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viernes, 20 de mayo de 2011

Por qué voy a votar a Gallardón

1910. Alfonso XIII firmando el acta de inicio de las obras
El día 4 de abril de 1910, el rey Alfonso XIII golpeó con la piqueta el primer edificio que se iba a derribar para poner en marcha las obras de la Gran Vía, una avenida llamada a convertirse en una de las calles más representativas y concurridas de la ciudad, no sólo desde el punto de vista urbanístico, sino también por su valor social, comercial, económico y cultural.

Ese día, el alcalde de Madrid, José Francos Rodríguez decía en su discurso: “El Ayuntamiento de Madrid está decidido a acometer grandes empresas y grandes obras”. No se equivocaba mucho.

La idea de construir una gran avenida en el centro de la ciudad surgió en 1861, pero el primer proyecto, firmado por Carlos Velasco, fue desechado en 1886. Años después, los arquitectos municipales José López Salaberry y Francisco Octavio Palacios, recibieron el encargo de elaborar un nuevo proyecto, aprobado en 1904. En él se diseñó una Gran Vía uniendo la calle Alcalá y la plaza de San Marcial (hoy plaza de España), que empezó a construirse en 1910 y se dio por terminada en 1927.

Desde la primera idea pasaron más de 40 años hasta que se aprobó el proyecto, 6 años hasta que pudieron empezar las obras, y 17 años más tardó en construirse. Se tuvieron que derribar cientos de viviendas, hacer desaparecer manzanas enteras, y se causaron muchas molestias a los vecinos de la zona. No fue una tarea fácil, muchos dudaban de su viabilidad, y durante esos años fueron muchas las quejas de los madrileños contra el alcalde de Madrid y contra el Rey.

El tramo más complicado de realizar fue el de la plaza del Callao a la plaza de San Marcial. No había ninguna calle que sirviera de guía, por lo que hizo falta realizar muchos desmontes y muchas expropiaciones para derribar las viviendas. La oposición vecinal fue muy dura. El dinero fue uno de los escollos de esta operación urbanística, no sólo por lo que costaba llevarla adelante, sino también por los costes de estas expropiaciones.

1945. El tráfico y el bullicio de la Gran Vía
Cien años después el Ayuntamiento de Madrid ha vuelto a realizar una gran operación urbanística, de un calado superior al que tuvo en su día la Gran Vía: Madrid Río.

Donde antes teníamos una gran autopista llena de coches y una gran barrera entre los distritos, ahora tenemos un gran parque lineal de más de un millón de metros cuadrados, un corredor verde que se extiende desde El Pardo hasta Getafe, uniendo bosques, espacios verdes, jardines históricos y parques urbanos, que estaban dispersos y sin conexión entre ellos. Ha desaparecido la barrera de la M-30 y en su lugar el nuevo parque acerca la ciudad al Manzanares y sirve de nexo de unión a los distritos a ambos márgenes.

El soterramiento de la M-30 en la zona del río, ha supuesto la mayor operación de reequilibrio ecológico en la historia reciente de nuestra ciudad, una operación que ha permitido a la ciudad mirar hacia el sur y el oeste, incorporando al centro la Casa de Campo, recuperando e integrando, por fin, el río en la estructura urbana, y haciendo del Manzanares un nuevo eje vertebrador de la ciudad.

Así era la M-30 en la zona del Puente de SegoviaAsí es hoy Madrid Río en la zona del Puente de Segovia
Hace ocho años, Alberto Ruiz-Gallardón llegó a la alcaldía de Madrid, y se encontró con un gran problema: el vehículo privado había ido ganando sitio al peatón, y la ciudad se había convertido en un atasco continuo. Los humos hacían de Madrid una ciudad irrespirable.

Gallardón, se rodeó de un gran equipo, de políticos y profesionales valientes que querían luchar para solucionar los problemas de Madrid. Se propusieron entonces como reto el devolver al peatón su espacio perdido y solucionar el problema del tráfico en la ciudad.

Para ello la primera tarea era reformar la M-30 y recuperar el río Manzanares. Sabían que era una tarea muy difícil y arriesgada, que crearía mucha impopularidad. A nadie le gustan las obras, el polvo y los atascos, sobre todo a los vecinos de la zona, pero para conseguir el fin buscado tendrían que pasar muchas dificultades técnicas y políticas. Además del rechazo de algunos vecinos, también los políticos de la oposición sin importarles para nada los madrileños, intentaron por todos los medios que el proyecto no pudiese llevase a cabo.

Gallardón a pesar de todo, y de todos, y en un tiempo récord, lo ha conseguido.


Niños jugando en la playa urbana del parque de la Arganzuela
Es cierto que ha mejorado la movilidad en la M-30 y en el resto de la ciudad, es cierto que se ha reducido la contaminación acústica y atmosférica, y también que los vecinos de Madrid hemos empezado a disfrutar de ese nuevo parque que acerca el río Manzanares a los madrileños. Pero todavía queda mucho por hacer para mejorar la movilidad de nuestra ciudad y que podamos pasear o pedalear sin problemas por las calles de Madrid.

Si en las dos legislaturas anteriores Gallardón y su equipo apostaron por soterrar la M-30 y por crear un gran parque en la superficie, y lo cumplieron, la apuesta para la próxima legislatura será implantar en Madrid un nuevo modelo de movilidad, fomentando el uso racional del automóvil, y proponiendo alternativas eficaces para los desplazamientos, como el transporte público, las vías peatonales o la bicicleta. Todo ello llevará asociada una mejora de la calidad del aire de nuestra ciudad.

Una apuesta clara por la movilidad peatonal y ciclista


En los últimos años se ha ido poco a poco restringiendo el uso del coche en la ciudad con la creación de Áreas de Prioridad Residencial (las APRs de Las Letras, Cortes y Embajadores), con las peatonalizaciones y ampliaciones de aceras, con la extensión del Servicio de Estacionamiento Regulado (los parquímetros), con la creación de más Aparcamientos para Residentes… pero el coche sigue siendo todavía el amo de la ciudad.

En estas dos legislaturas se han recuperado para el peatón un millón de metros cuadrados en toda la ciudad, una cifra a la que hay que sumar otro millón de metros cuadrados asociados a Madrid Río. Un buen ejemplo de las conquistas es el gran corredor peatonal que comienza en la calle Fuencarral –donde entre las glorietas de Quevedo y Bilbao se han recuperado más de 5.000 metros cuadrados–, que continúa por esta misma calle –totalmente peatonal a partir de la calle Hernán Cortés– hasta la Gran Vía, donde enlaza con Montera y la Puerta del Sol –más del 80% de su superficie ya es para los paseantes–, para llegar a través de la calle Arenal y Ópera a la Plaza de Oriente. Este eje es también la espina dorsal de un conjunto de espacios entre los que se incluyen las plazas de Callao y de Santo Domingo y un nuevo tramo de la calle Preciados. El peatón ha recuperado muchos espacios en la ciudad, pero todavía necesita recuperar muchos más.

Gallardón paseando en bici por Madrid-Río
Gallardón, está convencido de que la bicicleta es una alternativa real y efectiva para promover una movilidad sostenible en la ciudad, y por eso quiere apostar por ella como medio de transporte. Si repite una tercera legislatura, asegura que seguirá extendiendo los carriles-bici hasta conseguir una Red Básica que conecte todos los distritos y facilite el acceso a los intercambiadores de transporte y a las áreas intermodales. Pero además creará un entramado más denso de la red general de viales ciclistas, con nuevos recorridos y enlaces que fomenten y estimulen la movilidad en bici.

En aquellos casos en que la intensidad circulatoria lo aconseje, creará nuevos carriles-bici mediante vías segregadas, independientes, que permitirán a los ciclistas pedalear de manera más segura, y para completar la red de vías ciclistas proyectadas delimitará una red de ciclocalles y ciclocarriles donde tendrán prioridad las bicicletas respecto a los vehículos de motor, en la que la velocidad estará limitada a 30 km/h, y se señalizará convenientemente.

Trazados facilitando el uso de la bici como el de la M-10 (Génova - Sagasta - Carranza - Alberto Aguilera - Marqués de Urquijo - Ferraz / Pintor Rosales - Bailén - Gran Vía de San Francisco - Ronda de Toledo - Ronda de Valencia - Ronda de Atocha - Paseo del Prado y Paseo de Recoletos), el eje de Mayor o el de Goya contribuirán notablemente al uso de la bicicleta como medio de transporte puerta a puerta en los desplazamientos cortos por la ciudad, y como modo complementario al transporte público cuando ese desplazamiento sea de mayor longitud.

Gallardón paseando en bici por el parque de la Arganzuela
Madrid ha cambiado mucho en estos últimos ocho años, ha experimentado la transformación urbana más importante de los últimos cien años, se ha convertido en una ciudad para la convivencia, una ciudad emprendedora, una ciudad con proyección internacional, y en definitiva una ciudad del siglo XXI. En Madrid ha mejorado la movilidad, el transporte público, las zonas verdes, la vivienda, los servicios sociales, la cultura y el deporte. Madrid es hoy una ciudad más segura, saludable y sostenible.


Gallardón ha demostrado que es un gran alcalde, que cumple sus promesas, inteligente, con gran valentía, audaz, imaginativo, honrado, un político en definitiva que ha luchado siempre por y para los ciudadanos. Gallardón pasará a la historia como uno de los grandes alcaldes de Madrid, para mí, sin duda el más grande.

Por todo esto, porque soy madrileño y me gusta Madrid, el día 22 de mayo volveré a votar a Alberto Ruiz-Gallardón, sencillamente porque quiero lo mejor para mi ciudad.