A lo largo de los años, siguiendo el ejemplo europeo, la bicicleta viene presentándose como un medio de transporte sostenible a explorar y a explotar, tanto por los ciudadanos como por las instituciones. Su presencia parece ir en aumento. Y es que, entre la población vizcaina, ha calado una serie de valores vinculados a la cultura del uso de la bicicleta y otros modos de transporte respetuosos con el medio ambiente. Sin embargo, su utilización como medio de transporte alternativo es aún reducido en el territorio vizcaino.
Por ello, Bizkaia se ha puesto manos a la obra y ha decidido seguir la estela de ciudades como Amsterdam, en la que casi todas las calles poseen carril para ciclistas y en donde se puede dejar la bici en cualquier punto. En este contexto, la Diputación Foral de Bizkaia demuestra en un estudio que, a la hora de la verdad, sólo uno de cada diez vizcainos es ciclista activo, a pesar de que un tercio de la población asegura estar dispuesto a cambiar su medio de transporte habitual por la bicicleta. Eso sí, para ello deben darse "las condiciones necesarias para ello", según dice literalmente el estudio. Y es que, para los vizcainos son más y de mayor peso los inconvenientes que las ventajas en el uso del ciclo. "La utilización de la bicicleta no se potencia construyendo bidegorris, sino facilitando su uso a los usuarios y concienciando de sus beneficios, sin grandes inversiones, tal y como se está haciendo en el resto de Europa", apunta Oscar Moreno, presidente de Erandioko Txirrindulari Elkartea.
Las autoridades institucionales son conscientes de esta problemática, por lo que, tanto los ayuntamientos vizcainos como la Diputación pretenden fomentar el uso de la bici no sólo como instrumento de ocio y deporte sino como un modo de transporte sostenible. La estrategia con la que pretenden conseguirlo es el Plan Director Ciclable que promueve una red de vías adaptadas para la utilización de la bicicleta. El plan recoge y agrupa los proyectos para la creación de bidegorris tanto desde la Diputación como de los municipios, con el objetivo de crear una red de vías ciclables que abarque todo el territorio. Del mismo modo, los ayuntamientos tratan de fomentar el empleo de este transporte sostenible proporcionando facilidades a los ciudadanos mediante iniciativas como el préstamo de bicicletas, de sobra conocido en municipios como Bilbao, Plentzia, Getxo y Amorebieta, entre otros. Por ejemplo, la capital vizcaina prestó durante 2009 una media de 138 bicis al día. Y, en el caso de Amorebieta, desde mediados de septiembre 931 personas se inscribieron en el programa de préstamo de ciclos, que ha alcanzado las 5.180 cesiones hasta el momento. "Es un disparate coger el coche en Bilbao. Con la bici llegas mucho más rápido a cualquier sitio", mantiene Mendi, bicicletero habitual.
En definitiva, el uso de la bicicleta como transporte alternativo para ir, por ejemplo, a trabajar o a estudiar, se perfila, tal y como explica el ente foral en su informe, "como una actividad marginal de escasa aceptación social". La bicicleta es "abrumadoramente" un elemento de entretenimiento, la mayoría de los usuarios la emplea como un instrumento de ocio o para hacer deporte. "Los usuarios de Bizkaia son ciclistas esporádicos, por ello, ven en la bici una afición más que un transporte", explican fuentes de la Diputación. Debido a lo que, como norma general, los aficionados al ciclismo buscan rutas tranquilas y, sobre todo, seguras.
Los inconvenientes
Cada vez hay más gente que se sube a la bici en su día a día. Los bidegorris tienen mayor utilidad para quienes ven en la bici un medio de transporte dentro de ciudad, pero "los ciclodeportistas no pueden usar un carril bici para sus recorridos, porque muchos nacen en ningún lado y mueren en ninguna parte", explica el presidente de la asociación de ciclistas. "Se trata de dar a la bicicleta un medio coherente", puntualiza. Entre las desventajas resaltadas por el informe foral para utilizar la bici como vehículo habitual, se encuentra el peligro que genera el tráfico motorizado; la contaminación y el ruido que sufren los ciclistas al mezclarse con el tráfico; la falta de equipamientos existentes para éstos en los municipios y vías vizcainas, y la dificultad que encuentran para combinar la bicicleta con el transporte público. "Hay mucha gente que no coge la bicicleta por falta de equipamientos y por miedo", señala Moreno. "Si no hay bidegorris es muy peligroso circular en bici por la ciudad. Si las instituciones quieren un transporte sostenible, deberían empezar por hacer una ciudad sostenible", comenta Idoia, usuaria de la bici como medio de transporte. "El inconveniente es que sudas, porque, aunque no lo parezca, Bilbao no es llano", matiza Mendi.
Otro de los inconvenientes es que algunas rutas ciclables no tienen conexión entre sí lo que impide a los ciclistas transitar de una localidad a otra sin salir del carril bici. Es el caso, entre otros, del vial ciclable entre Bilbao y Barakaldo, "cuando llegas a Zorrotza te encuentras un muro de frente y la única alternativa para llegar a Barakaldo es coger el tren o saltar a la carretera BI-624", explica Idoia.
En cuanto al número de bicis, siete de cada diez hogares vizcainos dispone, al menos, de un ciclo, y en dos de cada diez viviendas disponen de tres o más bicicletas.
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