จักรยาน ในประเทศไทย (I): เชียงใหม่
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Las ciudades de Tailandia son un reflejo del cambio que recorre el país en la última década, al calor de sus espectaculares éxitos económicos.
La nueva y extensa clase media tailandesa aumenta su poder adquisitivo y se motoriza a gran velocidad, mientras la administración pública se queda lejos de poner coto a un problema que si en ciudades medianas es grave, en la megalópolis de Bangkok se acerca al colapso.
Y es que Tailandia el país donde más se tarda en llegar al trabajo del mundo. Y sin embargo, éste es el modelo que deslumbra sin mostrar sombras a sus países vecinos de la península Indochina, que con alegría están renunciando a la bici para entregarse a la trampa del coche.
EnbiciporMadrid ha estado allí para contarlo
Aunque en las guías turísticas sigue apareciendo como una ciudad ideal para ir en bici, lo cierto es que al llegar allí el panorama es bien distinto (es la misma avenida).

Ahora mismo, Chiang Mai es una ciudad tan motorizada como Madrid, donde la gente coge el coche el fin de semana para ir a las montañas de las afueras formando unos buenos atascos los viernes y domingos, y donde apenas un 2% usa la bici, en su mayoría ciclistas deportistas que también van a la sierra.
¿Le sorprende que con una cultura tan distante el panorama del uso de la bici sea idéntico al de Madrid? No es la única similitud: También es en el centro histórico donde el uso de la bici es más apreciable, y la gente del lugar usa calles tranquilas para evitar las grandes avenidas, a pesar de las señales de ciclocarril que la autoridad ha puesto en las rondas que rodean el centro, aunque algunos turistas prefieren usar las aceras.
Así pues, el madrileño acostumbrado a rodar por sus calles no tendrá ningún problema en circular por el tráfico de esta ciudad, siempre que recuerde ir por la izquierda y circule por su carril, tal como aconsejamos aquí.
Y es entonces cuando detectará la principal diferencia: en Chiang Mai la bici está desapareciendo.
Es quizá la única ventaja que ofrece ir hacia atrás, que no hay que demostrar que la bici es posible en todo momento y condición, porque la gente ya lo sabe. Es algo que no sale en las fotos y sólo se descubre cuando se experimenta.
A medida que todos compran coches y lo usan para todo, la bici queda como elemento de ocio los fines de semana, por lo que mantiene un cierto halo de respetabilidad de nuevo rico. Sólo quien no conduce sigue usando la bici: niños, madres y ancianos. Y circulan por la calzada como un vehículo más. Compare con la idea que tenemos aquí de que eso es algo reservado a varones entre 20 y 50.
"Diseña ciudades para que niños de 8 y ancianos de 80 puedan ir en bici y tendrás una ciudad ciclista". "Lo importante es la educación para que la bici se vea como algo normal", "los carriles-bici son necesarios para que la gente pierda el miedo". Estas fórmulas se demuestran alejadas de realidades como Chiang Mai. Porque queda claro que a día de hoy nadie tiene problemas en coger una bici, y no la usan porque no hay ninguna restricción a ir en coche a todas partes.
En el centro amurallado la bici todavía tiene más presencia debido a los turistas que engañados por las guías de viaje alquilan una en las tiendas de la calle del mercado pensando en que van a recorrer Amsterdam. Curiosamente, eso ayuda a que haya más bicis, cumpliendo parcialmente sus expectativas. Aviso a gente de más de 1,80m: no espere encontrar cuadros de su talla.
Quizá sorprenda al europeo acostumbrado a que los cascos históricos protejan su patrimonio más antiguo que no haya edificios de más de 40 años. En Asia lo viejo se renueva constantemente, y si nos parece que sólo los templos budistas conservan algo de sabor histórico (como el que abre este artículo) es por nuestra falta de pericia para datarlos: muchos son incluso más modernos.
¿Cuánto tiempo sobrevivirán estos vecindarios a la mecanización motorizada que sufre todo el país? No más de una década, a tenor de lo que ha pasado en Bangkok, el modelo que fatalmente parece que Chiang Mai seguirá si nada lo remedia.
La nueva y extensa clase media tailandesa aumenta su poder adquisitivo y se motoriza a gran velocidad, mientras la administración pública se queda lejos de poner coto a un problema que si en ciudades medianas es grave, en la megalópolis de Bangkok se acerca al colapso.
Y es que Tailandia el país donde más se tarda en llegar al trabajo del mundo. Y sin embargo, éste es el modelo que deslumbra sin mostrar sombras a sus países vecinos de la península Indochina, que con alegría están renunciando a la bici para entregarse a la trampa del coche.
EnbiciporMadrid ha estado allí para contarlo
La ciudad nueva de Chiang Mai: el reverso tenebroso de Madrid
Empecemos por una ciudad de tradición ciclista. Aunque la “ciudad nueva”, que se refundó hace dos siglos sobre sus cenizas como capital del norte es la segunda ciudad del país, ni de lejos se acerca a los 14 millones de habitantes Bangkok. Compárese más bien con Sevilla, 20 veces más pequeña, y por tanto, muy asumible para recorrerse en bici o andando, como se puede ver en esta foto de 1951.Ahora mismo, Chiang Mai es una ciudad tan motorizada como Madrid, donde la gente coge el coche el fin de semana para ir a las montañas de las afueras formando unos buenos atascos los viernes y domingos, y donde apenas un 2% usa la bici, en su mayoría ciclistas deportistas que también van a la sierra.
¿Le sorprende que con una cultura tan distante el panorama del uso de la bici sea idéntico al de Madrid? No es la única similitud: También es en el centro histórico donde el uso de la bici es más apreciable, y la gente del lugar usa calles tranquilas para evitar las grandes avenidas, a pesar de las señales de ciclocarril que la autoridad ha puesto en las rondas que rodean el centro, aunque algunos turistas prefieren usar las aceras.
Así pues, el madrileño acostumbrado a rodar por sus calles no tendrá ningún problema en circular por el tráfico de esta ciudad, siempre que recuerde ir por la izquierda y circule por su carril, tal como aconsejamos aquí.
Y es entonces cuando detectará la principal diferencia: en Chiang Mai la bici está desapareciendo.
Echando por tierra las fórmulas occidentales de promoción de la bici
Aunque cada vez haya menos, los ciudadanos han heredado las costumbres de cuando ir en bici era lo normal y no hay pitidos o miradas raras que te indiquen que ese no es tu lugar. También se ve normal usar la bici bajo la lluvia del monzón, algo que nos parecería impensable aquí.Es quizá la única ventaja que ofrece ir hacia atrás, que no hay que demostrar que la bici es posible en todo momento y condición, porque la gente ya lo sabe. Es algo que no sale en las fotos y sólo se descubre cuando se experimenta.
A medida que todos compran coches y lo usan para todo, la bici queda como elemento de ocio los fines de semana, por lo que mantiene un cierto halo de respetabilidad de nuevo rico. Sólo quien no conduce sigue usando la bici: niños, madres y ancianos. Y circulan por la calzada como un vehículo más. Compare con la idea que tenemos aquí de que eso es algo reservado a varones entre 20 y 50.
"Diseña ciudades para que niños de 8 y ancianos de 80 puedan ir en bici y tendrás una ciudad ciclista". "Lo importante es la educación para que la bici se vea como algo normal", "los carriles-bici son necesarios para que la gente pierda el miedo". Estas fórmulas se demuestran alejadas de realidades como Chiang Mai. Porque queda claro que a día de hoy nadie tiene problemas en coger una bici, y no la usan porque no hay ninguna restricción a ir en coche a todas partes.
Buscando los restos de la edad dorada de la bici
En el centro amurallado la bici todavía tiene más presencia debido a los turistas que engañados por las guías de viaje alquilan una en las tiendas de la calle del mercado pensando en que van a recorrer Amsterdam. Curiosamente, eso ayuda a que haya más bicis, cumpliendo parcialmente sus expectativas. Aviso a gente de más de 1,80m: no espere encontrar cuadros de su talla.
Quizá sorprenda al europeo acostumbrado a que los cascos históricos protejan su patrimonio más antiguo que no haya edificios de más de 40 años. En Asia lo viejo se renueva constantemente, y si nos parece que sólo los templos budistas conservan algo de sabor histórico (como el que abre este artículo) es por nuestra falta de pericia para datarlos: muchos son incluso más modernos.
Es en los bordes extramuros donde se encuentra la sorpresa, porque la presión económica no se ha interesado en derribar los barrios antiguos y las guías de viaje no mencionan interés alguno. Allí podemos perdernos entre tapias de adobe rojo, stupas de ladrillo con oraciones escritas en papeles atados a campanillas que suenan con el viento, porque en estas calles oimos el silencio por primera vez.
¿Cuánto tiempo sobrevivirán estos vecindarios a la mecanización motorizada que sufre todo el país? No más de una década, a tenor de lo que ha pasado en Bangkok, el modelo que fatalmente parece que Chiang Mai seguirá si nada lo remedia.
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