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viernes, 1 de enero de 2021

Un año más

Escrito por Veronika 

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A las 23:55 del 31 de diciembre de 2020, con toda España frente al televisor con las uvas en la mano, todos los programas especiales de Nochevieja de todas las cadenas cesaron de emitir sus propias señales para conectarse con una señal única: una imagen de la Puerta del Sol vacía, en completa oscuridad, excepto por el reloj a punto de dar las campanadas del fin de año.

Una pequeña luz se encendió en un escenario donde Nacho, Jose María y Ana aparecieron por primera vez en 28 años para cantar una única canción titulada "Un Año Más". En ese momento, 47 millones de españoles hicimos el balance de lo bueno y mal en el año más difícil que ha vivido esta generación, todo en los escasos cinco minutos antes de la cuentra atrás.


Los primeros avisos en enero de que habría que tomar medidas duras, los confinamientos que en febrero y marzo que dejaron las calles vacías, con el alivio de aquellas horas al día en la que niños y ancianos podían salir a pasear y jugar, y en la que todos redescubrimos la emoción de ver aquellas calles tomadas por las bicis desde entonces y que transformaron el pulso de nuestras ciudades. El esfuerzo mereció la pena, doblegamos la curva antes de saturar los hospitales y los sanitarios nos aplaudieron cada tarde a las ocho por nuestra responsabilidad.

Y se llegaron a acuerdos transversales, políticos de varios colores, empresarios, trabajadores,  la ciudad transformándose a velocidad de vértigo en un lugar mucho más habitable en el que el espacio de todos volvió a ser respirable, las calles se transformaron en patios improvisados de juegos, y las grandes avenidas en paseos para amantes, andantes y algún cura despistao. Todos fuimos cómplices en ese cambio que en el fondo todos queríamos pero que nadie sabía cómo iniciar.

Y terminamos el año pensando en lo duro que fue por los que ya no están, pero que mereció la pena por todo lo que aprendimos y por los cambios para mejorar que por fin nos atrevimos a dar, que en definitiva será lo que dejemos a nuestros hijos cuando llegue el momento de decirles adiós tal y como aprendimos este año que había de hacerse: no en una residencia o en un hospital, sino en casa, junto a los tuyos.

Los pensamientos que nos enaltecieron como seres humanos por cinco minutos al recordar cómo los españolitos fuimos capaces de, por un año, hacer algo a la vez y hacerlo bien, terminaron con el último acorde de Nacho; el otro brazo señalando en ese mismo momento al cielo donde una bola de bronce cayó lentamente con un repiqueteo nervioso, las agujas del reloj coincidentes en lo más alto, y las campanadas, las uvas, el champán y el alquitrán.

Este será mi recuerdo de 2020, el que me dará fuerzas para continuar el camino que hemos iniciado juntos los que seguimos vivos, porque la realidad ha sido demasiado mediocre para que merezca ser recordada.

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