Quienes utilizamos la bicicleta a diario en Madrid no nos estamos enterando de la huelga en el transporte público. Quizá los cientos de miles o millones de personas que sí se están enterando, cuando vean pasar alguna de las 45.000 bicicletas que se mueven a diario en Madrid, se hagan una pregunta incómoda: ¿por qué no yo?
Incómoda porque usar una bicicleta supone, hoy por hoy, afrontar un estigma social y superar un buen carro de prejuicios.
La bicicleta es increíblemente práctica para quien la usa y contribuye a descongestionar el tráfico y la propia atmósfera de la ciudad, algo especialmente notorio en situaciones como la presente en Madrid, con la huelga en los servicios de Metro. Así lo entienden los gobiernos municipales de las ciudades más avanzadas, como el de Londres donde, hace unos meses, en situación similar, el ayuntamiento hizo un llamamiento a la población para que utilizara la bicicleta en sus desplazamientos.
Madrid sigue ajena al tren de la modernidad, atascada en sus humos y colapsos circulatorios y en la mentalidad obsoleta de sus dirigentes, incapaces de ejercer el liderazgo social que sus cargos requieren en un asunto, la movilidad urbana, en la que la bicicleta es el futuro. No es una cuestión de sí o no sino de cuándo. En Madrid, aparentemente, será tarde y sólo podemos esperar que no demasiado.
Mientras, desde la Asociación Pedalibre, animamos a la ciudadanía a que se libere de esos prejuicios y se acuerde de esas bicicletas guardadas en los trasteros, sumándolas a esas otras 45.000 que ya circulan todos los días por las calles de la capital, haciéndola un poco más humana, habitable y moderna y re-descubriendo una opción de movilidad práctica y satisfactoria a nivel personal.
Para más información: Asociación Pedalibre, 617 523 271