La distracción, los giros y adelantamientos incorrectos o la invasión repentina de otro carril son las principales causas de los accidentes en los que están implicados conductores y ciclistas. No obstante, la seguridad de las personas que viajan no sólo depende de la actitud de los conductores, sino también de su propia iniciativa para extremar las precauciones y no cometer imprudencias.
Conductores de motorizados
En ciudad, no hay que bajar la guardia.
- No se altere si se encuentra a un ciclista en medio del carril, sobre todo si circula por ciudad, porque la ley reconoce su derecho a hacerlo. Lo mismo ocurre en los descensos prolongados.
- No pierda de vista los retrovisores cuando circula por ciudad, especialmente antes de apearse del vehículo. En el momento de abrir la puerta, tanto usted como sus acompañantes pueden dañar a los ciclistas. La nueva normativa de Tráfico pone especial atención a este aspecto.
- Si estaciona su vehículo en doble fila, sobre las pistas especiales para bicicletas, o en un arcén, sepa que está obligando a los ciclistas a circular mezclados con el tráfico.
Ciclistas
Sin riesgos, también en ciudad
- Cuando circule por ciudad junto a una fila de coches aparcados, sitúese algo más a la izquierda en el carril para no chocar con una puerta que se abra inesperadamente. El 10% de los accidentes graves de los ciclistas se debe a puertas que se abren de repente en el mismo momento en que el ciclista está pasando.
- En un semáforo nunca se detenga en el ángulo muerto de visión del automóvil. Hágalo detrás o a la derecha del mismo, pero esté siempre visible. Extreme la precaución con los autobuses y vehículos largos, ya que necesitan más espacio para girar y puede quedarse en medio y sufrir un accidente.
Fuente: revista.consumer.es
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