Durante muchos años he intentado mirar para otro lado tratando de echar la culpa a otros para no reconocer mi parte en esto: el gobierno no lo hace bien, el clima no es el adecuado, el problema son los otros...
¿A quién quiero engañar? El problema soy yo, yo soy quien elige viajar contaminando y ocupando mucho más sitio del que necesito. Y lo peor es que escondo la cabeza como un avestruz, porque me resulta cómodo pensar que yo no soy responsable de colapsar la ciudad cada mañana, de que cientos de miles de personas tengan enfermedades respiratorias o vayan a coger un cáncer prematuro
Mi mismo lenguaje me traiciona: "Estoy en un atasco" "por qué están estos coches aquí" "a ver si llueve y se limpia el aire..." "Si los coches fueran eléctricos". Son maneras de escurrir el bulto. Todavía estoy esperando que alguien deje de hablar como si no tuviera nada que ver. Pues empiezo yo: Yo soy el atasco, yo lo creo. He decidido usar el coche y sabía que esto pasaría. Ni aún siendo mi coche eléctrico me salvaré de esto jamás.
Nadie me obligó a irme a una periferia mal comunicada para poder tener una casa más grande con algo de jardín. Fue mi decisión, y yo sabía que esos metros cuadrados de más que tan baratos salían allí tenían el precio de acabar teniendo unas alternativas horribles al coche. Pude elegir vivir más céntrico en un piso más cutre, pero elegí vivir lejos en una casa mejor a costa de joderos a todos... y de joderme a mí. Tuve la oportunidad y decidí renunciar a ella yo solito. Echar la culpa al Ayuntamiento, al Estado o a la ONU es una manera de seguir haciendo el avestruz y de no reconocer que tomé una decisión que tenía un coste que hasta ahora no he querido asumir. ¿De verdad me tiene que decir mi Ayuntamiento que "evite coger el coche" cuando hay episodios de alta contaminación? ¿No soy capaz de darme cuenta por mí mismo? ¿Tan poca capacidad de elegir hacer lo correcto tengo que sólo lo hago si me amenazan con una multa?
Pero eso es propio de la gente inmadura, de quien hace acciones sin querer reconocer sus consecuencias si no les obligan. Y lo peor es que pudiendo hacer algo para cambiarlo, preferimos pensar que el mundo está contra nosotros, que el gobierno es lo peor o que "otros" son unos desconsiderados, en lugar de asumir la parte que nos toca. Hacerse adulto es algo más que pagarte tus propias facturas. Si no, nos habremos convertido en meros niños grandes, niños con dinero, con coche, con casa a las afueras con jardín, pero niños al fin y al cabo que lloriquean y echan la culpa a otro cuando ven que han roto algo.
Culpar a otros de lo que yo he elegido es una garantía de que nunca cambie nada. Por eso he decidido empezar a reconocer que yo soy la parte fundamental del problema. Es la única manera de reconocer que tengo en mis manos la solución.