BiciFinde de Lavapiés a Concha Espina - 18 septiembre 2011
Escrito el 21 de septiembre por Adelaida
Mi día de prueba, el domingo 18 de septiembre, empieza a las 9.30 en casa de mi amiga Marta. Me van a prestar una bici entrañable, que ya tiene mucho mundo. En primer lugar hay que quitarle los rastrales (es la palabra que aprendí en el día), porque a mí de toda la vida me gusta sentir los pies libres, y no es cuestión de que el primer día que pruebo a ir a mi trabajo en bici me vaya a dar un piñazo por engancharme con ellos. Marta me deja un casco, que me está un pelín grande, y un súper chaleco amarillo reflectante. Voy discretita, vaya. El consejo de Marta es que te vean bien: los conductores no quieren atropellarte, así que, pongámoselo fácil haciéndonos visibles.
A las 10 llego a la casa encendida, donde he quedado con Villarramblas y con mi compañera de trabajo: otra Marta. Pero en total somos cinco: nos acompañan Martingala y Aalto.
Después de las explicaciones (hay gustos y opiniones sobre cascos, chalecos, indumentarias, guantes.....) empezamos la ruta. Tenemos que llegar hasta la parte alta de la calle Serrano. Empezamos fuerte subiendo la cuesta Moyano y la cuesta hacia el ángel caído dentro de El Retiro. La cuesta asciende inexorablemente, pero para eso inventaron las marchas en las bicis, así que el primer prejuicio sobre la bici en Madrid desaparece: Madrid tiene muchas cuestas. Bueno, hay cuestas, pero se pueden subir sin echar el bofe. Mil veces preferible subir cuestas que ir en el metro como piojos en costura. Y además voy saboreando cómo será ir al trabajo por la mañana atravesando El Retiro. Llevo 10 minutos de ruta y ya estoy convencida de que la bici es mejor que cualquier transporte público.
Llegamos, vemos dónde y cómo atar las bicis y volvemos a casa. La bajada es casi dejarse caer por la calle Zurbano, por Barquillo y luego por Huertas. De nuevo hay un par de cruces complicados, pero posibles. Pienso que al principio me bajaré de la bici y los haré andando por los pasos peatonales hasta que coja soltura.
Y se acaba la ruta sobre las 12 y cuarto. Me regala Villarramblas el súper plano con las calles tranquilas de Madrid (mira que está currado el plano, ¡gracias!).
Ganas para ir en bici a trabajar no me faltan. Los miedos se han desvanecido en gran medida, gracias al apoyo de gente que ya domina las dos ruedas por la ciudad y su generosidad por ayudar a gente que no conoce de nada. Mi conclusión es que se puede utilizar la bici por Madrid y no es ni tan peligroso ni tan difícil como pueda parecer. Con un deseo y con la generosidad de la gente es posible. Así que gracias de nuevo a Marta, a la otra Marta, a Villarramblas, Aalto y Martingala. Espero dentro de poco engrosar la ruta del "27 ciclista" y que nos veamos en bici por Madrid.
Si tú también quieres ir en bici por Madrid, escribe a bicifindes@espormadrid.es