Como en muchas de nuestras rutas en bici, en esta ocasión hemos utilizado el tren para acercarnos al punto de partida. En estas fechas veraniegas el calor aprieta mucho, y cuanto más temprano te pongas en ruta, menos calor pasarás por el camino. A las 7:40 nos bajábamos del tren en la estación de Colmenar Viejo, situada al sur del municipio a unos 840 metros de altitud.
Tras salir de la estación, las primeras rampas nos permitirían atravesar Colmenar por la Ronda Oeste, muy solitaria a estas tempranas horas, y dirigirnos hacia el carril bici que nos llevaría hasta Soto del Real. El tramo del carril bici es suave, con ligeras subidas y bajadas, que se hace a buena velocidad con las piernas frescas. Al llegar a Soto llevamos 13 kilómetros de ruta.
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Soto del Real está situado a 921 metros de altitud, y es el punto de origen de muchas rutas en bici: Miraflores, Bustarviejo, la Morcuera, la Hoya de San Blas… En esta ocasión, una vez atravesado el municipio, saldríamos en dirección norte, buscando el camino de Miraflores de la Sierra.
No es difícil seguir estos caminos si ya has pasado por allí alguna vez, si no, es mejor mirar bien los planos antes de salir, o llevar un GPS. Como ayuda para esta parte de la ruta basta seguir en los caminos las indicaciones de la Hacienda Jacaranda (un lugar de bodas y banquetes).
Desde Jacaranda, las rampas empiezan a empinarse bastante en dirección a Miraflores de la Sierra. Es sólo un aviso de lo que nos espera más adelante. Las vías pecuarias están muy bien conservadas, y sólo hay que llevar cuidado con algún que otro coche que las transita
Al llegar al mirador, parada para contemplar el paisaje a nuestra derecha, y dejamos el camino a Miraflores para girar a la izquierda 180 grados por la senda que nos lleva hacia la Hoya de San Blas y el Puerto de la Morcuera. Aquí empieza realmente la subida al puerto.
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Este camino, que parece muy suave, empieza a empinarse giro tras giro (lo que uno de nuestros lectores llamaba zig-zags en los comentarios la ruta a Miraflores). Al menos en todo este tramo vamos en sombra, algo que se agradece pues el sol ya pica bastante.
La vegetación es abundante, predominando los robles y hayas. En el suelo, matorrales y jaras.
Según vamos subiendo, el camino se va empinando más y más. En una de las rampas más duras, una gran recta de más de un kilómetro, me adelanta un ciclista que me anima un poco y me dice que pasada esta recta, de una pendiente del 14%, luego mejora bastante, y hasta hay un pequeño tramo en ligera bajada. No sé si realmente sería un 14%, pero desde luego me estaba engañando, todavía faltaban muchas rampas tan empinadas como esa.
El camino es precioso, desde luego. Según vamos subiendo, la vegetación va cambiando. Si al principio eran robles y hayas, en la segunda curva pasaron a ser sólo pinos, y el suelo pasó a estar cubierto por grandes helechos. Es una zona muy umbría, algo que se agradece con estos calores veraniegos.
Empiezan a verse claros en los árboles de nuestra derecha, lo que nos permitirá disfrutar de unas espléndidas vistas del valle, con el embalse del Vellón y Miraflores al fondo.
Se acaban los pinos y desaparece la vegetación, sólo matorrales nos acompañarán hasta el Puerto. Todavía quedan más de 5 kilómetros para coronarlo y empieza la parte más difícil del camino, no por la dureza de las rampas, si no por el sol de justicia que pega sobre nuestras cabezas. ¡Hasta la cámara se ha empañado del calor!
El sol cada vez pega más fuerte, y por desgracia no nos queda ni una gota de agua. Los brazos y las piernas pican, y nos damos cuenta de que estamos empezando a quemarnos la piel.
Los dos últimos kilómetros hay que hacerlos por la carretera, aunque por suerte hay más ciclistas que coches. La temperatura sigue subiendo con la altura, bastante por encima de 30º, y el sol cada vez pega cada vez más fuerte.
Todavía nos queda tiempo para hacer unas fotos del valle que queda a nuestra izquierda, contemplar el camino recorrido, y dar un último empujón para llegar al puerto.
Sólo unos metros más, pasamos el aparcamiento y llegamos hasta el Puerto de la Morcuera.
Estamos a 1796 metros de altitud. ¡Lo hemos conseguido!
Tras unos minutos de descanso en la cima, descenso vertiginoso hasta Soto del Real, donde nos esperaban unas cervezas bien fresquitas y un costillar para reponernos. En carretera, con velocidades por encima de los 60 km/h y en los caminos superando los 40 (con algún susto, por cierto) ¡Qué gozada bajar el puerto de un tirón!
En definitiva, una ruta muy recomendable, pero para realizarla en primavera o en otoño, cuando el sol no sea tan duro. Los caminos están en bastante buen estado, y el paisaje es espectacular.
Unos consejos veraniegos:
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