Por conducción suicida y temeraria
Descripción y recompensa
Buscamos a una chica, de veintipocos años, de mediana estatura, con pelo largo y liso de color castaño, que conduce una bicicleta de carretera de color blanco y porta una bolsa morada a la espalda con la inscripción "Keep calm and ¿love? Purple".
Ha sido vista por última vez en las inmediaciones de la Biblioteca Nacional, en Madrid, hace solo unos minutos (alrededor de las 7:35 h de este miércoles), tras haber estado a punto de ser atropellada por un vehículo a motor sobre la acera. ¿Sobre la acera? Sí, sobre la acera, coche y bicicleta.
Quien la encuentre y la ponga en contacto con nosotros recibirá las felicitaciones de todos por sus dotes detectivescas. La muchacha será obsequiada con una terapia de reinserción a la circulación, porque es demasiado joven para morir, y mucho más para matar.
Descripción de los hechos
Esta mañana, de camino al trabajo, el que suscribe está esperando en un semáforo de la calle de Alcalá con Castelló. Yo estoy con mi bici situado en primera línea, a la derecha del todo, para enfilar la calle Villanueva. A mi izquierda espera también un autobús de la EMT, de manera que me impide ver si cruzan peatones desde ese lado. En ese momento, y por mi derecha, pasa rozándome la chica de la mochila, que se salta el semáforo a toda velocidad. Si en ese momento viene corriendo un peatón desde la izquierda (cosa frecuente cuando el semáforo de peatones luce intermitente), el accidente estaría ahora en las portadas de los periódicos en lugar de en este blog. Si en ese momento se me ocurre estirarme como un gato para desperezar, la chica de la mochila se come mi puño para desayunar.
Semáforo en verde y sigo mi camino por Villanueva. La chica de la mochila avanza unos metros por delante de mí, a una velocidad a la que no le daría tiempo a frenar en el cruce con Núñez de Balboa si pasan peatones o si algún vehículo se salta el ceda al paso (bastante frecuente esto último, también).
Al llegar al cruce con Velázquez, y como preveo, se salta el semáforo del Hotel Wellington. La chica de la mochila conduce agresivo pero parece apreciar un poco -solo un poco- su vida, porque espera a que no pasen vehículos por la gran avenida para atravesarla. Repite el exceso de velocidad y las mismas imprudencias de antes en los cruces de Lagasca, Claudio Coello y Serrano, y yo me debato entre adoptar una bici o seguir sin más. Opto por lo segundo y la adelanto (hoy no tengo accionado el modo aleccionador, me da pereza).
Llego al semáforo de Villanueva con Recoletos, junto a la Biblioteca Nacional. Me paro. Cuento los segundos mientras espero a que la chica de la mochila la vuelva a liar; 1, 2, 3... y la lía: se salta el semáforo, gira a la derecha, se sube a la acera (húmeda), la rueda trasera le patina un poco pero sigue adelante, mientras un coche se sube también a la acera para entrar en el aparcamiento de la Biblioteca. La chica de la mochila frena pero se da con el coche, flojito, nada más que un besito, pero se da. La conductora recrimina a la muchacha, poco, pero con razón. La chica de la mochila se pone farruca y hace aspavientos, supongo que recriminando a la conductora cualquier cosa (sin razón).
El coche entra en el aparcamiento, la chica sigue por la acera en dirección Colón y mi semáforo se pone en verde. Sigo mi camino con la idea en la cabeza de que tenía que haberle dicho algo a la muchacha, antes de que nada sucediera. Como no lo hice, lo hago ahora, con la esperanza de poder encontrarla y darle unos consejillos de seguridad, y si no la encontramos, con la de que otra chica de la mochila u otro chico de la cajafrutas, por ejemplo, lean esto y se conciencien de que las normas de circulación no son un capricho de los de arriba, sino elementos básicos de convivencia para seguir viviendo y dejar vivir a los demás.
¿Nos ayudáis a encontrarla?