Escrito por Carlos Mendez para ultimocero (la ciudad subido en mi bici)
Son muchas las campañas que van enfocadas a respetar o a tener cuidado con los peatones, porque “todos somos peatones”, o al menos así nos lo han hecho creer.

Calle Fuencarral, entre Quevedo y Bilbao. Domingo 16 de Marzo de 2014
Pero estamos muy equivocados, yo no soy peatón y creo que nadie debe serlo, o debe considerarse como tal. Es posible que el título y estas palabras me acarreen algunas críticas, pero les ruego que se lean todo el artículo (si tienen el valor de aguantarme) y luego decidan por sí mismos si sigo mereciendo o no esas críticas.
Porque ¿qué es un peatón? Si acudimos al diccionario de la RAE, un peatón es aquella persona que va a pie por una vía pública. Pero, ¿cuál es su origen etimológico? Todo apunta al francés, que adaptó la palabra latina “pedis” como piéton y la aplicó al soldado de infantería, que combatía a pie. En España, la palabra comienza usarse a partir del siglo XVI para designar a aquellos que deambulan caminando por cualquier sendero público o privado de uso público, y no utilizando ningún tipo de vehículo de transporte. Y aquí está el quid de la cuestión: el peatón se define por lo que no tiene (ningún vehículo de transporte), en lugar de por sus características propias o de lo que sí tiene.
Vamos, que de no haber vehículos u otros medios de transporte, no habría peatones. ¿Me equivoco? Y si no, hagan la prueba. Vayan a un pueblo pequeño, de esos que abundan en Tierra de Campos, cuánto más pequeño mejor, y fíjénse a ver cuántos “peatones” hay.. Exacto, ninguno, porque no hay coches frente a los que se les tenga que definir como peatones y al no haberlos, son ni más ni menos que “lugareños”, “paisanos” o... personas.
Pero tampoco hace falta que salgan a nuestros pueblos para darse cuenta de que los peatones no son más que una ficción creada por la presencia exagerada y abusadora de los automóviles. Vayan a un centro comercial, dense una vuelta y miren a ver cuántos peatones hay. Otra vez ninguno. Y sin embargo, hay mucha gente que se desplaza a pie. Entonces, ¿por qué no son peatones? Sencillamente, porque no hay vehículos que les doten de esa condición. Hagan lo mismo en la plaza Mayor de Valladolid en Navidad, cuando está todo llenos de atracciones para los niños y la entrada al aparcamiento está cortada. ¿Hay peatones? No, hay gente jugando, esperando a montar en las atracciones, comprando en los puestos, haciendo cola... pero no los consideramos peatones en ese momento.
En definitiva, el peatón es, actualmente, ni más ni menos que una invención, una vez más, del todopoderoso automóvil, un automóvil que los relega a utilizar cuotas mínimas de espacio público, que les encasilla y les obliga a utilizar las aceras y las calles “peatonales”, dejando el resto para los coches (porque las bicis tampoco somos bienvenidas en la calzada a pesar de que tenemos derecho a ello). Y las zonas peatonales obligan, además, a utilizar otra de las condiciones de la definición del peatón: el desplazamiento.
El coche, de nuevo, extrapola su condición principal (objeto hecho para moverse) al resto: Si no me estoy moviendo no soy peatón y, si no soy peatón, ¿qué hago en una zona peatonal? El peatón es fruto, ni más ni menos, que del diseño de una ciudad creada no para estar en ella, sino para transitar por ella. El peatón no es más que el reflejo pedestre del automóvil: hay que desplazarse, hay que moverse, hay que transitar. Las ciudades, cada vez más espaciadas, con cada vez más distancias, obligan al movimiento. Te obligan a “ir,” en lugar de permitirte “estar”. Necesitamos cambiar este concepto, es necesario una reivindicación del espacio público, de las calles, de las plazas, de los parques, de las aceras, que nos permita estar en ellas, sentirlas, vivirlas, disfrutarlas y compartirlas.
Yo quiero dejar de ser peatón y pasar a ser, simplemente, persona.
Nos vemos en las calles
Salud y pedal

foto de: Juan y sus historias
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Me ha gustado este artículo, por su reivindicación del espacio que se suele llamar peatonal como espacio para las personas. Para que "peatoneen" de un lado a otro o para que jueguen, anden, se paren, se sienten o pasen el rato a sus anchas. Sin vehículos (ni con ni sin motor) que les obliguen a mirar antes de moverse. Sin tener que apartarse del centro "para no estorbar". Supongo que esta diferencia entre la persona que está en la calle de pie y el peatón es lo que explica la práctica desaparición de sitios donde sentarse en las zonas peatonales.
¿Y esto cabe en un blog de bicis?
Absolutamente. Aquí enbicipormadrid solemos defender que las aceras son para los que van a pie, hagan lo que hagan. Y es fundamental para que la bici sea útil el conseguir que se asuma por todos que el sitio de la bici es la calzada.
¿Y la bici por calles o zonas peatonales?
Pues a mi me recuerda al fútbol. Y no soy futbolero.
Me explico.
Si estoy distraído, charlando con alguien, tomando una cervecita o pensando en las batuecas y hay alguien jugando al futbol cerca, me molesta. Bastante. Porque no quiero estar pendiente del juego y es posible que, en un momento dado y sin aviso, se escape un balonazo. Me obliga a mantener un punto de atención y es algo que me desagrada. La sensación me recuerda a un paseo de fin de semana andando con los niños y la pequeñaja por Madrid Río rodeado de pro-bikers y ciclistas que creen que una trayectoria y una velocidad les otorga un derecho especial sobre la gente distraída, sean niños, papás o luchadores de sumo. No me gusta. Me recuerda demasiado a otras situaciones de abuso vial.
¿Eso significa "nada de bicis en calles peatonales ni en Madrid Río"?
¡Todo lo contrario!. Me gustan mucho las bicis por ahí, pero solo cuando pueden mantener distancia. Exactamente igual que si fuesen chavales jugando al futbol.
Me gusta la bici, pero hay que tener el sitio y la ocasión.
Bici como deporte, mola. Bici como transporte, bien. Y bici para jugar, para un pilla pilla, un futbici o un sinpiés.
Que igual que Carlos dice que no es peatón, yo (como decía bikeyface ) no soy ciclista, ¡Solo voy en bici!