Gloria
Desde hace 3 años voy en bici al trabajo. Siempre me lo había planteado hasta que un día me decidí, lo planteé en la empresa y no pusieron objección a dejarme guardar la bici en sus instalaciones.
Desde entonces voy a diario entre los meses de marzo a diciembre, hago 23 km al día, me siento en forma y me ahorro el abono transportes. El dinero lo saco del cajero como si realmente me comprara el abono y lo meto en una cajita en casa, me agrada encontrarme con dinero extra para las vacaciones de verano y navidad.
Me ha ayudado mucho el blog de enbicipormadrid para, entre otras cosas, saber moverme en la ciudad y conocer los derechos y obligaciones de los que vamos en bici.
María
En febrero 2013 regalaron una bici a una amiga.
Yo hacía una temporada que me sentía mal porque por mi trabajo paso muchas horas sentada y mi tiempo libre había decido ocuparlo con otra actividad que me requiere aún más horas sentada, de manera que de un día para otro dejé de hacer deporte. Al poco empecé a sentirme mal físicamente y a pensar cómo podría solucionarlo, ya que este cambio va para largo, mínimo 4 o 6 años más. No sé cómo, pero de repente empecé a leer todos los blogs de ciclistas urbanos, que hay un montón, incluido el de www.enbicipormadrid.es, y ya no pude parar de leer y leer, y cuanto más leía más ganas tenía de pedalear.
Sin perder más tiempo, en marzo 2013 pedí a mi amiga su bici, que me la dejó un fin de semana entero. Me dediqué ese fin de semana a probar el camino desde mi casa al trabajo, siguiendo las recomendaciones del mapa de las calles tranquilas para ciclistas, y me encantó.
Inmediatamente me puse a ver tiendas de bicis y a finales de marzo ya tenía la mía en casa. Nunca había ido en bici por Madrid y ya soy mayor y precavida, así que pedí un Bicifinde en www.espormadrid.es y me tocó con Baldo el 13 de abril 2013. Muchas gracias Baldo! A partir de ahí empecé a usar la bici cada vez más. Al principio no la llevaba todos los días a trabajar, pero desde el 1 de agosto 2013 no la he soltado. A finales de agosto me di cuenta de que había comprado el abono mensual y de que apenas lo había usado, así que en septiembre ya dejé de comprarlo y en su lugar me compro un Bono10, de manera que me estoy ahorrando unos 40€ al mes, porque además el Bono10 me dura más de un mes. Sí que me gustaría añadir que el ahorro más importante no es ya el monetario, sino el ahorro en tiempo, la movilidad individual que se gana, el incremento del rendimiento en el trabajo y la satisfacción que da pedalear.
Y todos estos ahorros y muchas cosas más son ciertas pero lo triste es que no se creen hasta que se prueban y si no se prueban no se creen.
Nayra
A mí me dijo el médico que mis problemas de rodilla podían mejorar si fortalecía los cuádriceps así que me apunté al gimnasio, pero odiaba el ambiente gimnasio y tener que dedicarle tiempo. Una compañera de trabajo iba siempre a trabajar en bici y aunque soy lo contrario a una deportista decidí intentarlo: primero pedí prestada una bici para probar y luego me compré una.
Llevo más de 3 años usándola a diario. Me ahorro el dinero del gimnasio (el municipal eran 250 euros al año) y del metro (con un bonometro al mes para causas mayores, tiro de sobra), pero además fortalezco mis piernas y hago ejercicio sin tener que dedicarle tiempo extra, me ahorro el agobio del metro aunque tenga que soportar a conductores que no respetan al ciclista, para mis recorridos es además lo más rápido, me deja de puerta en puerta y creo que es el medio de transporte más sostenible.
Primero me daba miedo e iba por la acera, pero me parecía mal hacerlo y fui cogiendo confianza para pasarme al centro del carril como un vehículo más. Luego me daba pereza si llovía y ahora tengo mis pantalones de lluvia, mi gorrito y mis guantes... En fin, que he ido superando mis inseguridades, mis reticencias y mis perezas y, sin contar con que comparto la carretera con gente que no respeta la vida ajena, creo que todo son ventajas.
N. de R. Tras leer el artículo, hemos recibido la siguiente experiencia que nos han pedido publicar.
Sonia
Mi nombre es Sonia, tengo 24 años y quiero contaros cómo empecé yo para colaborar con vuestro artículo.
Hace 2 años, cuando iba a la universidad, una compañera que vivía cerca de mí siempre iba en bici. Un día decidí acompañarla. El camino era sencillo, pues el 80% del recorrido era por el MadridRío y luego por el carril bici de Ciudad Universitaria.
Lo que me decidió a empezar a pedalear fue el cambio de Bono transportes de joven (unos 30 y pico €) al adulto (50 y pico)... Demasiado caro para una persona que sigue siendo estudiante....
Empecé de esta manera y poco a poco me fui soltando más y empecé a usar la carretera para ir a otros sitios. Me mudé a Vallecas, Alto del Arenal, y de nuevo la pereza se apoderó de mí...¿Cómo iba a ser capaz de subir la Avenida de la Albufera? Y volví al metro.
LLevaba tanto sin cogerlo que cuando volví noté muchísimo la reducción de servicios. Estaba tan cabreada con Metro, por lo caro que es y lo agobiante, estresante, maloliente... así que....superé mi pereza y empecé de nuevo a pedalear. Soy capaz de subir la temida Avenida de la Albufera, a mi ritmo, pero bueno. Me ahorro un pastizal en metro, llegar tarde o pronto depende de mi y no de si se ha estropeado el metro o si ha habido un accidente en la M30; pero de lo que más orgullosa estoy es de haberle ganado la batalla a la pereza, al frío, al calor, al miedo, a la comodidad...
A todo esto le sumo, que, como asmática, ya casi no necesito inhaladores, prácticamente no me constipo, tengo mayor resistencia para cualquier tipo de esfuerzo físico .... Claro que a veces me da pereza coger la bici, pero volver a usar el metro me recuerda los beneficios de usarla.