- No todo el mundo está a favor de la movilidad ciclista en Madrid, es más, los hay que incluso califican de "tontos" a los ciclistas y a los que defienden la bicicleta. Por su interés ¿?, os mostramos un artículo escrito por Ignacio Ruiz Quintano, el 29-1-2010 en el diario ABC
El tonto de bici es un tonto que circula en bici por las aceras de Madrid. Se trata de un tonto contemporáneo y responde al estímulo municipal de Gallardón, que ha propagado la idea de que andar en bici es bueno para la salud. Y si la cháchara médica conectaba la idea de salud con la idea de cuidado, la cháchara gallardoní conecta la idea de salud con la idea de pedaleo. Por eso cada vez hay más tontos de bici pedaleando por las aceras. Gallardón se ha gastado un Potosí en un Anillo Ciclista, que es un carril-bici que parece diseñado por un loco que se hubiera caído en un bidón de «speed». Nadie ha visto a un ciclista en el carril-bici, y los automovilistas aprovechan la obra como aparcadero. Los ciclistas, a las aceras, donde se convierten en tontos de bici. También está el tonto de moto, que es como el tonto de bici, sólo que echando humo y metiendo ruido con la coartada de que el vicealcalde es un declarado defensor de las aceras como campamento motero. Mi acera es una Nueva Delhi en miniatura, un caos circulatorio de tontos de bici y tontos de moto describiendo ochos entre los peatones, que tienen que vérselas con la santa y pedigüeña infancia procedente de la cultura comunista, los acordeonistas esquineros, las baldosas levantadas, las vallas de obra, los piropos de los peones, los perros cagalitrosos, las motos estacionadas y los tenderetes de los fruteros de lujo (la categoría la dan los precios) que ofrecen a los transeúntes albérchigos tumefactos -la tumefacción de las cámaras frigoríficas- con el reclamo de «¡Salud!». Pero lo más molesto, en fin, es el tonto de bici. De un puntapié contra la rueda delantera se lo podría enviar a la calzada, pero se incurriría en un delito de atentado contra la salud pública. Los guardias tampoco los incordian, porque en Madrid los guardias no están para evitar molestias, sino para recaudar fondos, ¿y qué le van a sacar a un tonto de bici? El tonto de bici es la nueva pesadilla de Madrid.