Una ruta muy dura y accidentada
El pasado sábado nos enfrentábamos a una ruta dura, de 80 km y unos 1.300 metros de desnivel, que partiendo de Ávila y cruzando la Sierra de Guadarrama, nos llevase hasta El Escorial. Hay rutas duras por la distancia a recorrer, por la pendiente a salvar, por el tipo de terreno que tienes que atravesar... si a todo eso le sumas caídas, pinchazos, y el miedo a perder el último tren de vuelta a casa, la ruta puede convertirse en una verdadera odisea.Esta ruta era un poco atípica. Normalmente empezamos a rodar temprano, pero en esta ocasión no podíamos hacerlo porque el primer tren en el que permitían montar a un grupo de ciclistas, era el que llegaba a Ávila a las 11:44.
El día estaba fresco, muy nublado, y tenía pinta de ir a descargar mucha lluvia. ¿Nos libraríamos de acabar empapados? Todo apuntaba a que no.
Nuestra ruta empezaba en la Estación de Ávila a las 11:56. Salíamos 16 ciclistas por el Paseo de la Estación en dirección al centro de la ciudad para hacer una rápida "visita turística". No todo va a ser rodar y rodar.
Rodamos en grupo por las calles pasando frente a la Iglesia de San Vicente. Los coches nos respetan bastante, y nos ceden el paso, parece que aquí no existen las prisas.
Giramos en dirección al centro de Ávila, pasando junto a la Puerta de San Vicente. Rodamos despacio, lo que permite al que quiere, parar a hacer unas fotos sin perder al resto del grupo.
Como en todas las rutas, hicimos muchas fotos, que luego compartimos en una carpeta de Dropbox. Entre esos cientos de fotos he cogido unas pocas para ilustrar este relato de la ruta.
Bordeamos la Muralla por la Ronda Vieja, una bajada adoquinada, como todas las calles por las que estamos circulando. Tras rodearla un buen tramo, atravesamos la Muralla por la Puerta del Carmen pasando frente al Parador Nacional de Ávila. Buscando el centro de la ciudad entramos en calles peatonales, con cuidado para no molestar a los viandantes.
Cruzamos la Plaza del Ayuntamiento y buscamos la salida siguiendo por calles peatonales. Por suerte el día poco apacible hacía que no hubiese mucha gente en la calle.
Salimos de la muralla por la Puerta del Alcázar. Con una foto de grupo damos por terminada nuestra visita turística de poco más de 15 minutos y empezamos nuestra ruta hacia El Escorial.
Callejeamos hacia las afueras de la ciudad buscando la Venta del Relojero. Cruzamos la CL-505 en una glorieta y empezamos nuestra ruta por caminos de arena en muy buen estado, lo que nos permite acelerar bastante el ritmo.
Los amplios caminos nos permiten rodar en grupo, charlando y comentando lo que nos esperaba por delante. ¿Sería tan dura la ruta como pintaba al ver el perfil? De momento todo muy horizontal y sin grandes cuestas.
Bordeamos Tornadizos de Ávila para enfrentarnos a los primeros cuestarrones del camino. Esto ya es otra cosa. Aquí se empieza a notar quién va más fuerte y el grupo empieza a estirarse. Yo de momento voy bien y sigo sin meter el plato pequeño, ya habrá tiempo para hacerlo.
Estas primeras cuestas las subimos por pistas con el firme en muy buen estado, lo que hace que se haga más suave la subida, aunque todo cambia al dejar la pista y entrar en los senderos.
Con el terreno algo embarrado, y tras pasar una cancela, entramos en una zona ganadera. Pasamos junto a las vacas, que nos miran diciendo "dónde irán estos locos".
Cruzamos la CL-505 y entramos en una zona de hierba alta con más cuestas. Seguimos pasando junto al ganado. Han desaparecido los caminos y los senderos son cada vez más estrechos, hasta desaparecer por completo. Esto es lo que llamamos "campo a través". Solo hay que seguir el track del GPS para no perderse, o dejarse guiar por la intuición.
Se acaba la subida en una valla de alambre, y no nos queda otra que saltarla. Esto no aparecía en los planos, pero seguro que estamos en el buen camino, o al menos eso nos marca el GPS.
Seguimos subiendo la colina despacio, porque rodar con tanta hierba no es sencillo. Cómo se nota que hemos tenido una primavera muy lluviosa, los campos están de un verde rabioso y llenos de flores. Es todo un espectáculo mires a donde mires.
Se acaba la subida, aparece de nuevo el camino y sabemos que tenemos muchos kilómetros de bajada por delante ¡Empieza la diversión!
Hemos llegado al inicio del Puerto de las Pilas, más 8 km de bajada con unas pendientes cercanas al 18%. Uno de los puntos que todos estábamos esperando para conocer ¿Sería tan complicado como pensábamos?

Desde arriba la vista es impresionante, las curvas se ven abajo a nuestros pies y la pendiente da vértigo. Paramos a hacer unas fotos y nos damos cuenta de que los primeros ya están dos curvas por debajo ¡Qué rapidez!
Largas rectas, curvas muy cerradas, terreno muy roto con mucha piedra, grietas, agua... parece una locura bajar por aquí, pero algunos consiguen hacerlo a gran velocidad. Yo me conformo con ir a mi ritmo, no tengo prisa y quero disfrutar de la bajada. Ahora echo en falta una bici doble con ruedas de 29" y una buena suspensión.
La bajada es divertidísima, aunque haya puntos muy complicados que me hacen poner pie a tierra. Seguimos el curso de un arroyo, cruzamos entre zarzas, bajamos por zonas que parecen imposibles de hacer sobre la bici. Casi no tenemos tiempo de hacer fotos, hay que disfrutar de la bajada.
Se van acabando las zonas trialeras y aparece un estrecho sendero que seguir, todavía tenemos mucha diversión por delante.
El sendero se convierte en camino, y aparecen los primeros pinchazos. Las piedras y los pinchos son capaces de estropearte una buena bajada, es algo que puede pasar a cualquiera, pero pinchar ¡tres veces! la misma bici ya es mala suerte (moraleja: siempre hay que repasar muy bien el interior de la cubierta por si ha quedado algún pincho).
Pero si lo de los pinchazos fue una pequeña molestia, peor fue lo que vino después. El accidente.
Cuando el camino es bueno no te hace ir pendiente de todas las piedras, coges más velocidad, te confías, y tienes más posibilidades de tener un accidente. La caída no fue muy aparatosa, pero Juan Carlos tuvo la mala suerte de golpearse el hombro al caer. Estaba muy dolorido porque se le había salido la clavícula y por supuesto no podía seguir bajando sobre la bici.
Bajamos a pie hasta la carretera, llamamos al 112, y después de esperar más de una hora apareció por allí la Guardia Civil para hacer un informe del accidente y una ambulancia que lo trasladó hasta el Hospital de Ávila. Según nos ha contado Juan Carlos, en el hospital le colocaron la clavícula, y muy dolorido le mandaron para casa. Se volvió en el tren a Madrid esa misma noche del sábado.
* Aquí me gustaría hacer una reflexión personal sobre el mal funcionamiento de esta España de las autonomías, en la que si tienes un accidente fuera de tu Comunidad, aunque sea por tan solo unos kilómetros, la ambulancia que te atiende tiene que ser de la Comunidad en la que te encuentres y no puede trasladarte a un hospital de tu Comunidad, aunque esté más cerca. ¿Por qué esas fronteras absurdas cuando lo más importante debería ser atender lo mejor posible al herido?
Un accidente es algo con lo que nos enfrentamos cada vez que salimos al monte, es un riego que corremos y sabemos que nos puede pasar a cualquiera. El que se queda en casa sentado en su sillón no corre ningún riego... pero tampoco disfruta de la vida como lo hacemos nosotros.
Como ni la Guardia Civil ni la ambulancia quisieron hacerse cargo de la bici, la bajamos "remolcada" hasta Herradón de Pinares y la dejamos en el bar del pueblo para que se la guardasen hasta que pueda ir a recogerla.
Eran las cuatro de la tarde, y con dos horas de retraso por los pinchazos y el accidente, salimos de Herradón para continuar nuestra ruta.
Sabíamos que la parte más dura iba a estar una vez que cruzásemos San Bartolomé de Pinares, pero las cuestas que teníamos como "aperitivo" para llegar hasta allí ya empezaron a ponernos a tono.
Atravesamos San Bartolo (así le llaman los lugareños) y nos dirigimos a las rampas más duras del camino, con pendientes mayores del 18%. La salida del pueblo es por una pista de hormigón con curvas muy cerradas, que hicieron a más de uno poner pie a tierra y subir andando. Yo metí plato pequeño, piñón grande, y a mi ritmo fui subiendo tranquilo.

Dejamos el pueblo atrás, en cada curva se va viendo más lejos. Se acaba la pista de hormigón, se convierte en arena, pero sigue subiendo y subiendo. Es una subida muy dura, pero si te la tomas con calma y a tu ritmo se puede subir sin problemas.
Acaba la subida... de momento, porque tras una corta bajada y cruzar la carretera AV-P-307, una nueva pista forestal ascendente nos espera. ¡Vaya día de subidas!
Por suerte, el tiempo sigue respetándonos, hace fresco, y sigue nublado pero sin llover. Es una suerte porque pasar todo esto con sol abrasante debe ser bastante más duro.
Por fin parece que hemos coronado la montaña y de verdad empieza la bajada. Un descanso, y aprovechamos para reparar otro pinchazo más. 6 pinchazos en una ruta es algo que no nos había pasado nunca, menos mal que llevamos cámaras de sobra y vamos cogiendo práctica para repararlos rápidamente.
Dejamos atrás el páramo y nos internamos en zona de pinares. Es una de los tramos más rápidos y divertidos del camino. El camino se encuentra en buen estado, aunque siempre aparezca alguna grieta dispuesta a darte un susto.
Algunas caídas más, que por suerte se quedan en solo unos rasguños, y entramos en la Comunidad de Madrid. Llegamos a la carretera M-537 que seguimos hasta atravesar Valdemaqueda.
Seguimos por la carretera hasta pasar el río Cofío, y nos desviamos por un camino a la izquierda hacia Robledo de Chavela. Ojo con ese giro para abandonar la carretera en mitad de una curva, que es muy peligroso.
Pasado Robledo nos enfrentábamos con uno de los cuestarrones peores del día, no por la pendiente si no por el cansancio acumulado. Son cuatro kilómetros de subida que parecen no acabar nunca, con el suelo bastante suelto con piedra y arena.
Por fin llegamos a lo más alto y empieza una bajada complicada hacia Zarzalejo. En esta ocasión me toca a mí besar el suelo saliendo por encima del manillar ¡y yo que me quería librar!. Rueda un poco doblada y rasguños sin importancia, podemos seguir nuestra ruta.
Una vez cruzado Zarzalejo, nueva subida, la penúltima del día, en esta ocasión hacia la Silla de Felipe II. Ya estábamos cerca de nuestro destino, aunque con bastante retraso.
Durante parte del recorrido, pensábamos que podríamos perder el último tren de vuelta a Madrid y tuvimos que apretar un poco el ritmo. Lo de ir "contra el crono" no nos gusta nada, y no es la primera vez que nos pasa.
Después de unas fotos, rápida bajada por carretera hacia El Escorial con un buen susto al encontrarnos un coche subiendo en mitad de una curva. No hay que bajar la guardia ni confiarse ni un minuto ¡Vaya día!
Nos quedaba un buen cuestarrón para subir hasta el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, pero sacamos nuestras últimas fuerzas y seguimos pedaleando sabiendo que ya estábamos muy cerca de nuestro destino.
Foto de grupo en la Lonja, frente a la puerta del Monasterio de El Escorial. Había sido una ruta muy dura y accidentada, habíamos llegado dos horas más tarde de lo previsto, pero por fin ¡lo habíamos conseguido!
Como nos quedaba media hora para el último tren de vuelta a Madrid, el de las 21:09, aprovechamos para sentarnos en una terracita y disfrutar de unas cervezas y de una agradable charla. Nos lo habíamos ganado.
Ha sido una de las rutas más duras que hemos hecho, pero también una de las más espectaculares. Como siempre, lo mejor, la buena compañía.
Nos queda el mal sabor de boca del accidente, y la duda de si seguir adelante con la ruta prevista para el día 22 desde Ávila a Madrid. La idea sería repetir esta misma ruta y en Zarzalejo (km 70) parar, descansar un buen rato frente a un bocata y unas cervezas, y en función de como se vea cada uno plantearnos coger el tren de vuelta a Madrid o seguir la ruta en bici, sabiendo que se nos haría de noche a mitad de ese camino. Si la ruta de Ávila a El Escorial nos ha parecido muy dura, lo de hacer 130 km, y subir casi 2.000 metros para llegar a Madrid puede ser algo para no olvidar en mucho tiempo.
De momento, el próximo sábado tenemos prevista la ruta de "exploración" de El Escorial a Madrid. Después decidiremos.