Si es usted un político con inquietudes ecologistas que trata de cambiar la sociedad actual y el exceso de coches que tantos males provoca, debería de revisar sus valores.
Con el siguiente texto le queremos demostrar que hay motivos sobrados para realizar políticas a favor del motor, y hasta quedar bien de cara a una opinión pública cada vez más sensibilizada con los temas medioambientales.
Con el siguiente texto le queremos demostrar que hay motivos sobrados para realizar políticas a favor del motor, y hasta quedar bien de cara a una opinión pública cada vez más sensibilizada con los temas medioambientales.
1. Convénzase: el abuso del coche es bueno
Hay varios motivos para que usted apoye un uso cada vez más desaforado del coche, por encima de lo que se consideraría adecuado para el normal funcionamiento de la sociedad:- Porque le ayuda a pagar las facturas de la administración. Los hidrocarburos son ahora mismo una de las principales fuentes de dinero público. Es cierto que apostar por el coche genera gastos: sanidad, infraestructuras, dependencia energética… pero eso son problemas por los que nunca van a juzgarle, su electorado no mira a largo plazo. En cambio, si reduce los ingresos que vienen del coche, se le caerá el pelo: o sube impuestos directos o reduce servicios públicos.
- Por interés en la industria. Esto no es un bien común, pero el lobby del automóvil estará encantado de gastarse lo indecible en publicidad para convencer a la gente de que un puesto de trabajo en una fábrica de coches es algo bueno para la sociedad. Ellos sabrán recompensarle si les ayuda.
- Por pacifismo. Nada mejor que acelerar el fin del petróleo para acabar con las guerras que éste provoca y ayudar a que la investigación en otras energías alternativas sea más rentable.
- Por fascinación estética. ¿Conoce el Manifiesto Futurista? Una oda a la velocidad que supuso el arranque de las vanguardias, el periodo artístico más importante del siglo XX. Mire alguna de las sugerentes imágenes de Sant’Elia y piense “yo puedo contribuir a que el futuro se parezca a esa visión de hace 100 años”. En China ya están cerca.

¿Convencido? Bien, el siguiente manual le enseñará las políticas más efectivas para lograr un uso del coche muy por encima de lo razonable, a la vez que logra el apoyo de los sectores de la sociedad más sensibles con los temas ambientales. ¿Imposible?
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2. Estrategias desfasadas
Comentamos algunas de las estrategias que ya no funcionan en países como España, pero que por ignorancia se siguen usando hoy en día para aumentar el uso del coche:- El prestigio del coche ya no vende: Se suele caer en el error de querer asociar el coche con el prestigio para aumentar su uso y sus ventas. Olvídelo. Son tácticas caducas que sólo funcionan en paises donde la gente todavía puede creer que los atascos son algo coyuntural que se podrá resolver en 5 ó 6 años. Donde esto lleva pasando varias generaciones (Norteamérica y Europa, principalmente), la gente reniega de este vehículo y busca el prestigio en un Smartphone. Al contrario, en estos países el coche tiene cada vez más un halo de satanás que resultará siempre perdedor en caso de elección de medio de transporte. La clave pues, será hacer las alternativas poco atractivas o directamente inviables para usarse a diario.
- Eliminar el transporte público ya no es posible: No intente eliminar los transportes que compiten contra el coche sin más. Los exitosos casos de desmantelamiento del transporte público a favor de la industria del automóvil como el que acabó con los tranvías en Estados Unidos sucedieron en los años 50. Ahora no sería usted capaz de repetir aquello antes de que los ciudadanos le echen de su cargo.


3. Estrategia ganadora: hacer a la gente dependiente del coche
Si logra que el coche sea el modo más rápido para una parte importante de la población habrá conseguido su objetivo. A continuación le contamos varias políticas que deberá de fomentar para lograrlo:- Aleje las empresas de las viviendas: Ofrezca suelo público a las afueras para concentrar las empresas en zonas alejadas de las viviendas. Aumentar la distancia en los desplazamientos habituales es clave.
- Apueste por los chalecitos: Cuanto menos denso sea un barrio, más difícil es dotarle de una red de transporte público de calidad. Cuando hay poca gente, las distancias al transporte aumentan, o disminuye la frecuencia, o sube el coste del transporte. Ideal en cualquiera de los tres casos.
- Autopistas gratuitas: Medida popular que abarata el coste de irse a vivir/trabajar lejos a cargo del erario público. Imprescindible si quiere ir en contra de la lógica del mercado, que trataría de ahorrar costes minimizando distancias. Gracias a esta genial medida, promotores y habitantes de periferia colaborarán encantados con este modelo económico.
- Fomente la vivienda en propiedad. En un clima económico donde los trabajos estables escasean, el alquiler es la mejor solución para acercar vivienda y trabajo. Penalice esta opción destinando recursos públicos a subvencionar la vivienda en propiedad. Las cuentas de ahorro vivienda son ideales para lograrlo.
Lo difícil es al principio, cuando la gente cuestiona por qué se han hecho esas urbanizaciones tan alejadas del transporte público o esa autopista que no lleva a ninguna parte. A medida que la gente se disperse gracias al atractivo precio del suelo en periferia, el uso del coche crecerá, y será más fácil justificar posteriores inversiones en carreteras, por aquello de “reducir los atascos”. No se preocupe, que nadie va a pensar que la decisión de irse a vivir lejos es la que crea ese tráfico, la gente tiene un mecanismo de autodefensa para creer que los atascos los generan siempre los demás.
4. Evitar la oposición política: que hasta los ecologistas le adoren
¿Cómo conseguir apoyo popular cuando el ecologismo forma parte de la agenda política y la gente tiene posibilidad de votar? Le ofrecemos varias ideas:- Lleve el transporte público a zonas muy periféricas. Aunque pueda parecer contradictorio, forma parte de la estrategia de abaratar la periferia y alejar a la gente. Los que se van a vivir lejos pierden la opción de usar la bici y de ir andando, dos competidores molestos e incontrolables. Sin embargo, el transporte público depende de la administración, que podrá subir precios o bajar la calidad para lograr que este medio no logre ser nunca excesivamente atractivo, sólo lo suficiente para poderse usar como reclamo publicitario para irse a vivir lejos. Una vez allí, los escasos viajes realizados en transporte público compensarán todos los km que ahora se hacen en coche.
- Restrinja el coche en los centros urbanos. Peatonalizaciones o zonas de pago. De nuevo, otra medida que tendrá el aplauso ecologista y que ayudará a que todo el que dependa del coche vea con buenos ojos la deslocalización de empresas, aumentando las distancias. Por supuesto, esto funciona mientras no se hagan medidas similares en las periferias.
- Apueste por los aparcamientos disuasorios baratos a las puertas de la ciudad. Esto ayuda a evitar que la gente use el coche sólo para llegar a la estación más cercana a su casa. Con esta medida, logrará que el 80% del trayecto se realice en coche, reduciendo el uso del transporte público al tramo final. Para que funcione, el precio del aparcamiento ha de ser simbólico.
- Apueste por los coches energéticamente eficientes. Otra manera de justificar un desvío de fondos para la industria del coches. La paradoja de la eficiencia: cuanto menos gasta, más se usa.
- Fomente la bici sólo donde no suponga una alternativa al coche. Jamás apueste por la bici en periferias de baja densidad, son zonas donde podrían convertirse en una opción competitiva combinadas por el transporte público. Hágalo en zonas donde el coche apenas tenga ya relevancia, como cascos históricos. De esa manera, los usuarios de la bici será gente que antes iba andando o en transporte público. Si quiere acelerar el proceso, procure que la bici ocupe el espacio de aceras.
5. En caso de polución grave
- En caso de multa de la UE: Don't panic. Las multas no tienen apenas repercusión. Por poner un ejemplo, en Madrid no llegan a 1 millón de euros, que recaerán sobre los ciudadanos sin que se enteren.
- En caso de empeoramiento de la salud pública: Patada hacia adelante. Recuerde, las crisis de salud se deben a la contaminación que ya había cuando usted llegó al cargo. Y las que usted puede generar con su política no le afectarán hasta años más tarde.
- En caso de ira ciudadana: Culpe a Dios. Emplee un lenguaje en el que los episodios de contaminación “sucedan”, como algo ajeno a la actividad humana. Echar la culpa al clima es fundamental. Los causantes (que somos todos) agradeceremos la exculpación.

6. Sólo en caso de recesión
Durante una recesión económica baja el empleo y por tanto la movilidad. La gente, además, opta por medios de transporte más económicos que el coche. Para evitarlo, siga estos consejos:- Empeore la relación calidad/precio del transporte público. Esto mantendrá en unos niveles aceptables el uso del coche en zonas periféricas donde las distancias son grandes. Acuérdese de revertir la medida cuando la economía se recupere, para evitar que la gente se mude a zonas más céntricas.

Uso del coche respecto al transporte público en Comunidad de Madrid
(año 2005=100)
- Imponga normas absurdas que dificulten moverse de manera autónoma: En barrios más densos, hay que evitar que la gente redescubra la bici o el caminar como alternativa al coche. La clave es introducir requerimientos legales obligatorios que hagan engorroso estos medios. Para lograrlo, use el miedo a morir atropellado: es una táctica efectiva para imponer chalecos reflectantes a los ancianos, o el casco a los ciclistas. Se debe hacer gradualmente, primero aconsejar para que cale en la población y luego legislar. En caso de oposición ciudadana, emplee el chantaje emocional con la seguridad de los niños. Y recuerde que las aseguradoras están de su parte, ya que ahorran indemnizaciones con estas normas.