Y la salvación empieza este viernes en el Campus de #ciclologística en Madrid
Esta semana tuve que atravesar el distrito Centro de Madrid en bici por la mañana. El atasco era monumental y no pocas veces tuve que bajarme para adelantar por la acera o cambiar de recorrido para huir de la ratonera.
"¡Qué ganas tengo de que llegue Junio y se acabe todo esto!", pensé en un primer momento. Luego cayó sobre mí la cruda realidad: todos los vehículos a motor eran furgonetas de reparto, que seguirán estando autorizadas dentro del APR Centro, supuestamente libre de humos. En mitad del monóxido, una furgoneta especialmente humeante estaba rotulada "Trabajamos para un mundo más ecológico" o algo asi´*. Recochineo encima.
Y es que según la Unión Europea el reparto de mercancías en las ciudades puede ser la primera causa de tráfico dentro de unos años, por encima de la movilidad laboral.** Las empresas de logística lo confirman: el crecimiento está siendo brutal, y cada vez que hay un puente -hoy mismo- se disparan hasta niveles absurdos las ventas on-line de un solo click (ya sabéis a quien me refiero, guiñoguiño).
Este cambio urbano no sólo está generando atascos que no se pueden solucionar con las tradicionales fórmulas de "mejor transporte público" o "restricción de no residentes". Además está provocando unas dinámicas laborales perversas, con precios decrecientes para los repartidores cada vez más precarios (algún día los economistas deberán estudiar esta contradicción de "más demanda = menos salario").
Y es que según la Unión Europea el reparto de mercancías en las ciudades puede ser la primera causa de tráfico dentro de unos años, por encima de la movilidad laboral.** Las empresas de logística lo confirman: el crecimiento está siendo brutal, y cada vez que hay un puente -hoy mismo- se disparan hasta niveles absurdos las ventas on-line de un solo click (ya sabéis a quien me refiero, guiñoguiño).
Este cambio urbano no sólo está generando atascos que no se pueden solucionar con las tradicionales fórmulas de "mejor transporte público" o "restricción de no residentes". Además está provocando unas dinámicas laborales perversas, con precios decrecientes para los repartidores cada vez más precarios (algún día los economistas deberán estudiar esta contradicción de "más demanda = menos salario").