Bonito cartón piedra en el cartón piedra. Precioso
Me comentó un amigo que en Las Rozas Village tenían bicis urbanas puestas en plan adorno.
Aunque, a mi, eso de ir a comprar ropas me gusta tanto como ser flagelado, me pasé a ver qué tal. Me gustan las bicis y si las usan como reclamo, entro al trapo. Luego, a veces, opino.

No podía ir con mi bici en un tiempo razonable. No se cual sería la ruta, pero además no debe ser fácil. Y la distancia es excesiva desde casi cualquier sitio.
Aunque se puede acercar uno en tren o incluso en autobús de línea, está pensado para ir en coche.
Uff, alguno de estos vehículos será el mío.
Para el que no lo conozca, Las Rozas Village es como la zona central-comercial de cualquier pueblo turístico pero construido desde cero. Sin tener que destruir el pueblo original. Muy mono, muy limpio, muy ordenadito todo. Lleno de tiendas, casi todas de ropa y similares y terrazas del modelo aperitivo-franquicia más que bar con fritanga o paella. Es como el modelo que pretenden imitar casi todos los pueblos de playa o interior. ¿O la imitación es esto?. No se. Pero parece un decorado de cine, de cartón piedra, solo que con edificios y dinero de verdad. Como una serie americana, en las que casi todo el mundo es joven y guapo y en edad de gastar dinero. No hay viejos en los bancos ni niños jugando, menos los que están con sus padres y con un helado en la mano.
Me impresiona que se haya llegado al “paquete de compras” como producto turístico.
Te cobran para llevarte a un sitio en el que te venderán de todo. Esto del marketing me parece una mezcla de gran ciencia y noble arte. Como el ilusionismo. Si hacen bien su trabajo, no te sientes engañado, sino contento y volverás a por más. Se trata de conseguir vender, (mejor si es por mucho dinero), cosas que prometen ser experiencias vitales importantes, reconfortantes, saludables, que suponen distinción.
- Pero si simplemente venden una camiseta, o una crema o una bici de colores. Y a veces el comprador ni la llega a usar.
- Sí, pero… ¡y lo contento que se va ese comprador!. En cuanto tenga un ratito y unos euros, volverá a por más.
Esto es lo que cuentan en Vogue, que no se si saben de bicis, pero de marketing y moda saben un huevo.
“La visita de Lorenzo Martone con sus diseños a Las Rozas Village es una manera promover la campaña Day Trip to Chic que pretende aumentar la experiencia de compras por los village del grupo internacional Chic Outlet Shopping (al que pertenece este espacio de Madrid).”
- Y ¿qué es eso de aumentar la experiencia de compras?. Pues que te gastes más y encima estés más contento.
Sí que saben, sí.
- Y, ¿quién es ese tal Lorenzo Martone, diseñador de estas bicis?
Aquí lo explican.
Me hace gracia eso de “En plena polémica por el alquiler de bicis de Ana Botella, Lorenzo Martone presenta su colección”. Eso sí que es un titular pillado por los pelos.
- Pero si el mérito en cuanto a popularidad del diseñador de las bicis es "ser el ex de Marc Jacobs", ¿quien es ese tal Marc Jacobs?.
Aquí nos lo aclaran convenientemente. Ah, claro. Es uno que dijo “no” a Christian -Dior. Bueno, supongo que tendrá muchos otros méritos pero como el titular debe ser muy breve supongo que ese será algo importante.
¡De lo que se entera uno leyendo!
En cuanto a las bicis, que era el asunto que me llevó allí, parece que la acción era más para promocionar el sitio que las propias bicis. No había dónde comprar una. Pone en algún sitio que habían abierto una “pop up store” . Lo único que encontré era una chica con fichas para sacar datos de la gente y participar en el sorteo de una bici. Cuando pregunté por la tienda física, me dijeron que se podían comprar por internet, en esta web: . Paso de darles mis datos, que para sorteo prefiero el de la once. Luego vi que los precios son de mil y pico euros y que las envían desmontadas. No se si es caro, pero es mucha pasta para comprar a ciegas (o viendo solo los colorines).
Las bicis son bonitas para el que le gusten los colores intensos. Tienen un curioso cambio automático de dos marchas. Lo he leído, porque no se podía probar ninguna. El manilla-cesta me gusta bastante. Seguro que soporta mucho más de los 9 kg que anuncian pero los 180€ que piden por él me parecen algo excesivos.
Lógicamente, por aquí no se puede circular en bici. Realmente no vendría a cuento y no hay sitio, pero tengo mis dudas incluso de que dejen caminar con ella al lado.
La idea de la acción promocional es que las bicis son, así en general, algo bonito. Están de moda. Quedan bien en los escaparates y en la calle. Aquí las que habían colocado en la calle estaban puestas en plan espectacular, aprovechando su colorido. Todo lleno de flores:
En una superficie blanca, para que destaquen sus colores fuertes y la marca:
En plan exagerado, en una especie de esfera armilar. Claro que, ya puestos a tener una bici dorada, te puedes permitir eso y más:
Pero aquí las bicis de los escaparates, igual que la mentalidad ciclista, son de cartón piedra.
Se ve que no tenían suficientes bicis de verdad y que, eso que hacen en algunos sitios de poner bicis bonitas en sus escaparates pues, no lo habían pensado con tiempo.
Cuando ya me iba, vi la única bici urbana absolutamente de verdad de todo el paseo. Una bici que se usaba mucho y bien. Y que pasaba absolutamente desapercibida para el ojo no entrenado (también denominado persona normal o no-friki de las bicis).
A pesar de su aspecto cutre o precisamente por eso, su dueño y ella tenían unas cuantas cosas a destacar.

Lo primero, cómo estaba atada. Disponía solo de un patético tuercerruedas como enganche pero supo poner una buena U pequeña para sujetar bien el cuadro. Las ruedas y el sillín estaban sujetos con tuercas, no con cierres rápidos y con una cadena adicional cutre por si hay que sujetar alguna cosilla más.
Tenía una pata de cabra aunque es una mtb. En este caso se ve que ha venido muy bien.
Luces: dos traseras y dos delanteras independientes. Una de ellas sencilla a pilas y la otra de imanes, de las que se encienden de modo intermitente sin pilas ni dinamo.
Las ruedas, con un dibujo que no vibra mucho en asfalto y con cierto desgaste.
Portabultos, para que no le sude la espalda con las cosas monísimas que se compre aquí.
Espejo retrovisor, botella de agua y el especial cutre-práctico: un trozo de tubo a modo de guardabarros para que la rueda delantera no salpique el agua la cara.
Todo un ejemplo para ayudar a que no se confundan las cosas: Transporte, deporte, moda, practicidad, imagen, economía, tontería, cool bike, bici en mi culo...
Uff, alguno de estos vehículos será el mío.

Para el que no lo conozca, Las Rozas Village es como la zona central-comercial de cualquier pueblo turístico pero construido desde cero. Sin tener que destruir el pueblo original. Muy mono, muy limpio, muy ordenadito todo. Lleno de tiendas, casi todas de ropa y similares y terrazas del modelo aperitivo-franquicia más que bar con fritanga o paella. Es como el modelo que pretenden imitar casi todos los pueblos de playa o interior. ¿O la imitación es esto?. No se. Pero parece un decorado de cine, de cartón piedra, solo que con edificios y dinero de verdad. Como una serie americana, en las que casi todo el mundo es joven y guapo y en edad de gastar dinero. No hay viejos en los bancos ni niños jugando, menos los que están con sus padres y con un helado en la mano.

Me impresiona que se haya llegado al “paquete de compras” como producto turístico.
Te cobran para llevarte a un sitio en el que te venderán de todo. Esto del marketing me parece una mezcla de gran ciencia y noble arte. Como el ilusionismo. Si hacen bien su trabajo, no te sientes engañado, sino contento y volverás a por más. Se trata de conseguir vender, (mejor si es por mucho dinero), cosas que prometen ser experiencias vitales importantes, reconfortantes, saludables, que suponen distinción.
- Pero si simplemente venden una camiseta, o una crema o una bici de colores. Y a veces el comprador ni la llega a usar.
- Sí, pero… ¡y lo contento que se va ese comprador!. En cuanto tenga un ratito y unos euros, volverá a por más.
Esto es lo que cuentan en Vogue, que no se si saben de bicis, pero de marketing y moda saben un huevo.
“La visita de Lorenzo Martone con sus diseños a Las Rozas Village es una manera promover la campaña Day Trip to Chic que pretende aumentar la experiencia de compras por los village del grupo internacional Chic Outlet Shopping (al que pertenece este espacio de Madrid).”
- Y ¿qué es eso de aumentar la experiencia de compras?. Pues que te gastes más y encima estés más contento.
Sí que saben, sí.
- Y, ¿quién es ese tal Lorenzo Martone, diseñador de estas bicis?
Aquí lo explican.
Me hace gracia eso de “En plena polémica por el alquiler de bicis de Ana Botella, Lorenzo Martone presenta su colección”. Eso sí que es un titular pillado por los pelos.
- Pero si el mérito en cuanto a popularidad del diseñador de las bicis es "ser el ex de Marc Jacobs", ¿quien es ese tal Marc Jacobs?.
Aquí nos lo aclaran convenientemente. Ah, claro. Es uno que dijo “no” a Christian -Dior. Bueno, supongo que tendrá muchos otros méritos pero como el titular debe ser muy breve supongo que ese será algo importante.
¡De lo que se entera uno leyendo!
En cuanto a las bicis, que era el asunto que me llevó allí, parece que la acción era más para promocionar el sitio que las propias bicis. No había dónde comprar una. Pone en algún sitio que habían abierto una “pop up store” . Lo único que encontré era una chica con fichas para sacar datos de la gente y participar en el sorteo de una bici. Cuando pregunté por la tienda física, me dijeron que se podían comprar por internet, en esta web: . Paso de darles mis datos, que para sorteo prefiero el de la once. Luego vi que los precios son de mil y pico euros y que las envían desmontadas. No se si es caro, pero es mucha pasta para comprar a ciegas (o viendo solo los colorines).
Las bicis son bonitas para el que le gusten los colores intensos. Tienen un curioso cambio automático de dos marchas. Lo he leído, porque no se podía probar ninguna. El manilla-cesta me gusta bastante. Seguro que soporta mucho más de los 9 kg que anuncian pero los 180€ que piden por él me parecen algo excesivos.
Lógicamente, por aquí no se puede circular en bici. Realmente no vendría a cuento y no hay sitio, pero tengo mis dudas incluso de que dejen caminar con ella al lado.
La idea de la acción promocional es que las bicis son, así en general, algo bonito. Están de moda. Quedan bien en los escaparates y en la calle. Aquí las que habían colocado en la calle estaban puestas en plan espectacular, aprovechando su colorido. Todo lleno de flores:

En una superficie blanca, para que destaquen sus colores fuertes y la marca:

En plan exagerado, en una especie de esfera armilar. Claro que, ya puestos a tener una bici dorada, te puedes permitir eso y más:

Pero aquí las bicis de los escaparates, igual que la mentalidad ciclista, son de cartón piedra.
Se ve que no tenían suficientes bicis de verdad y que, eso que hacen en algunos sitios de poner bicis bonitas en sus escaparates pues, no lo habían pensado con tiempo.

Cuando ya me iba, vi la única bici urbana absolutamente de verdad de todo el paseo. Una bici que se usaba mucho y bien. Y que pasaba absolutamente desapercibida para el ojo no entrenado (también denominado persona normal o no-friki de las bicis).
A pesar de su aspecto cutre o precisamente por eso, su dueño y ella tenían unas cuantas cosas a destacar.

Lo primero, cómo estaba atada. Disponía solo de un patético tuercerruedas como enganche pero supo poner una buena U pequeña para sujetar bien el cuadro. Las ruedas y el sillín estaban sujetos con tuercas, no con cierres rápidos y con una cadena adicional cutre por si hay que sujetar alguna cosilla más.
Tenía una pata de cabra aunque es una mtb. En este caso se ve que ha venido muy bien.
Luces: dos traseras y dos delanteras independientes. Una de ellas sencilla a pilas y la otra de imanes, de las que se encienden de modo intermitente sin pilas ni dinamo.
Las ruedas, con un dibujo que no vibra mucho en asfalto y con cierto desgaste.
Portabultos, para que no le sude la espalda con las cosas monísimas que se compre aquí.
Espejo retrovisor, botella de agua y el especial cutre-práctico: un trozo de tubo a modo de guardabarros para que la rueda delantera no salpique el agua la cara.
Todo un ejemplo para ayudar a que no se confundan las cosas: Transporte, deporte, moda, practicidad, imagen, economía, tontería, cool bike, bici en mi culo...