Un día del pasado otoño. Esa noche había llovido copiosamente y aunque luego amaneció despejado, a primeras horas las calles se presentaban muy húmedas, encharcadas en algunos puntos.
Como todas las mañanas me dirigía pedaleando al trabajo. En el trayecto de poco más de siete kilómetros, voy por carriles-bici cuando los hay, y por la calzada el resto del tiempo. Rodaba por el Anillo Verde Ciclista cuando me encontré con un tramo muy húmedo, completamente cubierto de hojas, cuesta abajo y en curva. Era el cruce con la Avenida de Herrera Oria y por lo tanto iba muy despacio, sin embargo mi bici se volvió incontrolable patinado sobre las hojas húmedas, y me fui al suelo. Ese tramo de carril, acera-bici más bien, en determinadas condiciones meteorológicas es realmente peligroso, ahora siempre que lo veo mojado extremo mis precauciones. Tuve que parar cinco minutos hasta que se me pasó mínimamente el dolor de las contusiones y reanudé mi trayecto. Me quedó una tendinitis en el pulgar derecho durante los dos meses siguientes. Una faena pues es el dedo que más se usa para cambiar de marchas.
Este invierno nos ha traído unos primeros días de febrero realmente gélidos. En mi barrio del Norte de Madrid las mañanas están un par de grados por debajo de cero. El primer día del mes estuvo lloviendo hasta bien entrada la noche, así que a la mañana siguiente en la calle, dondequiera que hubiese agua, ésta aparecía congelada.
El frío por sí solo no me hace dejar la bici en casa, así que me fui al trabajo de la manera habitual. Llegaba al mencionado tramo peligroso descubriendo que aparecía cubierto de escarcha, el color rojo del carril-bici ahora se veía blanquecino y estaba a menos de 500m del lugar donde visité el suelo el pasado otoño. Dejé una solitaria rodada de unos 170m sobre la escarcha y decidí salir a la calzada, pues el paso de los coches ya se había encargado de machacar cualquier rastro de hielo.
El tráfico motorizado por allí y a esa hora, quizá lo calificaría de medio, unos diez o quince coches por minuto en cada sentido, que más o menos son los que se ponen en fila a la espera del semáforo verde. Accedí a la calzada de la Calle Arroyofresno con total educación, después de dejar pasar varios coches en cada sentido y asegurándome de no alterar el ánimo de cualquier conductor que se aproximase.
Circulo 200m por la calzada y me detengo detrás de una fila de unos seis o siete automóviles que esperaban ante el semáforo. Instantes después noto que un coche se sitúa detrás de mí y toca el claxon, "pi, pi..." no hago caso e insiste, "pi, pi...", ahora sí, me vuelvo y veo a una conductora en su todoterreno, enfadada, diciendo algo que lógicamente no alcanzaba a oír pues no bajó la ventanilla, y haciéndome señas para que dejase libre "su" carril-coche y me fuese a "mi" carril-bici cubierto de escarcha. Yo también supongo que por empatía visiblemente enfadado, le hice señas igualmente reclamando mi derecho a ir por la calzada, es más inmediatamente me puse en el centro del carril, como dice la normativa municipal.
El semáforo se pone en verde, los coches que tenía delante se ponen en marcha y yo acelero. Lo hago con fuerza como siempre, con la fuerza que me da hacer habitualmente deporte de alta montaña con la bicicleta de MTB. Los coches que cruzan Herrera Oria no aceleran deprisa pues en 180m nos espera otro semáforo en rojo. En esas condiciones no dejé mucho espacio libre con el coche que me precede, no más ni menos del que puedan dejar dos coches entre sí. Sin embargo la conductora enfadada intenta hacerme un paralelo, y yo arriesgando la piel sitúo mi pequeña bici plegable aún más a la izquierda impidiéndola el paso. Esperamos el segundo semáforo, giramos a la izquierda por la Calle Cantalejo, donde ya no existe carril alguno y por fin me adelanta rápidamente. Adiós. En otra ocasión, hace ya mucho tiempo, quizá más de una año, una conductora me increpó en esta misma Calle Cantalejo para que circulase por la acera, ¿sería la misma?
Más de medio siglo acumulando años me han vuelto sosegado en todos mis actos y suelo mantener la calma bastante más tiempo que mucha gente que conozco, sin embargo el propósito de esa conductora me hizo "hervir la sangre" allí mismo, algo que creo excepcional en mi actual carácter y de lo que me arrepiento. Hubiera sido perfecto que le explicase los derechos y deberes legales que nos atañen a cada uno, con respecto a los vehículos que conducimos.
BikerTB