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martes, 22 de febrero de 2011

La movilidad ciclista en Madrid sigue siendo marginal: un 0,6%

Bajo la boina casi no hay bicis. Son muchas las explicaciones que se han dado al endémico divorcio entre los madrileños y la bicicleta. Por las cuestas, por lo agresivo del tráfico, porque la consideran incómoda... por lo que sea, el caso es que solo un 0´6% de los desplazamientos en Madrid se producen a lomos de una bicicleta. El Ayuntamiento reconoce que este porcentaje es «insuficiente». El dato adquiere especial relevancia a la luz de la reciente polémica en torno a la contaminación, cuyos niveles de la semana pasada llevaron al Consistorio a pedir a los conductores que optaran por el transporte público.

La movilidad ciclista en Madrid sigue siendo marginal: un 0,6%
La bicicleta es, en palabras del alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, «el máximo exponente de la movilidad sostenible». Así lo expresó en la presentación de un sistema de alquiler público de bicis que nunca se llevó a la práctica a causa de los recortes presupuestarios. Efectivamente, los biciclos no generan ni contaminación acústica ni ambiental. Por eso, en los últimos tiempos el fomento de su uso se ha convertido en una prioridad para las administraciones públicas. Ayer mismo, el subdirector general de Tráfico, Ramón Pérez Ledesma, anunció que la DGT modificará el Reglamento General de Circulación para dar prioridad a las bicicletas frente a los coches en las calles de las ciudades que estén limitadas a 30 kilómetros por hora.

Rápido y económico


La bicicleta es un medio de transporte más rápido, más económico y, por supuesto, más ecológico que el automóvil. Sin embargo, la mayoría de los madrileños no cree en ella como medio de transporte urbano. Según Iván, que promueve una iniciativa para animar a los vecinos a ir a trabajar en bici, Biciviernes, «hay gente que ni siquiera contempla la posibilidad de ir en bicicleta, porque le tienen miedo al tráfico o a las condiciones climatológicas». ¿Por qué esas reticencias, por qué el trazado urbano no invita a pedalear en él? José Ginés, uno de los ciclistas habituales en la ciudad lo achaca a que «no se han tomado suficientes medidas para reducir el tráfico rodado».

La movilidad ciclista en Madrid sigue siendo marginal: un 0,6%
El concejal de Movilidad del Ayuntamiento, Pedro Calvo, afirma que el equipo de gobierno del que forma parte cree en la bici para Madrid. Lejos quedan los tiempos en los que el ex alcalde José María Álvarez del Manzano afirmaba que en la Villa y Corte no se podía andar en bici porque había muchas cuestas. Ahora los responsables municipales proclaman su fe en esta forma de transporte. «Nuestro objetivo es conseguir que la bicicleta se vea, no solo como una forma de ocio o deporte, sino también como una opción para los desplazamientos cotidianos». Pero los colectivos ciclistas de la ciudad reclaman que esa voluntad declarada se traduzca en hechos. Quienes con más fuerza lo hacen son los participantes en Bicicrítica, una iniciativa que los últimos jueves de cada mes congrega a centenares de ciclistas con el objetivo declarado de entorpecer el tráfico y reivindicar espacios de uso ciclista. Para Calvo este modo de manifestación es censurable. «No ayudan en nada desde el punto de vista medioambiental a la ciudad creando un atasco monumental y no dan una imagen de tolerancia».

La movilidad ciclista en Madrid sigue siendo marginal: un 0,6%
En los últimos años el Ayuntamiento ha creado un extenso Anillo Verde Ciclista, de 64 kilómetros de longitud, que circunvala toda la ciudad. El problema es que ese anillo exterior no conecta más que puntualmente con tramos hacia el interior de la ciudad. Lo que falta es una verdadera red. Para el concejal, el apoyo a la bici no pasa necesariamente por la creación de más carril bici. «Pensamos que se trata de integrar a la bici en el tráfico y segregar a los ciclistas solo en determinadas vías. Ese es el espíritu que hemos introducido en la nueva ordenanza de Movilidad». La norma a la que se refiere el edil, aprobada en octubre de 2010, contempla una mayor protección para los ciclistas en la calzada, estableciendo para los automovilistas la obligación de mantener una distancia de seguridad de al menos cinco metros con respecto a las bicicletas. Sin embargo, las asociaciones ciclistas, la consideraron «una oportunidad perdida».

Pese a todo, parece inexorable que la bici acabe conquistando el papel protagonista que ya tiene en ciudades como Barcelona o Sevilla. De hecho, ya se han producido algunos avances. Calvo recuerda que ese escaso 0´6% de desplazamientos antes se reducía a la mitad. Además, ya se pueden transportar las bicis en el metro, salvo en la hora punta matinal, y en los autobuses de la EMT se pueden subir las bicicletas plegables. La peatonalización de amplios espacios del centro de la ciudad y la creación de Áreas de Prioridad Residencial también han contribuido a estas modestas mejoras. La cosa va despacio, pero, de momento, va.

Fuente: abc.es