Soy un usuario de BiciFinde atípico.
Llevo bastante tiempo circulando en bici por Madrid. Controlo y respeto las señales, semáforos y el resto de actores en la caótica circulación diaria. Decisión no me falta a la hora de hacer valer mi posición en la calzada o de ejecutar alguna maniobra que implique cambios de carril. Lo que yo quería del BiciFinde era comprobar la diferencia entre una ruta que podía planificar yo mismo y otra basada en calles tranquilas. Yo circulo por calles anchas, de muchos carriles y circulación rápida. Ése era mi reto: enfrentarme a otra forma de ir en bici por Madrid.
Puntual a su hora apareció Wheels. Hablamos un poco de teoría mientras hacíamos tiempo por si se unía alguien más. No vino nadie.
Enfilamos el camino a poca velocidad, disfrutando de la soleada mañana. Mi primera sorpresa fue descubrir la cantidad de calles tranquilas que tenía cerca de casa. De hecho, obviamos Bravo Murillo tanto a la ida como a la vuelta. Wheels, además de un experimentado ciclista urbano, es un excelente compañero de conversación. Yo había medio memorizado la ruta, así que dejé de preocuparme del camino y me concentré en el paseo, entre batallitas recíprocas.
En poco más de 40 minutos llegamos a mi destino. Nos hicimos la foto de rigor y hablamos sobre cómo candábamos nuestras respectivas bicicletas. Le conté que el día anterior nos reventó la cámara y la cubierta a mi hija y a mí cuando llegábamos a su escuelita y que me tuve que enfrentar a mi primera reparación de ese estilo. Y que solventé la papeleta.
La vuelta fue más fluida, y pude comprobar que se puede llegar a Lope de Haro sin parar en el semáforo de Bravo Murillo, un punto siempre inquietante en mi vuelta a casa (carril izquierdo, parado en medio de dos carriles que bajan y otros tres de subida).
Al día siguiente, domingo, volví a repetir la ruta, esta vez adaptándola a mi gusto, y usando todas las armas que te da la bicicleta (por ejemplo, bajarte y cruzar la Castellana por un paso de cebra, más rápido y descansado que buscar la siguiente glorieta).
A los que estáis indecisos os recomiendo encarecidamente que le deis a estos chicos la oportunidad de meteros en las calzadas de Madrid a lomos de vuestras bicis. Y a la gente como a mí, que merece la pena mirar un mapa para organizar una ruta. Por lo menos, el de calles tranquilas.
Nos vemos en la calzada.
Amando de Ossodio