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martes, 29 de marzo de 2016

Calles tranquilas de un único carril más ancho

Madrid está llena de calles de un solo carril. Muchas de ellas pertenecen a las llamadas calles tranquilas , que son calles que recomendamos utilizar a aquellos que se inician con el transporte en bicicleta.
Suelen ser calles mas residenciales que comerciales donde el tráfico es más de buscar sitio para aparcar o entrar y salir de aparcamientos subterráneos.
Por sus características nunca son la primera opción de ruta para un automóvil por lo que suelen tener baja densidad de tráfico que además se mueve a bajas velocidades debido a que están constantemente interrumpidas por pasos de cebra y cruces sin semáforo. Como además suelen tener arbolado, son calles muy agradables por la menor contaminación acústica y ambiental y por la sombra disponible en verano.

Pero como nada es perfecto, estas calles tienen dos problemas :
1 - Cuando se atascan de coches no hay forma de adelantarlos
2 - Cuando es cuesta arriba, la especialmente lenta circulación de la bici produce una situación socialmente incómoda

Dentro de este grupo de calles tranquilas, existen un tipo especial, que son las que tienen un único carril de ancho mayor de lo normal, excesivo para un único carril y escaso para dos. En estas calles nunca se ha utilizado pintura hasta que ha habido que delimitar las plazas de aparcamiento.
Posteriormente en las que se pintaron marcas de ciclocarril, se hizo en el centro de la calle, como un único carril. Es decir, que para el ayuntamiento por ahí solo debe circular un vehículo a la vez.
Calle Modesto Lafuente

Sin embargo su ancho excesivo empuja a las bicis a desobedecer la ordenanza y abandonar el centro. Ya sea por miedo, vergüenza, cortesía o recordando aquella obligación de vía interurbana del código de circulación de “favorecer el adelantamiento al resto de vehiculos”, el caso es que utilizar esa calle genera dudas y tras las duda viene la polémica.

¿Podríamos decirles a los que utilicen esas calles que sean flexibles y faciliten el paso a vehículos más rápidos? Eso sería renunciar a la función pacificadora de la bici, muy beneficiosa para ese barrio. Pero, aún peor, sería debilitar el mensaje que tanto cuesta transmitir y poner en práctica, el más importante de todos: ”la bici siempre por el centro del carril”.

Entonces, habría que estrecharlos, pero si los estrechamos surgirán los dos problemas antes mencionados. ¿Cómo evitarlo?

1 - Calle atascada que atasca la bici

Partimos de una calle de ancho extra con aparcamiento en línea en ambos lados.
La solución es sustituir el aparcamiento en línea de la izquierda por aparcamiento en batería con la peculiaridad de marcar los carriles más largos (1m) de lo habitual, desplazando las marcas de ciclocarril un poco a la derecha, claro.

¿Qué se consigue con esto?
Pues que el carril quede claramente estrecho y no haya posibilidad de adelantar a la bici que tendrá que circular por el centro. Pero cuando haya una larga fila de coches esperando el semáforo, las bicis podrán pasar por el hueco que queda entre los que esperan y el espacio libre de los aparcados en batería. Este adelantamiento debe hacerse obviamente despacio y con precaución preparados para cualquier imprevisto (puerta que se abre, coche aparcado que maniobra, persona que cruza, etc), pero mientras esté el semáforo en rojo y los coches parados, no es complicado.
Que el espacio en batería esté a la izquierda implica que se va a adelantar por la izquierda y que no van a ser utilizado por las bicis como arcén.
En el semáforo se pintará un adelantabicis.

2 - Calle cuesta arriba: todos a disgusto

Por una parte, el que lleva la bici, pensando que molesta al ir tan despacio y esforzándose por avanzar más deprisa. Por otra, los coches detrás circulando tan despacio y al reducir para no calar el motor y metiendo más ruido y presión a la bici.

La solución es eliminar completamente la fila derecha de aparcamientos dejando la calle con dos carriles normales, marcando el de la derecha como ciclocarril.

¿Qué se consigue con esto?
Pues que los coches puedan adelantar usando el segundo carril y las bicis puedan subir con tranquilidad. Es cierto que como efecto secundario, el aumento de sección aumenta también el caudal de tráfico. Por tanto esta duplicación de carril debe aplicarse exclusivamente en el tramo de pendiente desfavorable. Si este fuese muy prolongado la existencia del segundo carril (izquierdo) debería ser intermitente, de forma que desapareciera cada cierta distancia para volver a aparecer otra vez mas adelante. Un buen punto para su desaparición sería en los cruces y pasos de cebra con y sin semáforo.


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