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lunes, 13 de agosto de 2012

Casco obligatorio ¿Sí o no?

Escrito por Mario Negro Marín

Hace un tiempo empecé a plantearme el uso de la bicicleta como medio de transporte. Tras leer mucho y asegurarme bien de la aventura que emprendía, me compré una bicicleta y me lancé a la carretera. Ya llevo un año usándola en mis desplazamientos, recorro al menos catorce kilómetros diarios en plena ‘jungla’ madrileña, y en ese poco tiempo he vivido todo tipo de situaciones, positivas y negativas, con las que puedo evaluar con cierta perspectiva mi experiencia personal como ciclista urbano.
Desde el primer día tuve claro que mi actividad no era un paseo y me informé sobre derechos, obligaciones y normas, y circulo intentando respetarlas al máximo, incluso cuando pienso que algunas deben revisarse como se ha hecho en Francia. Esto es así porque creo que el usuario es responsable prácticamente al cien por cien de dar al ciclismo urbano la reputación que se merece.

Casco obligatorio ¿Sí o no?
 Siempre tuve muy claro que el casco sería un accesorio imprescindible en mi andadura ciclista aun no siendo obligatorio. Es incómodo, aparatoso, hay que andar pendiente de él cuando terminas el trayecto, da calor… pero, sin embargo, para mi es un elemento primordial. Ahora, tras el anuncio de las nuevas normas que se está contemplando aplicar en el Reglamento de Circulación, surge de nuevo el debate sobre la obligatoriedad del uso del casco cuando se circula por ciudad.
 En realidad no considero que el casco deba ser obligatorio. Es un elemento de seguridad personal y, como tal, creo que debe dejarse a elección del usuario. Sin embargo creo que hay ciertos argumentos a favor del No que pueden llegar a ser irresponsables y que incluso invitan a no usar el casco.

Uno de dichos argumentos esgrime que el casco da sensación de actividad peligrosa, y echa para atrás a posibles nuevos usuarios; esto impide que el movimiento ciclista urbano se expanda y gane fuerza, lo presenta como peligroso y a los ciclistas como irresponsables si no usan casco.
 Esto entronca directamente con otro argumento, el que rechaza las campañas que promulgan su uso y las normas que obligan, pues se utilizan para culpar al mismo ciclista de la falta de interés por su seguridad, cuando en realidad la falta de seguridad no es del ciclismo sino de su entorno; se induce miedo hacia algo que no debería generarlo. Esto denuncia la European Cyclists’ Federation en un folleto que podemos encontrar en su web.
 Evidentemente estoy en contra de que campañas o normas se usen como arma de doble filo contra el mismo ciclismo para así evitar legislar en otras áreas o directamente perjudicarlo. Sin embargo también se puede hacer una campaña pro casco sin que por eso se deje de legislar en otros puntos y considero peligroso que por el hecho de alarmar ante políticas engañosas o que responden a intereses de terceros se esté dando la espalda a peligros evidentes y formas de protegernos ante ellos. Una cosa no quita la otra.
 Entiendo que un activista pro ciclismo urbano, ante argumentos de este tipo, pueda plantearse si el uso del casco, aún siendo bueno para él, no es bueno para los intereses colectivos. La pregunta que cualquiera debería hacerse es, ¿conducir una bicicleta es una actividad exenta de peligros? La respuesta obvia, al menos para mi, es que no, y no únicamente por la irresponsabilidad de los ciclistas. Los accidentes ocurren aunque vayamos con mil ojos, son fortuitos, impredecibles y sus causas variadas, y el casco es un elemento de seguridad que puede minimizar las consecuencias de según qué tipo de accidentes. Al igual que el airbag de un coche o el cinturón de seguridad, el casco no nos salvará de un golpe mal dado o a alta velocidad, pero puede evitarnos un susto.
 No hay que ocultar, pues parece una verdad incómoda, que en la bicicleta nos convertimos en elementos frágiles, más que en una moto: carecemos de aceleración explosiva que puede evitar ciertos peligros, podemos ser menos visibles, somos más inestables por ser más ligeros, la anchura de la rueda nos proporciona menor superficie de agarre y por tanto es más factible una caída por resbalón en el agua…
¿Es la obligatoriedad del casco una forma de disuadir a posible ciclistas que dudan si echarse a pedalear por ser una actividad peligrosa? En realidad, el uso del casco o su ausencia no debería despertar esta duda, es irresponsable negar que esta no es una actividad con cierto peligro. Que un ciclista piense lo contrario me hace pensar que no sabe medir las consecuencias de un posible golpe, lo que lo convierte en un potencial peligro debido a su desconocimiento de lo que lleva entre manos. Es imprescindible que tengamos conocimiento del vehículo que manejamos, y que sepamos identificar los peligros que el ciclismo urbano tiene tanto para nosotros como para los demás.
Me posiciono más cerca del No que del Sí respecto a la obligatoriedad del casco por ser un elemento de índole personal, sin embargo me dan miedo los argumentos minimizando y quitando hierro a los peligros que circular en bicicleta tiene.
Una de las muchas cosas que veo todos los días en mi ciudad es que el ciclista urbano tiende a tomarse el cumplimiento de las normas de forma muy relajada, a veces conscientemente y otras por ignorancia. No sé si esto puede deberse a que en relación con la bicicleta Madrid es una de las ciudades menos preparadas y más bulliciosas, pero la realidad es que los ciclistas urbanos damos la sensación de ser un grupo de personas que nos saltamos semáforos, vamos por dirección prohibida, recorremos las aceras montados, a veces actuamos temerariamente… Somos nosotros los que debemos poner
toda la carne en el asador para demostrar que este medio de transporte es una alternativa, y eso pasa porque siempre cumplamos la normativa del momento y, sobre todo, que sepamos que no estamos manejando un juguete ni que nuestras acciones no afectan a los demás. Circular a 30 km/h compartiendo espacio con otros vehículos sí es una actividad de cierto peligro y negarlo es una irresponsabilidad.
 La obligatoriedad del casco, en contra de echar para atrás, incluso podría ayudar a que los ciclistas se concienciasen de que el uso de la bicicleta por ciudad exige responsabilidad, que circular en tráfico no es pasear por el pueblo como si de Verano Azul se tratase, y que no todo vale. Si obligar a llevar casco nos va a hacer más responsables y vamos a ser más conscientes de lo que somos, adelante con ello.”