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lunes, 29 de marzo de 2010

El Ayuntamiento no nos quiere, en elmundo.es

No nos quieren. Esa es la conclusión que saco. Que no nos quieren. El Ayuntamiento de Madrid se llena la boca con grandes términos vacíos, como 'ciudad sostenible', con marcas registadas inexistentes, como 'Mybici', y en resumen 'de cara a la galería' se 'apoya a la bici' por ecológica, por sana... En fin, lo que todos sabemos.


Pero la realidad es otra. La realidad es que en Madrid todo está regulado para que el usuario de bicicleta vea frustrado cualquier intento de transportarse por las calles a su trabajo de forma cotidiana y 'se lo piense' la próxima vez.

La ley prohíbe circular en las aceras, los carriles bici son anecdóticos y los que deberían cruzar el centro, ni se les ve, ni se les espera. No hay campañas para concienciar a los conductores a respetar la presencia cada vez mayor de bicis en las calzadas (en una de las ciudades más hostiles del mundo en este aspecto), y en resumen, lo claro es que, hipocresía política y grandes palabras aparte, no nos quieren. Somos una molestia.

Al final pasa como con el tabaco. Grandes palabras, todo intenciones, todo fotos para la prensa, pero a la hora de la verdad, ni se trabaja en la ley seriamente, ni ha habido en décadas una sola campaña de concienciación en medios. Hablo de una campaña sólida y seria.

Como resultado, Madrid, y España en general, va colocándose mes tras mes, a la cola de los indicadores universales de calidad de vida. Como resultado, Madrid es un quemadero de personas altamente contaminado.

Sé que gran parte de todo esto necesita de la formación ciudadana, de la educación en el respeto y de la concienciación de que unos derechos exigen unos deberes como contraprestación. Pero en esta ciudad parece que nadie en puestos de poder está interesado de verdad en cambiar las cosas. O si no, miren quién es la concejala de Medio Ambiente y quién el concejal de Movilidad. Y miren la actividad de la oposición municipal, que tampoco es coja. Si es que da igual.

Los registradores de contaminación se trasladan para engañar con sus lecturas, se deja a los coches tomar la ciudad, no se planifica para el ciclista ni para el peatón... Es el mundo al revés, un mundo en el que mandan fabricantes, lobbies, beneficio económico, constructoras, y en el que el ciudadano no pinta nada. Esta ciudad, si bien llena de ruido y humos, cada día más se asemeja a un desierto.

Supongo que quien examine en el futuro la historia de Madrid estos días sonreirá con amargura. No se puede hacer peor.

Fuente: elmundo.es