A pesar de ello, no son las 9 y ya estamos saliendo de Melide. Nos esperan de nuevo las corredoiras típicas gallegas. Caminos de tierra, que van de una aldea a otra, entre bosques que a esta hora de la mañana amanecen húmedos por la bruma matutina. El terreno hoy es aún más que nunca, un tobogán, y nos toca tirar con frecuencia de molinillo. Pero se hace con alegría, aunque con la humedad pronto estamos empapados en sudor. Los bosques gallegos nos rodean. Pequeños arroyos (de esos que sería divertido cruzar montado en la bici si no fuera por las alforjas).
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Parajes idílicos también en nuestra última etapa. |
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Auxi triunfando sobre uno de los continuos repechos. |
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Un poco de humor del Camino. |
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Bosques de ensueño y muchos, muchos peregrinos |
Hacemos una pequeña parada en la Iglesia de Boente, con su sencilla escultura del apostol vestido de peregrino. Sellamos y sigue el tobogán y la sucesión de bosques, aldeas, ahora intercalados con prados de hierba.
Pronto llegaremos a Arzúa, famosa por sus quesos (que llevamos varios días degustando en nuestros bocadillos). Justo antes, el mojón de los 40 km. Alguno ya comenta que nos falta menos que de su casa a la Casa de Campo ;-)
Nos lo tomamos con relativa calma: Hay que disfrutar cada kilómetro mientras adelantamos oleadas de peregrinos de a pie. Cuando les deseas "Buen Camino" se nota la alegría. A todos nos queda poco.
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Los últimos kilómetros son muy emotivos. Emociona ver a algunas parejas acabando el Camino cogidos de la mano |
Hacemos una breve parada a tomar algo en un Bar algo hippie al lado de la carretera, decorado con camisetas colgadas, supongo que de peregrinos que ya no las necesitaban.
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Las mil y una camisetas, la mayor parte autografiadas por peregrinos |
Y seguimos. Bosques, pistas de tierra, pequeñas carreteras entre aldeas y muchos,muchos peregrinos.
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Ánimo! Buen Camino!! |
La pista toma después un desvío mientras bordea el Aeropuerto de Santiago. Estamos en Lavacolla, donde en el río del mismo nombre, los peregrinos se aseaban del polvo del Camino, para prepararse a entrar en la Ciudad. Aún hoy, muchos aún paran en el río, para lavarse un poco. En la Iglesia de Lavacolla intentamos entrar, pero... Bueno lo nuestro ya empieza a ser un hábito. No podemos, porque hay una boda. Los invitados, vestidos de fiesta nos miran un poco raro (y eso que para ellos debería ser normal) cuando nos quedamos quietos, dudando si entrar, o no. Seguimos ruta. Ya no nos queda casi nada. Apenas 13 km. Aquí el Camino se desvía de la anigua ruta, por la Carretera, cosa muy de agradecer. Una suave subida entre lo que parecen urbanizaciones residenciales mezcladas con aldeas, nos lleva a Vilamayor. Desde ahí, apenas una última subida (poco más de 200 metros) nos pone en el Monte do Gozo. Allí, junto a la ermita de San Marcos un monumento conmemora el punto desde el que los peregrinos rompían en júbilo al ver las torres de la Catedral de Compostela. Sellamos en la ermita,mientras nos reagrupamos (los últimos kilómetros,la subida y las ganas de hacer muchas fotos nos han estirado). Nos falta uno... Olivares se ha pasado sin darse cuenta. Mira que era difícil...Yo creo que vió la cuesta abajo y no pudo resistir la tentación de tirarse ;-)
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La ermita de San Marcos. |
Así que en esta foto tendremos que ser solo nueve los felices y gozosos ciclistas.
Alguno se me queja de que desde ahí no se ve Santiago, y es verdad, lo tapan las copas de unos árboles. Como descubriré, ya más tarde, para hacerlo hay que ir al otro lado de la colina, a la"Ciudad de Vacaciones" (no es coña,se llama
así), el Mega Albergue construido con ocasión del Xacobeo 93.
Además, justo en ese momento se pone a llover. Apenas nos da tiempo a ponernos los chubasqueros antes de emprender la bajada.
Esta se hace por carretera, y enseguida estamos en el casco urbano de Santiago, en el que yendo en bici hay que dar un rodeo importante para llegar por fin hasta la Plaza del Obradoiro. No es mucha la lluvia,pero sí molesta, y además en el primer tramo se circula por calles con mucho tránsito, lo que afea bastante nuestra entrada. Pero estan poco lo que falta que todo se perdona.
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Últimos metros ya, por las callejuelas y bajo la lluvia. |
Deja de llover y llegamos por fin a la Plaza. Alguno, en un exceso, bajando por las escaleras sobre la bicicleta (con alforjas y todo). Es algo que no se puede contar. Cada uno empezó el Camino por una razón pero todos JUNTOS TERMINAMOS. Abrazos y llamadas a la familia.
Hemos superado todas las dificultades y hemos llegado al destino. El Santo Apostol nos ha protegido, y no hemos tenido ninguna caída, salvo la del primer día de David 6D2. Ningún percance serio o lesión que nos haya demorado en exceso o que haya puesto en peligro el trayecto. Han sido más de 750 kilómetros y casi 10.000 metros de desnivel positivo. Y sobre todo, han sido 8 días de fraternidad y buen rollo. No se puede pedir más.
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Los números de nuestra aventura. |
Así que emocionados, nos hacemos la pertinente foto de grupo.
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La compañía del Camino de en bici por Madrid. |
Después, algunos intentan hacerse la foto heróica con la bici en brazos. Me temo que con las alforjas, Fernando es el único en hacerlo con cierta dignidad.
Nuestra idea entonces es recoger la Compostela, el documento que acredita que has terminado el Camino, y dirigirnos al Albergue que ya tenemos reservado el "Meiga BackPackers", para, duchados,y sin las bicicletas, disfrutar de Santiago, ver la Catedral y darle el abrazo al Santo.
Solo tenemos que dar la vuelta a la esquina y vemos la cola para recoger la Compostela. Sin embargo, Pablo, diligente, pregunta en la puerta de al lado. Hay una "especial" para grupos, y como somos unos pocos, nos dejan hacerlo. Pronto, todos tenemos en nuestras manos la Compostela.Ya podemos irnos al Albergue.
El Meiga Backpackers es un albergue privado, algo particular en su concepción, de estilo bastante ecléctico y algo alternativo. No esta especialmente limpio, ni especialmente bien cuidado, pero estando en Santiago no esta mal. En él, uno de los chicos que lo gestionan nos pide con tremenda persistencia que escribamos en su cuaderno nuestras experiencias en el Camino, o que se las mandemos por correo porque esta escribiendo un libro.Todos me miran a mí. Tendré que buscar su correo electrónico y decirle que lo tiene todo en este blog.
Por fin duchados, y vestidos "de paisano" salimos, rumbo a la Catedral. Entramos y disfrutamos de lo quenos hemos ganado con tanto esfuerzo. Desgraciadamente la Catedral está en restauración, que no solo afecta a la portada, sino tambien al Pórtico de la Gloria (donde ya no dejan darse los Croques contra el Maestre Mateo) y a buena parte del interior, lo que desluce bastante la visita. Tras una breve cola, los que lo deseamos le damos el abrazo al Apostol Santiago.
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El Botafumeiro. A todos nos parece más pequeño de lo que imaginábamos, pero seguramente es cosa de perspectiva. |
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La efigie del Santo preside el altar. Desde detrás le daremos el abrazo que merece por habernos protegido toda la ruta ;-) |
Así que cumplidas las preceptivas tradiciones, salimos, en busca de un lugar donde comer. Son más de las cinco, y ya es hora. Aunque nuestra idea es comer de raciones (a esa hora no podemos pedir mucho más) encontramos un restaurante donde tomar un menú del peregrino, que si bien no es especialmente económico, sí nos vale como pequeño homenaje.Nos lo hemos ganado.
A la salida, callejeamos un poco por el centro, y nuestros pasos nos llevan al parque de las Alamedas. Allí, charlamos sobre el Camino y disfrutamos del descanso. El parque tiene unas preciosas vistas sobre la Catedral y es realmente bonito, lo que da rienda suelta nuestros afanes artísticos, así que es la tarde de las fotos de "arte y ensayo"
Tras el paseo, y de nuevo en las calles de la capital nos damos a nuestra afición favorita. Las cañas. Bueno,somos más de Jarra. La especial 1906 de Estrella Galicia se convierte en nuestra mejor amiga, y nos hacemos fuertes en un bar de decoración hawaiana.
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Nuestras últimas jarras en Santiago |
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Auxi y Fernando. De broma continua. |
Es nuestra última noche en el Camino. Mañana unos cuantos cogerán el autobús de vuelta a Madrid. Así que disfrutamos,contamos anécdotas y ocurrencias. Hablamos de queso, y de Cebreiro. De lo que salió bien y de lo que no. Y de futuros Caminos. Próximas aventuras a vivir sobre dos ruedas y en compañía. Con este grupo sé que podría llegar a cualquier parte.
Tras unas cuantas jarras dejamos el local. Los que vuelven mañana siguen la fiesta. Quieren apurar al máximo sus últimas horas. No sé lo que hicieron, pero volvieron muy muy tarde. Y lo que sucede en el Camino se queda en el Camino. El resto volvimos al Albergue.
La compañía del Camino de Santiago acaba aquí su periplo. Espero que hayais disfrutado tanto con este relato como nosotros viviéndolo. No puedo menos que darle las GRACIAS a mis Amigos (con Mayúsculas) por acompañarme y al blog por darme hace mucho tiempo la oportunidad de conocerlos, y ahora la de contaroslo.
Buen Camino!!
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