíamos al lugar
donde se van a asentar nuestras posaderas durante miles y miles de kilómetros y
nos olvidamos de una parte fundamental de nuestra ciclante anatomía: el culo.
Como de Santa Bárbara cuando truena, solo nos acordamos de
nuestro culo cuando sufrimos, y no siempre en silencio, los estragos de los
baches tras una larga marcha. Por otra parte, también es frecuente que los no
iniciados suelan admirar con ojos golosos esos sillines mulliditos al grito de
“qué bien, qué blandito”, aunque a la larga se arrepientan de haber comprado
algo que más bien se asemeja a un sillón relax. En torno a los sillines siempre hay
divertidas conversaciones y controversias, pero si alguien sabe de culos y de
cómo cuidarlos es la casa británica Brooks, que lleva casi 150 años fabricando
de manera artesanal sus famosos sillines de cuero.

Existen dos diferencias más respecto a los sillines de cuero: la primera es que el Cambium no necesita un tiempo de "doma" para que se adapte a nosotros (ante la pregunta de si los Brooks son cómodos solemos contestar que sí, que lo son después de los primeros 1.500 km); la segunda, que este modelo no requiere ningún tipo de mantenimiento y su impermeabilidad está garantizada sin necesidad de aplicarle grasa cada pocos meses. Lo que no tengo tan claro, y solamente el tiempo lo dirá, es su resistencia al rozamiento prolongado con el pantalón, a los fenómenos atmosféricos y al maltrato en general, y quizá hayan de pasar otros 150 años para demostrarla.
Después de unos 150 km de prueba sobre el Cambium C17, puedo asegurar que el resultado es más que satisfactorio. El sillín es realmente cómodo y
amortigua de manera sobresaliente las irregularidades del terreno, y se adapta a la primera a nuestra anatomía gracias a la flexibilidad de sus materiales. Al igual que
con los otros Brooks, en ningún momento se siente el molesto adormecimiento perineal
que tantos ciclistas sufren incluso con sillines antiprostáticos.

Gracias una vez más a Slowroom por ceder este material para
el banco de pruebas.