Escrito por Carlos Pastor y publicado en común con Madricicleta.com
Hace unos días, el canal público catalán (TV3) emitía un documental de 30 minutos sobre la bicicleta. No es algo que suela pasar: la pequeña pantalla dedicándole media hora a las dos ruedas no contaminantes. El título era prometedor: “Vuelve la bicicleta”. Así que tenía que verlo.
Pero el reportaje, casi desde el principio, se pone un poco feo. La verdad es que uno espera que canten las bondades de transportarse en bicicleta y lo cierto es que la percha de actualidad que usan son las cuatro víctimas mortales del año pasado (dos ciclistas y dos peatones).
El documental empieza con una taxista que ha sufrido un atropello de un ciclista y que, mientras conduce, cuenta a cámara lo terrible que es la convivencia con los pedaleantes.
A partir de ahí, hay una buena minutada centrada en el conflicto existente con la bicicleta en la ciudad condal: vecinos que se quejan de que los carriles bici son peligrosos, incluso algunos que piden matrículas y seguros, como otro vehículo más.
Y lo cierto es que, más allá de si es o no acertado el reportaje (o de si uno echa de menos otros puntos de vista), en un momento sí cabe la reflexión: la bici se puede llegar a hacer antipática. Para los peatones sobre todo. Y eso, es un problema.
Hay que decir que a partir de la mitad del reportaje la cosa mejora. El programa viaja hasta Copenhague y allí nos dan varias claves. Por ejemplo, temporizar los semáforos en relación a los tiempos ciclables y no a la velocidad de los coches. De manera que las bicis en las grandes avenidas no tengan que parar. Y de paso, los coches sí.
Uno de los expertos entrevistados apunta: “si se utiliza la bici no es porque es barato, o por el medio ambiente, sino porque es más rápido”. Y, sobre todo, una creencia que yo mismo comparto, no hay más bici si no se restringe el uso del coche.
Estos son sólo algunos de los puntos de vista que el programa comparte, pero en 30 minutos caben muchos puntos de vista interesantes. La mayoría está en catalán, pero se puede entender.
Pero el reportaje, casi desde el principio, se pone un poco feo. La verdad es que uno espera que canten las bondades de transportarse en bicicleta y lo cierto es que la percha de actualidad que usan son las cuatro víctimas mortales del año pasado (dos ciclistas y dos peatones).
El documental empieza con una taxista que ha sufrido un atropello de un ciclista y que, mientras conduce, cuenta a cámara lo terrible que es la convivencia con los pedaleantes.
A partir de ahí, hay una buena minutada centrada en el conflicto existente con la bicicleta en la ciudad condal: vecinos que se quejan de que los carriles bici son peligrosos, incluso algunos que piden matrículas y seguros, como otro vehículo más.
Y lo cierto es que, más allá de si es o no acertado el reportaje (o de si uno echa de menos otros puntos de vista), en un momento sí cabe la reflexión: la bici se puede llegar a hacer antipática. Para los peatones sobre todo. Y eso, es un problema.
Hay que decir que a partir de la mitad del reportaje la cosa mejora. El programa viaja hasta Copenhague y allí nos dan varias claves. Por ejemplo, temporizar los semáforos en relación a los tiempos ciclables y no a la velocidad de los coches. De manera que las bicis en las grandes avenidas no tengan que parar. Y de paso, los coches sí.
Uno de los expertos entrevistados apunta: “si se utiliza la bici no es porque es barato, o por el medio ambiente, sino porque es más rápido”. Y, sobre todo, una creencia que yo mismo comparto, no hay más bici si no se restringe el uso del coche.
Estos son sólo algunos de los puntos de vista que el programa comparte, pero en 30 minutos caben muchos puntos de vista interesantes. La mayoría está en catalán, pero se puede entender.
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