Me dirijo a una pareja de agentes de movilidad y les pregunto si no van a hacer algo. Uno de los agentes, amablemente y algo contrito, me informa de que hay órdenes superiores de permitir aparcar en el carril. Lo más indignante es que un tercio del gigantesco aparcamiento de la Caja Mágica está vacío. No quiero ni pensar lo que sucedería si, de pronto, un coche sale del «aparcamiento» en el momento en el que paso con mi bici. Este incidente pone de relieve la política de fomento del uso de la bicicleta en la ciudad de la que tanto alardea nuestro Ayuntamiento: pura farfolla.
Propongo reunirnos todos los usuarios de este carril y solicitar al Ayuntamiento -o a quien proceda- permiso para estacionar nuestros vehículos en las canchas de la Caja Mágica mientras nos damos un rulo por el Anillo Ciclista. Es de justicia.
Fuente: elpais.com