Crónica de nuestra ruta MTB: Vuelta al Embalse de Santillana. Sábado 7 de Noviembre de 2020
No ha sido fácil volver a la normalidad, ni, seguramente, llamaríamos a esto normalidad hace un año. Como cada sábado, me levanto bien temprano. La de hoy es de esas pocas rutas que convocamos con salida fuera de Madrid. Aun así, aunque se puede venir en Cercanías, la mayoría sigue viniendo en coche. La gente sigue teniendo cierta aprensión al Transporte público, y es por eso, que desde que todo pasó, desde nuestra última ruta "normal" allá por el mes de Marzo, casi todas las convocatorias salen de la capital. Me gusta ir rodando, desde Madrid, es, quizá el momento más libre del día. Madrugar, vestirse el hábito de ciclista y recorrer las calles de Madrid, en sábado, casi vacías.
Al llegar a Plaza Castilla me encuentro con los compañeros que como yo, irán rodando hasta Colmenar Viejo. Allí está Novoa fiel a la cita, como siempre. Nos saludamos con distancia, y señalamos algo verde. Él el lazo del casco, yo el un logo en mi maillot. Es el signo que hemos creado para sustituir los abrazos, esos que no podemos darnos a modo de saludo. Poco después se unen David Seisdedos, Yolanda y K-Li. Y empezamos a rodar. Madrid, ya no está tan vacío como en los días más duros del confinamiento, esos en los que ni tan siquiera podíamos salir de casa. Pero es cierto que se ven menos coches que antes, y los que hay, van más despacio. Se ven casi tantas bicis como coches y eso, pienso a menudo, es lo único bueno que nos ha traído esta pandemia.Desde que a finales de abril nos descriminalizaron para convertir la bici en el transporte estrella para evitar contagios, más y más personas cambiaron el coche y el transporte público (sobre todo éste último) por la bici para sus desplazamientos al trabajo. Ello, unido a la proliferación del teletrabajo en muchas empresas y entidades públicas ha hecho que Madrid esté más vacío.
Esos Buff siempre esconden una gran sonrisa detrás |
A la salida al Carril bici nos ponemos las mascarillas. Son unas especiales para hacer deporte, que se han convertido en el complemento de moda. También ha tenido mucho éxito la re-edición de buffs enbiciados que decidimos sacar este verano con fines benéficos. Una gran idea de nuestra K-Li. Las usamos en zonas como el Carril en las que es previsible más concurrencia con otros ciclistas. Y aprovechamos esa protección extra para charlar. De próximas rutas, pero también del verano. Contra todo pronóstico, no ha sido un año en blanco, sino de cambiar el modelo. Este año, nuestro Camino salió desde Madrid, y volvió a Madrid. No es que evitemos el transporte público, es que en este caso nos apetecía. La única compañía de autobuses que admitía bicicletas gratis, pero sólo 5 por coche, ahora ha aumentado el número de bicicletas. Las nuevas directrices de transporte hacen que no puedan llevar a más de 25 viajeros por autobus, con lo que caben más bicicletas en el portaequipajes.
Aun hoy sigue apareciendo algún compañero protegido hasta las cejas |
En nuestro Camino cargamos de nuevo con tiendas de campaña, como en nuestra TransCAM para tener un lugar para descansar asegurado, porque apenas había alojamientos abiertos, y los que hay, se han encarecido. Los albergues del Camino han reducido camas, y muchos han tenido que cerrar. Así que tras varios viajes pequeños de fin de semana por las cercanías, nos atrevimos a salir en agosto. Fue una experiencia extraña, con pueblos más llenos que de costumbre, porque todos los españolitos este año nos acordamos de que tenemos pueblo. En fin, hablando de anécdotas se nos pasa el tiempo volando hasta que llegamos a Colmenar. Allí los saludos de rigor, de nuevo los abrazos virtuales señalando algo verde mientras nos miramos a los ojos. Y aunque mantenemos las distancias, las risas son las de siempre, la ironía de Novoa, las gracietas de Ezequiel. Y el cariño a los recién llegados. Fue muy duro, aún lo recuerdo, las primeras semanas. Primero, cuando en mayo nos dejaron salir, aún sin salir del municipio. Luego, cuando retrasaron el levantamiento de medidas en Madrid por el repunte. Las primeras rutas en grupo, pequeños grupos "privado" aún. Aprovechamos para explorar cosas, pero, la verdad, no era lo mismo. Luego el verano, por fin con algo de cicloturismo con la "familia". Y en cuanto pudimos, volvimos a convocar rutas. Aún en Agosto, porque al fin y al cabo, este año no es normal. Pero eso ya pasó, y ahora estamos a lo que estamos. Explico las normas a los nuevos, y, como siempre, foto de grupo, con algo más de distancia para que entren todos aun estando más separados. Nos hemos juntado casi 40 ciclistas y como hacemos ahora, rodaremos en dos grupos. Es un poco más de trabajo, con dos guías y dos cierres, pero nos permite mantener mejor las distancias y, como hemos descubierto, incorporar más fácil a los marmotas. Además, y aprovechando esa circunstancia, este sábado nos acompañan Niko, Laura y Eva, porque aunque no es estrictamente una peque-ruta este juego del doble grupo les da justamente eso, mucho juego. Así que nada, dos grupos de salida. Yo guio el primero y Gabriel el segundo, mientras David y Novoa cierran respectivamente. Veinte ciclistas en el primero y otros 17 en el segundo. Tener grupos más pequeños además de evitarnos conflictos permite que rodemos más agrupados sin tener problemas de en mantener las distancias. Hay contacto visual casi entre cada ciclista de cada grupo, y apenas hay que dejar compañeros señalizando aunque cuando hace falta, siempre hay alguien dispuesto. Cuando eso sucede, se queda hasta el cierre del segundo grupo y luego, de un buen calentón, remonta hasta el primero. Salimos por el camino junto a las vías, donde como siempre, Niko sufre un poco para arrastrar el carrito por el balasto. Pero en seguida estamos en las anchas pistas que conducen hacia el Alto del Enebrillo. Recuerdo cuantas veces habremos subido esta suave cuesta. Un paseo para los avezados, un duro puerto para los nuevos. Y sus maravillosas vistas sobre el castillo y el Embalse. Arriba reagrupamos, y juntamos a los dos grupos.
Por supuesto, respetamos las distancias, pero no nos gusta presentarnos 40 en las poblaciones. Sabemos que lo que hacemos lo hacemos bien, pero también que desde la crisis, hay muchas susceptibilidades. Y más en los pueblos que a menudo nos ven como invasores. Así que de nuevo, hacemos la bajada en dos grupos, y aprovechamos para repostar agua en la fuente. Los senderos después de Manzanares son tan divertidos como siempre y llegados al desvío, nos asomamos al embalse. Este año esté especialmente lleno, es una alegría verlo así. Buena parte del mérito es de las lluvias de Abril y Mayo. Pero no nos van a permitir cruzarlo a lo largo como otras veces. Así que foto de grupo, esta vez sí, todos juntos y seguir hasta Soto. La vuelta por el carril bici es como siempre, algo agobiante. Toca colocarse de nuevo la proteccion. Buffs, mascarillas. Al menos hasta llegar a Colmenar. Desde que cerraron el sitio de las hamburguesas, hemos cambiado nuestro punto de cierre de rutas a la terraza del parque. Está más abierto, y aunque hace un punto de frío, nos gusta porque estamos relativamente apartados de la gente y no molestamos a nadie. Bueno, eso, y que las tapas son fantásticas. Son las 5 cuando llegamos. Las cervezas se alargan hasta las 6, 7. ¿Volver a Madrid? Claro, no hay ningún virus que pare a los enbiciados. La prueba es que hemos tenido muy pocos casos, y todos leves. Hay quien dirá que es casualidad, aunque a mí me gusta pensar que es porque nuestro cuerpo está más que acostumbrado a pelear contra enemigos invisibles: Puertos, viento, cansancio. Y dicen que ya están probando la vacuna. Así que pronto, sí, muy pronto, volveremos a la normalidad. A la que nos gusta, esa que incluye abrazos al principio y al final de cada ruta. Quien sabe, quizá para el cumpleaños de Antonio, podamos celebrarlo con un gran festival de abrazos, en barra libre.
Las montañas están cerca. Como los amigos. Por lejos que estén, SIEMPRE sientes su presencia |
Por supuesto, respetamos las distancias, pero no nos gusta presentarnos 40 en las poblaciones. Sabemos que lo que hacemos lo hacemos bien, pero también que desde la crisis, hay muchas susceptibilidades. Y más en los pueblos que a menudo nos ven como invasores. Así que de nuevo, hacemos la bajada en dos grupos, y aprovechamos para repostar agua en la fuente. Los senderos después de Manzanares son tan divertidos como siempre y llegados al desvío, nos asomamos al embalse. Este año esté especialmente lleno, es una alegría verlo así. Buena parte del mérito es de las lluvias de Abril y Mayo. Pero no nos van a permitir cruzarlo a lo largo como otras veces. Así que foto de grupo, esta vez sí, todos juntos y seguir hasta Soto. La vuelta por el carril bici es como siempre, algo agobiante. Toca colocarse de nuevo la proteccion. Buffs, mascarillas. Al menos hasta llegar a Colmenar. Desde que cerraron el sitio de las hamburguesas, hemos cambiado nuestro punto de cierre de rutas a la terraza del parque. Está más abierto, y aunque hace un punto de frío, nos gusta porque estamos relativamente apartados de la gente y no molestamos a nadie. Bueno, eso, y que las tapas son fantásticas. Son las 5 cuando llegamos. Las cervezas se alargan hasta las 6, 7. ¿Volver a Madrid? Claro, no hay ningún virus que pare a los enbiciados. La prueba es que hemos tenido muy pocos casos, y todos leves. Hay quien dirá que es casualidad, aunque a mí me gusta pensar que es porque nuestro cuerpo está más que acostumbrado a pelear contra enemigos invisibles: Puertos, viento, cansancio. Y dicen que ya están probando la vacuna. Así que pronto, sí, muy pronto, volveremos a la normalidad. A la que nos gusta, esa que incluye abrazos al principio y al final de cada ruta. Quien sabe, quizá para el cumpleaños de Antonio, podamos celebrarlo con un gran festival de abrazos, en barra libre.
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