Escrito por Anónimez
No se sabe bien cuándo, pero alrededor del año 1000, en un valle con varios ríos había un paso por donde cruzaban los bueyes. Allí se estableció una oleada de gente que venía huyendo de muchas cosas -presión demográfica, guerras- y que, en su lengua, dió nombre al sito, el vado de los bueyes: oxen(a) ford(a), muy parecido a Ochsen-furt, otra ciudad cuyo nombre significa lo mismo en Alemania.
En los siguientes 1000 años pasaron muchas cosas: se fundaron monasterios y grupos de estudio que dieron lugar a una universidad que se hizo famosa y que continuó y continúa rivalizando en autoridad con el ayuntamiento y que ante cualquier disputa saca una lista de premios Nobel para hacer presión. Hubo cambios de religión, masacres por ellas, "oscuras fábricas de Satán" de todos los tipos, explotación laboral digna de Dickens y ostentación inimaginable de riqueza mediante edificios que son difíciles de describir con palabras y cuyas torres dan el sobrenombre moderno a la ciudad: la ciudad de las agujas que sueñan. Alguna gente escribió libros de ficción destacables y otros descubrieron cosas.
Nada de eso cabe en un párrafo al igual que no cabe la vida, deseos y esperanzas de toda la gente que la habitó durante tanto tiempo; por eso mismo no lo intentaré, aunque diré una cosa más: bajo el plomo de las agujas se estableció una fábrica de bicis que cometió el error de empezar a fabricar coches. Como era de esperar creció, se estableció en un pueblo próximo y cerró. Se llamó Morris.
Tras estos mil años está la ciudad que podemos ver actualmente, el Oxford del año 2015.
Lo primero que sorprende al llegar es la presencia masiva de bicis. Aquí sí que es un transporte de masas. Eso es muy bueno. Todo el mundo la usa. Desde gente de dinero hasta pobres. Se ven bicis de muchos tipos, Desde Raleigh de hace 80 años -unas en perfecto estado, otras deshechas- hasta bicis de deporte de las que cuestan más dinero del que puedo soñar. La gente rueda bien y rápido por todas partes. El tráfico es tranquilo. Las bicis no van por el centro y a veces tienen carril separado, a veces no.
Todo tipo de gente va en bici. Desde un venerable anciano que podría ser el doble de Tolkien con la misma Raleigh que cuando era joven hasta un grupo festivo de gente con disfraces de romano antiguo (unos con toga y túnica y otros con capa, caligae, y gladius...). Además de la gente que hace deporte en bici que va con otro tipo de traje de romano.
Sorprende la presencia de carriles bici que fuerzan situaciones complicadas así como la ausencia de accidentes. También se nota que el tráfico es muy lento en comparación con Madrid. Sólo en las afueras la cosa cambia.
Casi toda la ciudad tiene carriles bici y zonas para autobús. Sin embargo los carriles bici en muchos casos desaparecen en ciertos lugares tras una línea quebrada. Esto significa que reincorporan en ese punto a la bici a la circulación general. En algunas calles en cada paso de peatones, por ejemplo en Cowly road (adaptación: camino viejo de Cowly. Sigue hasta Cowly, donde se llama camino viejo de Oxford (Oxford Road). Todas las X Road fueron carreteras que se han urbanizado con el paso del tiempo y se han convertido en calles -no como en Madrid que los paseos se convierten en autopistas-; el único ejemplo parecido que conozco es el del Camino Viejo de Leganés, por eso el calco). Éstas suelen ser seguras por que los coches van muy despacio, desde luego van a 30 o menos.
Sin embargo existen algunas calles menos seguras y más autopistizadas, por ejemplo Hedington Road. Esta calle es una cuesta que tiene una estructura que recuerda en mucho a lo que mucha gente propone para la cuesta de San Vicente. Tiene acera un solo lado y una pared de un parque en el otro. Una subida de un carril por sentido y un carril bici segregado a los lados con asfalto verde. Esta calle es muy carretera y poco calle. No hay calmado y los coches van a velocidades mucho más altas que en el resto de la ciudad. Aquí sí puede dar miedo ir por la calzada pues sería uno el principal elemento pacificador, no sólo uno más como en el resto de la ciudad. Por eso podría ser útil un carril bici, sin embargo no lo es.
Es prácticamente un arcén como los que se usan para ciclismo deportivo en España y están invadidos por la maleza y los despojos en el suelo. Se siente perfectamente el golpe de aire de los autobuses o de los coches a gran velocidad. Es estrecho y no permite aprovechar muchas de las posibilidades de la bici; hay que ir muy despacio o jugándosela por un arcén muy estrecho estrechado aún más por las ramas de las plantas asilvestradas que imagino que inspirarían a Tolkien para crear los Ents. Los oxonianos con menor inclinación al ciclismo deportivo suben esta cuesta por el parque contiguo o por otras calles paralelas con igual o mayor pendiente pero con menor tráfico. Esto revela el CB como poco útil, al menos para lo que en principio se esperaría, ayudar a gente a empezar.
Aquí la bici está presente en todas partes. Lo normal para todo el mundo, desde el rector y el alcalde hasta los trabajadores inmigrantes pasando por los estudiantes "normales" y los miembros de los colleges, es la bici. Los únicos que no usan bicis son los drogadictos y otra gente de mal vivir.
Esto no quiere decir que no haya coches, pero sí que se usan mucho menos pues bastantes desplazamientos se hacen en bici y los conductores también montan. Esta situación ha dado lugar a una percepción social distinta (respecto a España) de la bici. Nadie mira raro a nadie por llevar un casco o un chaleco reflectante; como mucho se dirán "vive en Headington" o en algún otro pueblo próximo al que se llegue por carretera.
Casi todos los pubs tienen aparcabicis o al menos una barandilla para ponerlas. Incluso algunos, saliéndose de la costumbre local de que todos terminen en arms (City Arms, King's Arms, Magdalen Arms, Bookbinders Arms) ponen la bici en su nombre, como the Rusty Bicycle (sin "arms").
Otra cosa que aporta la bici es un cambio en el vestuario de la gente, al menos en la ropa informal. Está aceptado que la ropa en estos contextos tenga cierto aire de ropa de bici, por ejemplo una chaqueta reflectante y un casco no escandalizan o usar un maillot (preferiblemente clásico de lana) como si fuese un polo de paisano son cosas habituales aquí. Sin embargo el lote completo se reserva para salidas deportivas. Es decir igual que en España alguien puede ir con ropa parecida a la de fútbol, aquí se puede ir con ropa parecida a la de hacer deporte en bici.
El activismo ciclista existe si bien es muy distinto del de España. No existe la masa crítica en Oxford. Tampoco tendría sentido, pues ya ha pasado esa fase o nunca hizo falta. Los atascos de bicis son comunes. Las reivindicaciones aquí pasan por circular por el centro del carril y por que la gente valore y conserve las bicis, aprenda mecánica y por crear espíritu de comunidad contra las agresiones de los coches (yo no he visto acoso, pero cuando hablo de los conductores de Madrid, les parecen psicópatas).
En este sentido actúan varios grupos como Ciclox (no me pude poner en contacto con ellos, a pesar de haberlo intentado varias veces) y la cooperativa Broken Spoke (el radio roto). Esta cooperativa enseña mecánica a precios populares y actualmente se encuentra en un espacio cedido por el ayuntamiento, aunque comenzaron en centros sociales. También imparten el bikeability y llevan un taller de autorreparación de bicis. Tienen, por ejemplo, cursos de montaje de bicis y de hacer ruedas, pero se lamentan por que ellos no tienen soplete de soldar bicis. Se nota que como dicen en su web, la bici es más que una distracción ocasional, es parte del alma de la ciudad.
Hasta ahora he hablado de la bici en Oxford y de como su tráfico calmado permite una circulación segura en bici salvo por algunos puntos más carreterizados, una circulación que se vuelve segura a pesar de los carriles bici. El secreto es que no es sólo la ciudad sino todo su entorno lo que está pacificado.
Hay autopistas de tres carriles por sentido entre Londres y Oxford, por ejemplo, pero la parte final del acceso a la ciudad se hace por carreteras tipo nacional de dos carriles sin arcén o con arcén pequeño. Pueblos de Madrid como Colmenar, Alcorcón o Alcobendas tienen carreteras de acceso más grandes que Oxford. Incluso Navalcarnero tiene una carretera algo mejor. Habría que irse a pueblos pequeños como Villamanta para ver ese tipo de carreteras. Las más grandes tienen arcén, pero no todas. Muchas de las salidas son por carreteras muy pequeñas. No hay un paseo de Santa María de la Cabeza que lleve la autopista hasta Atocha y luego enlace con una autopista urbana hasta la misma puerta del ayuntamiento y siga hasta salir por el otro extremo de la ciudad por otra autopista dirección al norte. Simplemente no existe ni se concibe.
Hay aparcamientos disuasorios en los alrededores de la ciudad, eso sí. Ese mismo tipo de carretras se encuentran en las conexiones entre autopistas, regulando así el tránsito de camiones (que además está señalizado como ralentizado con "camiones lentos la próxima milla”).
No conozco en profundidad el caso de Londres, pero por lo poco que he visto -un viaje de ida y otro de vuelta- tenemos un centro pacificado con circulación de bicis segregada a trozos. Se forman verdaderos pelotones. En las afueras, con autopistas con su carril bici estilo anillo verde casi no se ven ciclistas. De los pocos que se ven, la mitad van por la acera. Son barrios muertos. Sin actividad a las 6 de la tarde. Unos minutos antes Londres bullía y 40 minutos después se veía la vida en Headington (pueblo-barrio periférico de Oxford) y bulliría el centro de la ciudad, pero no lo vi. La autopista deja alrededor zonas desoladas, más madrigueras que casas. No se ve nadie. Las bicis aparcadas son de otro tipo. Ya no se ve lo mismo que en Westminster. Se ven unas pocas bicis cochambrosas atadas a las barandillas de los edificios, puede que para tráfico local o más probablemente para los chavales de instituto. Seguramente una comprehensive school y no una grammar school. Todas necesitan un repaso. Se ve el óxido desde el autobús. Aún así todavía estamos en una zona de bajas emisiones.
Al llegar a Oxford pienso en las diferencias. Dos formas de usar la bici muy distintas, pero las dos buenas por que circulan relativamente bien que es lo que importa. Lo otro refleja las diferencias sociales entre las dos ciudades. En Londres mucha gente utilizaba bicis más deportivas y pongamos un 30% de la gente usaba ropa de deporte. Imagino que muchos de ellos simplemente se habrían cambiado para un recorrido largo, lo mismo 30 km. Otros lo mismo sí rodaban de camino a alguna salida de algún club, pero por las alforjas no lo parecía en muchos casos. Se ven bicis muy deportivas, incluso de fibra de carbono, alguna de montaña y bastantes clásicas. Aquí no hay una norma fija de como debe ir la gente en bici y eso está bien. Simplemente se deja y se fomenta que la usen y ya se verá cómo se establece el asunto. En Oxford ya se estableció hace años.
No se sabe bien cuándo, pero alrededor del año 1000, en un valle con varios ríos había un paso por donde cruzaban los bueyes. Allí se estableció una oleada de gente que venía huyendo de muchas cosas -presión demográfica, guerras- y que, en su lengua, dió nombre al sito, el vado de los bueyes: oxen(a) ford(a), muy parecido a Ochsen-furt, otra ciudad cuyo nombre significa lo mismo en Alemania.
En los siguientes 1000 años pasaron muchas cosas: se fundaron monasterios y grupos de estudio que dieron lugar a una universidad que se hizo famosa y que continuó y continúa rivalizando en autoridad con el ayuntamiento y que ante cualquier disputa saca una lista de premios Nobel para hacer presión. Hubo cambios de religión, masacres por ellas, "oscuras fábricas de Satán" de todos los tipos, explotación laboral digna de Dickens y ostentación inimaginable de riqueza mediante edificios que son difíciles de describir con palabras y cuyas torres dan el sobrenombre moderno a la ciudad: la ciudad de las agujas que sueñan. Alguna gente escribió libros de ficción destacables y otros descubrieron cosas.
Nada de eso cabe en un párrafo al igual que no cabe la vida, deseos y esperanzas de toda la gente que la habitó durante tanto tiempo; por eso mismo no lo intentaré, aunque diré una cosa más: bajo el plomo de las agujas se estableció una fábrica de bicis que cometió el error de empezar a fabricar coches. Como era de esperar creció, se estableció en un pueblo próximo y cerró. Se llamó Morris.
Tras estos mil años está la ciudad que podemos ver actualmente, el Oxford del año 2015.
Lo primero que sorprende al llegar es la presencia masiva de bicis. Aquí sí que es un transporte de masas. Eso es muy bueno. Todo el mundo la usa. Desde gente de dinero hasta pobres. Se ven bicis de muchos tipos, Desde Raleigh de hace 80 años -unas en perfecto estado, otras deshechas- hasta bicis de deporte de las que cuestan más dinero del que puedo soñar. La gente rueda bien y rápido por todas partes. El tráfico es tranquilo. Las bicis no van por el centro y a veces tienen carril separado, a veces no.
Todo tipo de gente va en bici. Desde un venerable anciano que podría ser el doble de Tolkien con la misma Raleigh que cuando era joven hasta un grupo festivo de gente con disfraces de romano antiguo (unos con toga y túnica y otros con capa, caligae, y gladius...). Además de la gente que hace deporte en bici que va con otro tipo de traje de romano.
Sorprende la presencia de carriles bici que fuerzan situaciones complicadas así como la ausencia de accidentes. También se nota que el tráfico es muy lento en comparación con Madrid. Sólo en las afueras la cosa cambia.
Casi toda la ciudad tiene carriles bici y zonas para autobús. Sin embargo los carriles bici en muchos casos desaparecen en ciertos lugares tras una línea quebrada. Esto significa que reincorporan en ese punto a la bici a la circulación general. En algunas calles en cada paso de peatones, por ejemplo en Cowly road (adaptación: camino viejo de Cowly. Sigue hasta Cowly, donde se llama camino viejo de Oxford (Oxford Road). Todas las X Road fueron carreteras que se han urbanizado con el paso del tiempo y se han convertido en calles -no como en Madrid que los paseos se convierten en autopistas-; el único ejemplo parecido que conozco es el del Camino Viejo de Leganés, por eso el calco). Éstas suelen ser seguras por que los coches van muy despacio, desde luego van a 30 o menos.
Sin embargo existen algunas calles menos seguras y más autopistizadas, por ejemplo Hedington Road. Esta calle es una cuesta que tiene una estructura que recuerda en mucho a lo que mucha gente propone para la cuesta de San Vicente. Tiene acera un solo lado y una pared de un parque en el otro. Una subida de un carril por sentido y un carril bici segregado a los lados con asfalto verde. Esta calle es muy carretera y poco calle. No hay calmado y los coches van a velocidades mucho más altas que en el resto de la ciudad. Aquí sí puede dar miedo ir por la calzada pues sería uno el principal elemento pacificador, no sólo uno más como en el resto de la ciudad. Por eso podría ser útil un carril bici, sin embargo no lo es.
Es prácticamente un arcén como los que se usan para ciclismo deportivo en España y están invadidos por la maleza y los despojos en el suelo. Se siente perfectamente el golpe de aire de los autobuses o de los coches a gran velocidad. Es estrecho y no permite aprovechar muchas de las posibilidades de la bici; hay que ir muy despacio o jugándosela por un arcén muy estrecho estrechado aún más por las ramas de las plantas asilvestradas que imagino que inspirarían a Tolkien para crear los Ents. Los oxonianos con menor inclinación al ciclismo deportivo suben esta cuesta por el parque contiguo o por otras calles paralelas con igual o mayor pendiente pero con menor tráfico. Esto revela el CB como poco útil, al menos para lo que en principio se esperaría, ayudar a gente a empezar.
Aquí la bici está presente en todas partes. Lo normal para todo el mundo, desde el rector y el alcalde hasta los trabajadores inmigrantes pasando por los estudiantes "normales" y los miembros de los colleges, es la bici. Los únicos que no usan bicis son los drogadictos y otra gente de mal vivir.
Esto no quiere decir que no haya coches, pero sí que se usan mucho menos pues bastantes desplazamientos se hacen en bici y los conductores también montan. Esta situación ha dado lugar a una percepción social distinta (respecto a España) de la bici. Nadie mira raro a nadie por llevar un casco o un chaleco reflectante; como mucho se dirán "vive en Headington" o en algún otro pueblo próximo al que se llegue por carretera.
Casi todos los pubs tienen aparcabicis o al menos una barandilla para ponerlas. Incluso algunos, saliéndose de la costumbre local de que todos terminen en arms (City Arms, King's Arms, Magdalen Arms, Bookbinders Arms) ponen la bici en su nombre, como the Rusty Bicycle (sin "arms").
Otra cosa que aporta la bici es un cambio en el vestuario de la gente, al menos en la ropa informal. Está aceptado que la ropa en estos contextos tenga cierto aire de ropa de bici, por ejemplo una chaqueta reflectante y un casco no escandalizan o usar un maillot (preferiblemente clásico de lana) como si fuese un polo de paisano son cosas habituales aquí. Sin embargo el lote completo se reserva para salidas deportivas. Es decir igual que en España alguien puede ir con ropa parecida a la de fútbol, aquí se puede ir con ropa parecida a la de hacer deporte en bici.
El activismo ciclista existe si bien es muy distinto del de España. No existe la masa crítica en Oxford. Tampoco tendría sentido, pues ya ha pasado esa fase o nunca hizo falta. Los atascos de bicis son comunes. Las reivindicaciones aquí pasan por circular por el centro del carril y por que la gente valore y conserve las bicis, aprenda mecánica y por crear espíritu de comunidad contra las agresiones de los coches (yo no he visto acoso, pero cuando hablo de los conductores de Madrid, les parecen psicópatas).
En este sentido actúan varios grupos como Ciclox (no me pude poner en contacto con ellos, a pesar de haberlo intentado varias veces) y la cooperativa Broken Spoke (el radio roto). Esta cooperativa enseña mecánica a precios populares y actualmente se encuentra en un espacio cedido por el ayuntamiento, aunque comenzaron en centros sociales. También imparten el bikeability y llevan un taller de autorreparación de bicis. Tienen, por ejemplo, cursos de montaje de bicis y de hacer ruedas, pero se lamentan por que ellos no tienen soplete de soldar bicis. Se nota que como dicen en su web, la bici es más que una distracción ocasional, es parte del alma de la ciudad.
Hasta ahora he hablado de la bici en Oxford y de como su tráfico calmado permite una circulación segura en bici salvo por algunos puntos más carreterizados, una circulación que se vuelve segura a pesar de los carriles bici. El secreto es que no es sólo la ciudad sino todo su entorno lo que está pacificado.
Hay autopistas de tres carriles por sentido entre Londres y Oxford, por ejemplo, pero la parte final del acceso a la ciudad se hace por carreteras tipo nacional de dos carriles sin arcén o con arcén pequeño. Pueblos de Madrid como Colmenar, Alcorcón o Alcobendas tienen carreteras de acceso más grandes que Oxford. Incluso Navalcarnero tiene una carretera algo mejor. Habría que irse a pueblos pequeños como Villamanta para ver ese tipo de carreteras. Las más grandes tienen arcén, pero no todas. Muchas de las salidas son por carreteras muy pequeñas. No hay un paseo de Santa María de la Cabeza que lleve la autopista hasta Atocha y luego enlace con una autopista urbana hasta la misma puerta del ayuntamiento y siga hasta salir por el otro extremo de la ciudad por otra autopista dirección al norte. Simplemente no existe ni se concibe.
Hay aparcamientos disuasorios en los alrededores de la ciudad, eso sí. Ese mismo tipo de carretras se encuentran en las conexiones entre autopistas, regulando así el tránsito de camiones (que además está señalizado como ralentizado con "camiones lentos la próxima milla”).
No conozco en profundidad el caso de Londres, pero por lo poco que he visto -un viaje de ida y otro de vuelta- tenemos un centro pacificado con circulación de bicis segregada a trozos. Se forman verdaderos pelotones. En las afueras, con autopistas con su carril bici estilo anillo verde casi no se ven ciclistas. De los pocos que se ven, la mitad van por la acera. Son barrios muertos. Sin actividad a las 6 de la tarde. Unos minutos antes Londres bullía y 40 minutos después se veía la vida en Headington (pueblo-barrio periférico de Oxford) y bulliría el centro de la ciudad, pero no lo vi. La autopista deja alrededor zonas desoladas, más madrigueras que casas. No se ve nadie. Las bicis aparcadas son de otro tipo. Ya no se ve lo mismo que en Westminster. Se ven unas pocas bicis cochambrosas atadas a las barandillas de los edificios, puede que para tráfico local o más probablemente para los chavales de instituto. Seguramente una comprehensive school y no una grammar school. Todas necesitan un repaso. Se ve el óxido desde el autobús. Aún así todavía estamos en una zona de bajas emisiones.
Al llegar a Oxford pienso en las diferencias. Dos formas de usar la bici muy distintas, pero las dos buenas por que circulan relativamente bien que es lo que importa. Lo otro refleja las diferencias sociales entre las dos ciudades. En Londres mucha gente utilizaba bicis más deportivas y pongamos un 30% de la gente usaba ropa de deporte. Imagino que muchos de ellos simplemente se habrían cambiado para un recorrido largo, lo mismo 30 km. Otros lo mismo sí rodaban de camino a alguna salida de algún club, pero por las alforjas no lo parecía en muchos casos. Se ven bicis muy deportivas, incluso de fibra de carbono, alguna de montaña y bastantes clásicas. Aquí no hay una norma fija de como debe ir la gente en bici y eso está bien. Simplemente se deja y se fomenta que la usen y ya se verá cómo se establece el asunto. En Oxford ya se estableció hace años.
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