Un estadounidense cuenta su experiencia
El verano pasado, mi familia (mi esposa, seis hijos y yo), prescindimos por fin de nuestro coche. Fue una experiencia liberadora y aterradora a la vez.
Hemos sido tan dependientes de nuestro automóvil durante tantos años que renunciar a él ahora parecía impensable. Si tienes un coche, probablemente sea impensable para ti también.
Íbamos en coche a todas partes: a la escuela y trabajo, a clases de música, a los entrenamientos de fútbol, a reuniones familiares (que eran muchas), a las tiendas de comestibles, centros comerciales, restaurantes, cine, teatros, librerías y salones de belleza (no para mí, estoy calvo ... eh, afeitado), para pagar pedidos y hacer recados, para ir a la playa y a los parques. Para hacer cualquier cosa.
¿Cómo pudimos deshacernos de nuestro coche?