Queridos seguidores de en bici por Madrid,
Cuando intentaba convencer a un amigo sobre las bondades de moverse en bici por Madrid y me respondió con los recurridos mitos que imposibilitaban la circulación por la Capital -que si la orografía de la ciudad , los madrileños y el estigma de Caín etc... tuve un déjà vu, me acorde de mí mismo repitiendo, con total convicción, argumentos oídos a otros que no habrían ido en bici en su vida y que a su vez los habría tomado prestados de otra persona.
En el mes de septiembre, resultado de una alergia, tabaco y un agónico partido de baloncesto, tuve una crisis respiratoria y problemas bronquiales. Si bien tardé un mes en recuperarme esta experiencia casi traumática me sirvió para dejar fumar y me produjo repulsión hacia toda clase de humo. Diríase que me había hecho una auto hipnosis involuntaria -¡Jarl!-.
Por este motivo y de manera progresiva, le iba cogiendo más y más asco a los automóviles.
Empezaba a plantearme si merecía la pena ir en coche, y más teniendo en cuenta el estrés homicida que me asaltaba al conducir diariamente por Madrid. Detestaba, de manera puramente estética, el ser envilecido en el que me estaba convirtiendo.
Noticia en prensa
A partir de aquí todo fue en cadena, armado con Google fui sobre-informándome en un trance, sobre la bici adecuada, los posibles trayectos, las pendientes y sus porcentajes... en fin, intentando prever todo lo que iría necesitando para desplazarme en bici por Madrid.
Al trabajo en bici, impresiones
Llegado a este punto, el que nos interesa a todos, me temo que no tengo nada original que decir. El primer uso que le di a la bici, para quitarme los miedos, fue ir al trabajo por la calzada. Solo tuve que lanzarme, una vez montado desapareció la impresión que tenía. La sensación de seguridad era mayor que al ir sobre un ciclomotor.
Como consejo, diría que el cambio más importante ha sido aprender a no acelerarme con la presencia de los coches y encontrar mi ritmo.
A día de hoy tras un mes de experiencia puedo decir que yo, un ex-fumador en pésimo estado de forma, recorro unos 10 km diarios yendo y viniendo del trabajo con mi bicicleta plegable, enfrentándome a un trayecto puñetero, que va del Puente de Segovia a Cibeles,(Pte Segovia- calle Segovia- cuesta de la Vega, calle Mayor-Sol-Alcalá). Sigo intacto para asombro de mi madre, y mi novia, que me acompañaba dubitativa en mis progresos, pasó de verme como un enajenado a comprarse una bici y dejar aparcada su moto. Si algún día se encuentra cansada no tiene más que plegar la bici y subirse al bus.
Así que solo quería dar las gracias a los redactores de este blog y contar otro caso, que demuestra que sus esfuerzos no son en balde.
Un saludo,
Plinio
Ps: Ni que decir tiene, que no necesito cambiarme de ropa al llegar a mi destino