Tres divertidas trialeras y unas vistas espectaculares

El pasado sábado a pesar del 'puente' y de anunciarla como una ruta muy dura, nos juntamos 7 ciclistas para recorrer la Hoya de San Blas. Es una ruta de 70 km en la que tuvimos tramos de carril bici, serpenteantes caminos, la dura subida a la Morcuera... aunque si tuviera que definir con pocas palabras esta ruta, yo diría que tiene tres divertidas trialeras, y unas vistas espectaculares. Una de esas rutas en bici que merece la pena conocer.

- Datos de la ruta -
Fecha: Sábado 4 de mayo de 2013Origen: Estación de Cercanías de Colmenar Viejo
Destino: Estación de Cercanías de Colmenar Viejo (ruta circular)
Distancia: 69.09 km
Hora de inicio: 8:46 - Hora finalización: 18:35
Duración: 9 horas y 49 minutos
Velocidad media: 7.04 km/h
Desnivel subida acumulado: 2.052 m
Dificultad: alta
Otros datos: Fuentes en Soto del Real y en la Hoya de San Blas
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Habíamos quedado en la estación de Cercanías de Colmenar Viejo a las 8:41 de la mañana, la temperatura era un poco fresca, de unos 5ºC, pero el sol nos anunciaba un día muy agradable para pedalear.

Salimos de la Estación con unas buenas rampas iniciales, cruzamos Colmenar Viejo por la Ronda Oeste, y llegamos al carril bici que nos llevaría hasta Soto del Real. La bici de 29" rueda muy rápido y aprovecho para ir calentando un poco las piernas. No me gusta mucho este tramo de carril bici, y menos para la vuelta, que siempre nos pilla con viento de frente.
Tras parar en Soto para rellenar bidones en la fuente, salimos por los caminos en dirección a Miraflores de la Sierra.
Aunque los primeros kilómetros son suaves, la pendiente va aumentando, y veo que todos mis compañeros van metiendo plato pequeño. Yo de momento sigo con el mediano, porque sé que lo más duro no ha llegado todavía. Este tramo tiene las pendientes más duras del camino, más incluso que la subida al Puerto de la Morcuera.



La primera parada para descansar la hicimos en la ermita de San Blas, y de paso aprovechamos para comer algo. Nuestras rutas son así, tranquilas, con muchas paradas, no sé cómo me las apaño pero siempre salgo comiendo en las fotos que me hacen mis compañeros.
Desde el Mirador vemos mirando hacia el Sur el embalse de Santillana y si miramos al Oeste podemos ver a lo lejos la Hoya de San Blas, nuestro destino... aunque primero nos íbamos a desviar hasta el Puerto de la Morcuera.


La subida al Puerto de la Morcuera la hacemos cada uno a nuestro ritmo, no es muy duro, pero es una subida constante que parece no acabar nunca. En las "zetas" vamos viendo que algunos se quedan atrás, es su primer puerto, y van un poco tocados, pero parando varias veces durante la subida conseguimos llegar todos hasta la carretera.

Si algo bueno tiene subir un puerto es las vistas que tienes desde arriba de todo el camino que has dejado atrás. En este caso, las vistas hacia Miraflores de la Sierra bien merecen una foto.

Llegando al puerto de la Morcuera podemos ver al fondo, a media ladera, el camino por el que bajaríamos más tarde. ¡Que ganas de tirarnos por allí!


Últimos metros hasta coronar el Puerto de la Morcuera, y la obligada foto de grupo junto al cartel. Algunos se preguntaban todavía para qué habíamos subido tan alto, si además la Hoya estaba en otra dirección, aunque no les quedaba mucho tiempo para descubrirlo porque se acercaba la primera bajada trialera del día.

Desde el aparcamiento del Puerto sale un camino pedregoso que a primera vista parece muy suave. Todavía quedaba algo de nieve en los bordes, a pesar del calor que hacía. Es recomendable llevar manga larga en esta bajada, más que por el frío, por los roces con la vegetación.

El camino se va complicando, las piedras cada vez son mayores, y empezamos a ver por qué dicen que esta es una divertida bajada para bicis de DH (Downhill o Descenso). Por suerte yo llevo una bici con doble suspensión y ruedas de 29" y eso se nota a la hora de pasar sobre los obstáculos del camino. Aunque siempre he mantenido que más que la bici es importante el que va encima, la verdad es que una buena bici ayuda mucho en estos caminos tan técnicos.

Son algo más de dos kilómetros en los que tendremos que luchar contra las piedras y raíces que quieren dar con nuestros huesos en el suelo. Cruzaremos varios arroyos, incluso seguiremos el curso de uno de ellos durante un buen tramo. Para mí fue una bajada divertidísima, aunque para alguno de mis compañeros aquello fuese peor que un camino de cabras.

Tras volver algo más de un kilómetro por la pista forestal que nos llevó de subida al puerto, nos desviamos por otra pista hacia la Hoya de San Blas. Estamos todavía muy altos, y nos toca bajar hacia la Hoya. Se acaba la pista forestal y empieza la segunda trialera del día.

Siento no tener fotos (la foto anterior es de la ruta que hicimos el año pasado) pero es que no nos dio tiempo ni a pensar en ello y antes de darnos cuenta ya estábamos abajo. Esta trialera, de algo menos de dos kilómetros es muy distinta a la anterior. Empieza con un estrecho sendero, muy rápido, tramos de raíces y escalones, alguna "zeta" muy cerrada, y finalmente muchos tramos de piedras. Una bajada muy rápida y divertida que nos dejaba en el interior de la Hoya de San Blas.



Desde aquí abajo, las vistas las montañas que rodean la Hoya son impresionantes, aunque no menos impresionantes son las vistas del valle que queda a nuestros pies.
La Hoya puede recorrerse por el camino bajo, o por el camino alto. Evidentemente, como todos mis compañeros intuían, nosotros íbamos a coger el camino alto (mejor en estos casos no preguntar). La pendiente no es muy dura, salvo en un par de cuestarrones iniciales, y sin darte cuenta vas avanzando kilómetros y recorriendo circularmente la Hoya en sentido antihorario.
Aprovechamos para descansar y comer sentados en el puesto de vigilancia de los Forestales (km 39.5), y volvemos a parar un poco más adelante para beber en la fuente (km 41).



Durante el recorrido por la Hoya, rodeados por pinos gigantescos, paramos muchas veces para contemplar el paisaje que queda frente a nosotros y hacer fotos, muchas fotos. Merece la pena.


Las vistas que nos encontramos al girar cada curva son más espectaculares que las de la curva anterior. Alguno se aventuraba a adivinar el nombre de los pueblos que teníamos a nuestros pies: Soto, Miraflores, Gualalix... y muchas urbanizaciones. También algunos embalses como el de Miraflores de la Sierra, Palancares (el de Soto del Real), el de Pedrezuela, Santillana, o mirando a Madrid, el embalse del Pardo.


Es una pista forestal suave, con algunos repechos más duros, que sube y sube casi sin darnos cuenta (a alguno las piernas ya le protestaban un poco), cruzando los bosques y salvando pequeños arroyos que bajan de la montaña.

Queda muy poco para el final de la pista forestal, ya en las estribaciones de La Pedriza, y llegamos al que quizás sea el punto con las vistas más impresionantes de todo el recorrido.

Hasta las cabras se acercaron a darnos la bienvenida a su territorio. Aunque se despidieron de nosotros cuando nos vieron trepar por los riscos detrás de ellas.


A nuestros pies, el embalse de Palancares, Soto del Real, el viaducto del AVE, el Cerro de San Pedro... más a nuestra derecha el embalse de Santillana, Colmenar Viejo, el embalse del Pardo, y al fondo Madrid. Las vistas son espectaculares.


Se estaba muy bien allí arriba, en la montaña, pero sabíamos que debíamos bajar al valle. Volviendo por el mismo camino, a un kilómetro sale el sendero que nos llevaría a la parte baja de la Hoya (¡Ojo, que está muy escondido y no se ve tan fácilmente!)

Tampoco tengo fotos de esta bajada, la foto anterior es de la ruta del año pasado.
Esta tercera trialera es la que más gustó a mis compañeros de ruta. Es un sendero muy rápido, no tan técnico como los anteriores, con pocas piedras, algunas raíces, y unas "zetas" peraltadas, muy, pero que muy cerradas. Me costaba trabajo meter una bici tan grande por allí, y en más de una curva me tocó poner el pie en el suelo. Bueno, en el suelo acabé en el sitio más sencillo al engancharse mi pedal en una piedra, por suerte sin consecuencias más allá del revolcón.


Una parada junto al embalse de Palancares, para despedirnos de las montañas, y bajada muy rápida hasta Soto del Real para descansar delante de unas cervecitas comentando los detalles de la ruta, y pensando ya en la siguiente. De los 13 kilómetros que quedaban hasta la estación de Colmenar Viejo no queríamos ni acordarnos.