El miércoles era un día de trabajo cualquiera: estábamos en el estudio de grabación en un primer piso en la c/ San Bernardo. Mi amigo ha dejado su bici plegable en la calle atada con un candado endeble (de estos de plástico que venden baratos en casi cualquier superficie de supermercado) y desde la ventana del estudio se veía perfectamente. “¿Por qué no te subes la bici?” le pregunto “pesa mucho” me contesta. Le repetí esta pregunta al menos tres veces y me respondió lo mismo.
La mañana transcurre, miramos de vez en cuando por la ventana para controlar su bici y bromeamos “mira, mira, esas palomas quieren robarte la bici”.
Hasta que, de repente, ocurre. “Mira, mira, esos dos chavales te van a robar la bici”. Y, efectivamente, uno de “esos dos chavales” (uno en una bici de piñón fijo) saca un algo (intuyo que unas simples tijeras) y de un plumazo la bici no está.
Salimos en una estampida escaleras abajo. Corrí detrás del ladrón gritando calle San Bernardo arriba. La gente me iba indicando “se ha ido por allí”, uno incluso se puso a correr conmigo para atrapar al maldito usurero. Mientras, mi amigo se había quedado medio muerto cuatro calles más abajo.
Ignoro como llegué a correr tanto. Cual Forest Gump, seguí persiguiendo al ladrón y cuando casi lo tengo a mano (cerca de la c/ del Acuerdo) aparecen tres hombres trajeados de gris que ante la escena me dicen “no te preocupes, vamos nosotros” (al parecer, eran policías nacionales del ministerio, pero esto no puedo asegurarlo. En cualquier caso, fuerzas de seguridad).
Inmediatamente, lo cazaron y el sujeto gritó “¡soy menor, soy menor!”. Mi amigo llegó al rato así como la policía. Todo el grupo se quedó solucionando el tema de la denuncia y, por supuesto, mi amigo recuperó su bici.
Ha sido una enorme suerte y me siento contento de haber no sólo ayudado a un amigo, sino también haber dado caza a un vulgar roba bicis, que me parece lo más cutre y rastrero que hay.
En fin, sirva esta historia como esperanza pero también como advertencia y llamada: utilicemos todos buenos candados para nuestras bici, seamos prudentes y esperemos que no se ponga de moda en institutos y entre menores el robo de bicis por presumir delante de los amigos o por la facilidad e impunidad que esto supone.
Actualización: Pregunta de la Redacción al lector que nos envía el relato
No queda muy claro cómo huían los ladrones ¿iban montando en bici llevando la bici robada a su espalda? ¿sólo uno de los dos chavales llevaba bici, en cuyo caso es posible que la otra fuera robada también?
Respuesta:
Sí, se me olvidaba comentarlo: los dos ladrones huían en bici: una de piñón fijo y otra la de mi amigo. Como esa zona está en cuesta y yo estaba bien lleno de adrenalina (además he practicado atletismo muchos años) pude darles caza más fácilmente.
Cuando los policías (o lo que yo creo que eran policías) atraparon al ladrón de la bici de mi amigo, el otro (el de la bici de piñón fijo) se fue a toda velocidad. Al volver al trabajo sí que pensé que era posible que el otro también hubiera robado la bici que llevaba. Si es así, podríamos haber evitado dos robos :(
Mi amigo estuvo luego en comisaría y me contó que había otras tres personas denunciado tres robos de bici que se habían producido pocos momentos antes. Decían que Malasaña/ Universidad se está poniendo horrible en tema de robos.
N.de la R. En estos últimos días nos han llegado noticias de 3 robos por usar candados que no duran más allá de 5 segundos a gente que sabe que la U es un buen candado, pero que no es consciente de lo malos que son los otros. No hagáis lo de "si es sólo un recado de 15 minutos" si vais a perder la bici de vista o no tenéis un buen candado.
Recordamos una vez más los útiles
consejos de Pedalibre al respecto: